Envidiar a la democracia colombiana

Recientemente, me permití colocar un nota en Aporrea con el titulo: ¿Los Asesores de Chávez Piensan o él Piensa por ellos? en la cual trataba de abrir una reflexión sobre las cadenas a partir de unos encuentros casuales con amigas y amigos. Recibí varios comentarios, pero uno de ellos fue muy especial porque provenía de una persona (mujer) antichavista. La “discusión” que se produjo con el intercambio de varios correos, me despertó un interés, no por haber captado una sorpresa  en las pocas palabras escritas a través de los correos, sino porque uno se encuentra con una rutina en las que se mezcla el racismo, el odio, la falta de información (o desinformación), la falta de lectura y por supuesto, no tenía que estar ausente en este intercambio, una particular forma de descalificación.

La primera nota que recibí tenía línea y media “escrita” y lo esencial del mensaje, estuvo “hermosamente ilustrado” con dos términos: babosada y me da lástima. El termino de babosada estaba dirigido para calificar al Presidente y el de “me da lástima”, que fue muy usado, fue un término para ubicarme o calificarme. En un segundo o tercer correo con la misma extensión, me calificó de parcializado y le sugerí leerse la nota porque en ese trabajo y otros escritos, siempre he manifestado una posición crítica. En otro, la señora calificó a Chávez de “comanducho/ liderucho” y después envió otro  para reclamarme que “ese comanducho” aún no se había pronunciado por el proceso de elección democrática de Colombia.

El último mensaje que leí, fue un “corta y pega” de un artículo que se publicó en El País de España el domingo 20/06/2010 con el titulo de “Envidando a Colombia”. Hoy me entero, que el texto enviado se corresponde con este artículo porque  acabo de leer un trabajo en Rebelión que hace alusión al trabajo “envidiando a Colombia”. En casi todos los mensajes que le enviaba a la señora, muy en broma, le pedía que aprendiera a leer, pero ahora reconozco que esa falla es hoy una realidad. El antichavismo enfermizo y el proceso de condicionamiento en el que están inmerso les impide leer y contextualizar las informaciones.

Veamos muy ligeramente ese proceso de falta de lectura y de adoctrinamiento que ocurre por el trabajo de los medios. El encabezado del artículo en El País comienza con esta palabras: “Hoy mientras los colombianos eligen democráticamente a su próximo presidente, millones de sus vecinos lo están envidiando y con razón”

Ahora fijémonos porqué ellos dicen debemos envidiar a Colombia y las razones que nos asisten para no envidiarla

1) “Envidiaran, por ejemplo a un país donde un presidente con enorme apoyo popular y obvias ganas de seguir gobernando acepta abandonar el poder e irse a su casa (….) porque así lo decidió un tribunal”. Por supuesto, si no se sabe leer, esta situación luce como una “verdad”. No se registra el siguiente hecho: Uribe perdió un referéndum para reformar la constitución y después logro reformarla con la compra de unos diputados. No se “acuerdan”, porque no saben leer, que una diputada confesó haber recibido dinero de Uribe para votar positivamente la reforma. Por esa razón el tribunal mandó a su casa a Uribe.

2) “Hoy mientras los colombianos eligen democráticamente a su próximo presidente, millones de sus vecinos [Los venezolanos suponemos] lo están envidando y con razón”. Omite el artículo que aún los colombianos no conocen los resultados de las elecciones parlamentarias. No sorprende para nada, la manera de celebrar unas elecciones manuales de las cuales aún no hay resultados. Hay venezolanos que son frenéticamente electrónicos pero que tienen su regreso a las cavernas.

3) “Y luego están las fuerzas armadas revolucionarias (FARC), esos sanguinarios mercenarios que, disfrazados de luchadores sociales, han sobrevivido gracias al narcotráfico y el secuestro. Esta cruel guerrilla ha aterrorizado durante décadas a los colombianos”. Obvia el artículo y la persona que me envió la nota, por “ignorancia”, falta de lectura o adoctrinamiento, uno de los hechos más notorio de la realidad colombiana y que toma sentido en la formula paramilitar que el Estado colombiano conformó (con el apoyo de Uribe) para descuartizar y enterar en fosas a cientos de campesinos colombianos. Precisamente hoy, ese líder democrático que es Uribe, tuvo que pedir perdón por el asesinato del senador Manuel Cepeda.

No tengo que envidiar a Colombia, porque en ese país existen cientos de fosas descubiertas (y otras que aún no) en las cuales se han encontrados cientos de pedazos de personas que fueron descuartizadas por los paramilitares. No puedo envidiar a Colombia como democracia, porque ese país, es el segundo del mundo con mayor nivel de desplazamiento humano producto de un conflicto violento, cuyo origen se explica por el asesinato de un líder que no era bien visto por la democracia oligárquica. No es un una cosa para envidiar, el dato que ofrece el alto comisionado para los refugiados de las Naciones Unidas que precisa que el número de desplazo para la fecha de ese informe (2007) estuvo en el orden de los 25 millones[1] . No tengo razones para envidiar a la democracia en Colombia porque el asesinato de líderes sindicales y periodista es un hecho muy frecuentemente. Una Parte importante de los diputados colombianos fueron electos con el trabajo de los paramilitares y eso no es un acontecimiento para envidiar

No puedo envidiar la democracia de Colombia, porque el más elemental sentido común me dice que en Venezuela hay más colombianos que venezolanos en Colombia. Alguna razón política y económica tendrán esos colombianos para estar aquí y no en su patria.

evaristomarcano@cantv.net



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Evaristo Marcano Marín


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