Reseña de una crisis procaz, en lenguaje vulgar

2007 había finalizado con un sombrío panorama para Wall Street: con pérdidas, con caídas pesadumbrosas, con alzas engañosas. La crisis crediticia comenzaba ya a oscurecer el panorama para este 2008. Los precios de las viviendas comenzaban a caer y, con ellos los nuevos propietarios de las viviendas, por no poder pagar sus hipotecas en el “lassefairoso” Estados Unidos. Dichas hipotecas habían sido “empapeladas” y sus títulos habían recorrido medio mundo a través de sus colocaciones en el mercado internacional. ¿Qué hacían entonces los bancos con esos bienes en su poder que sólo valían una parte -y marginal- de esas deudas? ¿Cómo garantizaban los papeles que habían emitido con esas hipotecas como garantía? Un verdadero escándalo en gestación. Y así sucesivamente, mientras que los ejecutivos de esas “eficientes” corporaciones privadas, se metían unos bonos extras, no sub, sino más bien prime plus; o, vergatarian prime, diría yo más bien en lenguaje apropiadamente tecnocrático…

Pues bien, las piernas comenzaban a temblar no obstante que el rostro se mostrara seguro y confiado. Bush, por su parte, rascao o atabascao, balbuceaba que no le tocaran el mercado ni con el pétalo de una marihuana, o, de una margarita, dependiendo de su motivación ad hoc, o de temporada. Comenzaba a caer también la producción industrial, la fabril. Merril perdía de entradita (y perdonen la confianza), cinco mil quinientos millones. Ni los suizos se salvarían, pero querían saber quién era el responsable de todo este desgarbo del capitalismo salvaje. El desempleo aumentaba en Estados Unidos, mientras que la creación de nuevos puestos de trabajo era menor a la prevista. El precio del petróleo alcanzaba, por primera vez en la historia, los cien dólares americanos y, muy pronto lo rebasaría hasta alcanzar los ciento cuarenta y pico, y larguísimo ese pico. Pero el precio del oro también rompía record; no se crean. Nosotros, en Venezuela recibíamos el 2008 con moneda nueva, con algo de inflación, pero fuerte crecida del PIB. El Banco Mundial incluso decía que las economías en desarrollo amortiguarían la caída de Estados Unidos. No se notaba alarma por el precio del petróleo, que podía alcanzar los 200 dólares, tal como lo presagiaban algunos expertos. Pero la ONU anunciaba una recesión global. Europa acotaba que no se habían previsto los desequilibrios por los biocombustibles. Los precios internacionales de la soya, del arroz, del maíz y del trigo (como en “Los patitos dicen”) se ponían por las nubes, y comenzaría a desatarse una cagante inflación en el precio de los alimentos. Pero el pavor se apoderaría de pronto de las bolsas en Asia y Europa por sus caídas estruendosas, debido a los crecientes rumores de una inminente recesión en Estados Unidos, que, como sabemos, es la primera economía de este mundo, para su desgracia. No obstante, Soros afirmaba que no habría recesión mundial… Y China con el mayor crecimiento de sus últimos dieciocho años, y, con Latinoamérica creciendo también por varios años, a un nivel moderado, pero creciendo.

De repente el gobierno británico entonces nacionaliza un banco: el Northern Rock tras no responder a un intento de reflote, mientras en Alemania estallaba un escandalazo por el descubrimiento de la gran evasión de impuestos por parte de los más ricos. ¡Ay, papá, la cosa como que comenzaba a ponerse peluona! Se insistía en que la crisis no afectaría a Latinoamérica porque había aprendido las lecciones del pasado y había optado por la diversificación, a juicio de Juan José Dalboud, del Banco Mundial, y la ONU advertía sobre el incremento mundial del precio de los alimentos, cuando el mismo Banco Mundial, advertía, sobre la misma crisis alimentaria y, el Fondo Monetario Internacional, entraba en bancarrota, y comenzaba a vender su oro en pública almoneda, como para reducir su déficit fiscal creciente. Lula, por su parte insistía, en que no eran los biocombustibles los que generaban el aumento de precio de la “papa”, sino los subsidios a la agricultura en una crisis que se estimaba larga de forma preliminar.

El famoso PIB como que comenzaba a pasar de moda entonces en eso de medir el nivel de bienestar de las naciones. Europa perdía, en la OMC ante América Latina, en el asunto de los cambures provenientes de varios de sus países. No habrá recesión mundial porque América Latina y Asia “tirarán del carro”, sostenía optimista Jeffrey Sachs, mientras que la cumbre de la FAO era un fracaso rotundo en Roma. Pero siempre hay alternativas meneándose. En España, por ejemplo, la industria del sexo estaba facturando ya 470 millones de euros. Imagínense cuánto en Estados Unidos, junto a la droga y otros artilugios propios de su ética. (Esto es emeteriano, ¡y que conste!)

Y la crisis alimentaria parecía que comenzaba a pasar, debido a que la gran América Latina se erigía como la gran productora de alimentos en este mundo averiado y convaleciente. Pero Stiglitz, decía, que la financiera sería larga y tendida como crisis, con el agravante de que, los premios nóbeles, declaraban no saber como superarla. ¡Veergaa! ¿Y entonces? ¡Si ellos no lo saben!... Pero bueno, chamín, tengamos fe en el “Platón del Saladillo”… o si no, en María, se atreve a sugerir este que está aquí. Tendremos que llamar a María… Es lo que resta. ¡Qué le vamos hacer! El consuelo que tenemos es… que habiendo menos pobreza en este perro mundo, hay sin embargo más pobres. ¿Cómo les parece? Es la celestial lógica del capitalismo. Pero bueno, algo es algo. Tengamos paciencia unos quinientos años más, y déjense de mariqueras y demás actitudes “terroristas”. ¿Pero quién carajo hundió la economía mundial, entonces? no dejamos de preguntarnos algunos despistados. Y ya no puedo contener más mi compulsión a las groserías, pero soy del pueblo, y, aunque las diga, también tengo derecho, no me joda. (Bush no las dice, pero con su lacónico lenguaje la caga, la caga y más la caga. Como los escuálidos y fascistas de aquí). ¿Será esto por tanto el fin del mercado en Estados Unidos que, incluso niega su responsabilidad en esta debacle de mierda por boca de Bush? (¡Qué bolas!, exclamábamos al unísono en mi batallón!) El intervencionismo no es la solución, decían por allá en España. Se produce un seísmo bursátil. El primer banco hipotecario de Gran Bretaña le fallan las piernas y se ve obligado a guindársele del cuello al Lloyd's TSB. Las nacionalizaciones emprendidas por el “trotskista” Bush no paraban la caída de Wall Street. Obama y MacCain comienzan entonces a debatir en el mierdérico lenguaje populista ese, mientras Morgan Stanley pedía cacao con la soga al cuello, y, algunos fondos españoles, entraban en franca peladera de bola… Hasta la buena vida francesa estaba palo abajo, pues, unos tres mil restoranes tuvieron que bajar, quizás para siempre, sus ruidosas santamarías…

Salen entonces los bancos centrales, sirenas en ristre, al rescate; al tiempo que Europa busca gas en el Sahara para no depender de la maleducada Rusia, y proponían, en Estados Unidos, abrir la condenada explotación petrolera -cerca de las costas- presumiendo que para evitar la dependencia de la rebelde y arrecha Venezuela. Bush continúa con su frenética posición, ahora, de intervención del Estado en el otrora sacrosanto mercado. No sabemos si producto ello de la “caña”, o de la otra cosa… ¿Qué pasa con la “todopoderosa” mano del mercado entonces que no se mete, coño? ¡Ven mano mía, métete por entre mis piernas veloz y llega hasta el meollo mesmo! parecían gritar algunos fundamentalistas partidarios de ella. Y la mano nada. Como muerta. Y la prensa gringa, muy prudente, midiendo mucho sus palabras al hablar de la crisis. Incluso la venezolana haciendo lo propio, ya que no es más que un apéndice de orilla de aquella. ¡Que tristeza! “Triste destino el de los marinos”. El secretario del Tesoro gringo clama al cielo arrodillado para que el congreso apruebe el plan de salvataje, y lo que hace es llover más “caídas”, cuando el incansable Chávez iniciaba una nueva gira internacional (Cuba, China, Rusia, Francia, Portugal) y una nada despreciable escuadra rusa, con el enorme Pedro El Grande encabezándola, arrancaba hacia Venezuela para realizar algunos ejercicios con nuestra Armada Bolivariana. Calistenias nada más. Nada para preocuparse. ¡Tranquilo, condestable Juan Manuel Santos de la Concha y del Pentágono! Y los precios del petróleo, que venían en barrena, de pronto suben veinticinco dólares en un día. ¡Mierda, qué rebotazo! ¿Algún chorro de agua financiero del cual asirse? No sé. ¡Vaya usted a saber! Y la pobre Pemex, en el calderón, apoyada por la gran prensa para ser privatizada, cuando el plan de rescate de Bush no convence a las bolsas y ni siquiera a los bolsas europeos. Se comienzan entonces a inquietar los sacrificados consumidores gringos, y, el plan de rescate, demorándose más que el coño. Las [y los] bolsas síguense deprimiendo, vale. Y se me ocurre preguntarme entonces: ¿Sería acaso el pajúo de Greespan el culpable de todo este mierdero? No sé. Habría que ver bien la vaina. Lo que si me niego creer, es que Bush lo pueda ser, porque este caballerito apenas es capaz de concebir el más elemental pensamiento. (¿La caña, mano, la caña unida a lo otro!..).

El gobierno interviene más y opta entonces por ponerle límites a las ganancias de la “meritocracia” gerencial de las empresas objeto de este arrechísimo y costosísimo salvataje. ¿Sopotocientos mil millones de dólares? ¿O más? Participe en este concurso; adivínelo. Bush se muestra cagao, lo que ya no es capaz de ocultar, ni su maquillaje de última generación; y, mientras más cagao se torna el pobre, entonces envía más y más caña a su seguro resentido buche, que más no aguanta. En fin, todo un totun revolutum ha resultado esta experiencia de comienzos de siglo, en un verano, en una primavera, y luego en un otoño históricos, sin saberse hasta dónde pudiera serlo este inviernito que se nos avecina.

Pero China e India han ayudado a la economía latinoamericana. Hasta Rusia ha propuesto montar una fábrica de equipos militares en Suramérica, donde la CIA conspira para evitar su integración, mientras Ecuador propone una moneda común y, el joven Niemeyer, deja el proyecto de la Universidad de la Triple Frontera, como símbolo de esa integración. Norte es norte y sur es sur, había dicho Alberto Parra de manera sentenciosa ya. Y, mientras todo este mierdero se encuentra en “pleno desarrollo”, nosotros aquí guapeando con nuestro visionario Chávez al frente, pero amenazado de muerte por unos convictos pandilleros. ¿Cómo les parece? De no creerse, ¿verdad? Bueno, que se atengan a todas las consecuencias, si algo le pasara, me parece haber advertido en las palabras de Diosdado Cabello, quien, como Rondón, todavía no ha peleado.

canano141@yahoo.com.ar


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Raúl Betancourt López


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