El objetivo fundamental del fascismo es instaurar un sistema político autoritario y totalitario, caracterizado por un líder dictatorial, la supresión de la oposición y el culto a la nación. Los regímenes fascistas buscan el control total de la sociedad, incluyendo la economía, la cultura y la educación, para lograr una "comunidad orgánica" Hay que distinguir entre un fascismo histórico, que es el régimen que, a partir de Italia, marcó la historia del siglo XX y se extendió a Alemania y a otros países europeos en el período entre las dos guerras mundiales, de lo que se suele llamar fascismo después de 1945, que se refiere a todos aquellos que usan la violencia en movimientos de extrema derecha. Está muy cerca del fascismo, la definición de extrema derecha y totalitarismo que siempre fueron contrarias a los principios de la Revolución Francesa.
Desde el Mayo Francés en 1968, el término "fascista" se generalizó para caracterizar el totalitarismo agresivo de las tecnologías del poder liberal. Los cambios sociales producidos por la transición económica, durante la segunda mitad del siglo XX estaban siendo analizados desde esa perspectiva, por los filósofos y teóricos franceses más influyentes de esa época, quienes manifestaron que la sociedad del consumo y el espectáculo habían triunfado en un mundo cada vez más complejo e interconectado. Durante la década de 1970, llegó a esbozar una crítica en tiempo real del consumismo hedonista que estaba imponiéndose en Italia, proceso liderado por un poder cuyos rostros eran transnacionales y que no dudó en calificar como "una forma fatal del fascismo" por el hecho de que su pragmatismo tiene solo un fin: "La reorganización y la homologación brutalmente totalitaria del mundo".
Fascismo social que integra el totalitarismo del mercado y los dispositivos económicos del neoliberalismo con las consecuencias sociales (miseria y exclusión) en sistemas democráticos liberales. En definitiva, un régimen social y civilizatorio con diferentes formas de sociabilidad que apunta hacia un mismo objetivo: "La completa rendición de la democracia ante las necesidades de acumulación del capitalismo". La Enmienda XIII de la Constitución estadounidense, que abolió la esclavitud en 1865, incluyó una cláusula peligrosa: la servidumbre involuntaria quedaba prohibida, excepto como castigo por un delito. Este vacío legal permitió el surgimiento de un sistema penitenciario que, en la práctica, reinstauró la esclavitud bajo otro nombre. Las cárceles se convirtieron en fábricas de mano de obra gratuita, donde los reclusos en su mayoría negros y latinos son obligados a trabajar por salarios ínfimos o, en muchos casos, sin remuneración alguna. Empresas multinacionales se benefician de esta explotación, que genera ganancias millonarias mientras perpetúa un ciclo de pobreza y marginalización.
El fascismo, se identifica con el uso de la violencia mercenaria, criminal, de color como método de desestabilización política, el exterminio del otro como estado de tensión psicosocial y práctica ocasional, el desconocimiento de las instituciones venezolanas, como juego de suma cero, el reclamo imperial de intervención militar, el sentimiento hiperreligioso a favor del sistema capitalista en su fase neoliberal, la adopción de una postura geopolítica y civilizatoria respectivamente proestadounidense y prooccidental.
Todas estas variables son verificables en el discurso y la praxis de una parte importante de la dirigencia opositora y de cierta, aunque minúscula, base social de sus seguidores, sobre todo las que han protagonizado las jornadas golpistas de 2014, 2017, 2019 y 2024. En todas ellas, María Corina Machado ha tenido un papel estelar. Con los totalitarismos expansionistas de Adolf Hitler y Benito Mussolini se establecieron los parámetros ideológicos y morales de un campo político que había industrializado el crimen racial, basado en los sentimientos de rabia y revancha