Jorge Rodríguez: un compromiso

A lo mejor puedo ser subjetivo. Sola una vez vi y oí a Jorge. Casi siempre asistía a los eventos que para aquel momento, previo al nacimiento de la Liga Socialista, realizaban las organizaciones de izquierda en Venezuela. A partir del segundo lustro de los 60 pude escuchar los discursos de la mayoría de los dirigentes de aquella época, en su totalidad perseguidos y detenidos por sus posiciones políticas, hoy una gran parte de ellos sin continuidad con lo que decían y compartiendo con felicidad al lado de lo más selecto de los operadores políticos de la oligarquía nacional y el imperio.

Me imagino el pesar, más que indignación, de los hoy viejos luchadores obreros, estudiantes y combatientes populares que compartieron, de manera distinta y con dignidad, parte de sus vidas en luchas diametralmente opuestas a las que ahora asume ese gran grupo de lideres transmutados.

Pero a la vez nos gratifica ver la gran cantidad de luchadores, viejos revolucionarios que se mantienen en la pelea, muchos exmilitantes pasados a retiro por diferentes causas y que hoy se activan y se enorgullecen de un pueblo joven que produce hechos inéditos y consolida caminos que vuelven a trascender fronteras.

La conducta consecuente es una fortaleza para vivir la vida, independientemente del grado de militancia. Hay casos de quienes se apartaron sin prometer nada y se ven como una extensión en sus hijos, los cuales han abrazado los mismos ideales. Parece como una suerte genética que se amalgama entre los que tienen que trabajar, de verdad verdad, para sobrevivir y que han adquirido responsabilidades desde temprana edad y que después se han planteado compromisos políticos. Es decir, gente seria que saben que los errores en la vida cotidiana tienen un costo y que al pasar a los compromisos políticos se aceran y cuando no los pueden cumplir uno siente en su retiro dolor, pero consistencia en su dignidad y solidaridad. Muchos de ellos ahora incorporados con aquella vitalidad juvenil, viendo lo que otros deberían ver, mucho más allá de los defectos de un proceso plagado de oportunistas: la potencialidad de esa combinación de pueblo, individuos y momento histórico que pocas veces conjugan y amalgaman tiempos de revolución, de confrontación de clase.

Como no lamentar que todos esos cuadros hoy no estén montados en este proceso, acompañando esa experiencia que el pueblo se dió al optar por Chávez, quien para orgullo de todos, y sorpresa de muchos, reivindica ese pasado de luchas y cantos junto al pueblo y sus caídos.

A Jorge lo vi y oí en el Aula Magna de la UCV, era de esos luchadores a quien se le veía a flor de piel la cualidad revolucionaria que caracteriza a esos lideres de talla de los que se cuida tanto la oligarquía y el imperio, con su saco gris, su porte de consistente dirigente, sin alardes, sereno, consciente de que su compromiso transcendía tiempos. Organizador, con el discurso para armar políticamente e incanzable propagandizador de la unidad. Sin duda alguna estaría con el viejo Soto descifrando las claves de este proceso, cualificándolo y profundizándolo mucho más allá del legado pedagógico que nos dejó su conducta y quehacer revolucionario.

Salud por los irreductibles enamorados de la vida y que no pensaron en peligros a la hora de luchar junto a los pobres de la tierra.




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Juan Afonso


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