La gestión integral es la revolución

El concepto de integralidad se menciona constantemente en todos los discursos que le escuchamos a nuestros dirigentes, pero sin embargo no dejan de estar muy lejos de convertirse en hechos concretos, priva más bien el concepto de parcela y el egoísmo en los proyectos que llevan adelante cada uno de estos dirigentes, sin que entiendan o vislumbren que este celo en sus gestiones es lo que los debilita. ¿Por qué pasa esto? No puedo entenderlo más que como el deseo de cada funcionario de que “sus proyectos” lleven una sola firma, la suya. Ante la importante tarea que es desarmar una sociedad que solo produce consumidores para el capitalismo y crear la sociedad socialista, es vital entender que sin acciones integrales estaremos arando en el mar.

Cuando se genera cualquier idea en la revolución, este exceso de protagonismo por parte de las instituciones, ministros o funcionarios de menor rango termina convirtiéndolo en un proyecto que solo incluye la visión del organismo que lo genera y tristemente la falta de convocatoria a las demás instituciones se convierte en debilidades que en muchos casos terminan creando un proyecto que no logran impactar con la fuerza necesaria dentro del proceso. Cada proyecto que genere cualquier institución se enriquecería enormemente si logramos que los funcionarios a cargo convocaran a las demás instituciones y que cada una de ellas haga los aportes desde sus visiones.

En una visita a una ciudad agrícola socialista, por ejemplo, pude ver como esta falta de integralidad generó que este proyecto, hermoso y tan necesario, presentara grandes fallas. ¿Se puede concebir que una ciudad nueva, de 2.000 viviendas, se construya sin que cada una de estas casas tuviese instalado servicio de gas por tuberías? Pude ver la molestia de sus comuneros al tener que pagar a un capitalista que se beneficia de este error y que con su camión les vende la bombona de gas pequeña que está regulada en 3.000 Bs. a 12.000 Bs. Igualmente el servicio de transporte público solo consta con dos unidades, una de las cuales está dañada, lo que por supuesto creó que camioneteros particulares asumieran el transporte y les cobre 6.000 Bs. el viaje a la ciudad más próxima ¿Puede ser justo que una población que ya se acerca a los 4.000 comuneros tenga que gastar una buena tajada de su salario, que es salario mínimo, a los capitalistas usureros que están negociando con las fallas? No tiene ninguna actividad de cultura. ¿Hubiera sido igual si se hubiese convocado al Ministro de Cultura, al de Transporte, al de Salud, al de las Comunas? Definitivamente no, hubiese sido mucho mejor.

Ante todas estas deficiencias aun no se permite el abordaje integral ni siquiera para corregir las fallas. Esto es un gran error. Una sociedad agrícola socialista termina convirtiéndose en un terreno virgen donde renacerán las malezas de la sociedad que pretendemos transformar. Con tristeza veo como los comuneros, que pretendemos forman como pioneros del socialismo, terminan convirtiéndose en pequeños capitalistas que revenden ropa, que revenden insumos, que crean “abastos” en sus viviendas y en donde gran parte de la población, en sus tiempos libres, se dedica al consumo de alcohol por no haberse previsto el abordaje cultural. Esa ciudad tiene una gran población infantil, a la que se le brinda su educación es verdad, pero que no se atiende en sus tiempos libres. ¿No es ese tiempo el que debería usar la revolución para educar y formarlos en los valores socialistas?

Yo quiero hacer un llamado a cada funcionario de nuestras instituciones para que puedan concientizar que su función al frente del cargo no debe ser asumido para rendirle cuentas a nuestro Comandante Presidente, esto es un grave error, hacer las cosas para buscar la gracia de Chávez es un grave error. El deber de cada funcionario es con el pueblo, antes que nada es un compromiso con su pueblo y con su revolución. Quiero invitar a todos para que reflexionen sobre lo que verdaderamente es la integralidad.


Integralidad es convocar, es repartir tareas, es abordar entre todos. Muchos proyectos llevados adelante por nuestros ministros, podrán ser enriquecidos y repotenciados tan solo con convocar a otros funcionarios de distintas dependencias y pedirles sus aportes. Debería ser una norma crear mesas de trabajo interinstitucionales para el abordaje de cada proyecto.

La cultura es la mejor herramienta para la creación de la mujer y el hombre nuevo. Cada proyecto del estado debería convocar a este ministerio antes de emprender cualquier proyecto y que cultura les apoye con propuestas que estoy seguro lo enriquecerán enormemente y se proyectará en la necesaria forja del verdadero revolucionario. Cultura y salud, salud y transporte, infraestructura y deportes, todos los ministerios deben entrelazar sus actividades y crear grandes fortalezas en los nuevos y en los viejos proyectos. Yo puedo asegurarles que la ciudad socialista agrícola que puse como ejemplo, sería una plataforma fabulosa para que Farruco, por imaginar algo, desde la cultura logre superar que los compatriotas no tengan actividad alguna que hacer en las horas fuera de sus jornadas de trabajo, seguro estoy de que en pocas semanas se colocaría una pantalla para exhibir películas al aire libre todas las noches y luego de ellas se crearan buenas discusiones populares que estimularían el sentido crítico de los comuneros, que se formarían activistas para dirigir y estimular a la población infantil, que se imprimiría un diario, que se fortalecería la emisora de radio comunal, que se construiría un anfiteatro donde se invitaría a colectivos artísticos de otras regiones, que se entrelazaría a este colectivo con otros por medio del intercambio cultural, así cada otra institución podría hacer sus aportes. Solo hace falta una cosa: que quien lleva adelante las riendas de este proyecto los convoque y entienda que ya una vez hecho realidad este proyecto le pertenece al pueblo que allí vive y que visiones egoístas tan solo apuestan a que se desvirtúe el sentido de las cosas necesarias para la nueva patria que debemos construir.

Integralidad es el llamado que siempre nos hace nuestro comandante presidente, nos pide que estemos con el pueblo, que seamos pueblo, que pensemos como pueblo. Cada uno de nosotros tiene la obligación de corregir errores y de aportar esta integralidad, sin ella seguiremos en la política de la cuarta república, de las parcelas en donde cada funcionario vive obsesionado tan solo por lograr el reconocimiento del presidente, más allá de esto se debe buscar el reconocimiento del pueblo, que una vez logrado será el mejor obsequio que podamos darle a nuestro presidente y a nuestra revolución.

Venceremos.

raulhbracho@hotmail.com



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Raúl Bracho


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