Las revoluciones o son espirituales o no son revoluciones

Durante estos sensibles momentos por los que transcurre el devenir de esta humanidad, ya ningún paradigma clásico o moderno nos sirve para explicar y comprender esta dinámica confusa y compleja.

En este orden de ideas, quienes ya perciben una secuencia irreverente, completamente en desacuerdo a la lógica cartesiana, se plantean otro panorama, que no ausente de controversias e incertidumbres, luce pertinente y necesario a la luz de los enfoques vivenciales individuales y colectivos. Pero ese panorama no emerge de una concepción  teórica nueva, más bien se basa en perspectivas antiquísimas cargadas de memoria histórica, misticismo puro y espiritualidad profunda.

Los discursos tradicionales, cargados de argumentos finamente adornados de retórica y constructos teóricos, embelesados por la prosa de aquellos ensayistas y autores emergidos de una sociedad de repetidores, ya no convencen a nadie.

En este sentido, todo el rebaño repite: me gusta  o no me gusta, pero en ambos casos es la respuesta que esta sociedad en decadencia espera de quienes ya no tienen memoria y menos deseos de recuperarla. Cada rebaño repite un discurso inventado por el eje dominador que solo quiere enfermos de poder, placer y dinero; y por supuesto, ese discurso se convierte en la verdad absoluta para generar expectativas falsas. Cada grupo se erige como la alternativa ante quien lo adversa, actuando en consecuencia con la misma naturaleza manipuladora de su contrario. Esto los descubre como la misma esencia con diferente recipiente.

Esto está claro para quienes ya no ven la diferencia. El sistema no es que entra en crisis. El sistema muta hacia lo que parece una alternativa cargada de lógica, y para ello inventa transformaciones de papel, destinadas a desaparecer como desaparece todo aquello que emerge de una concepción y perspectiva egocéntrica de la vida. Al no ser real, quienes se deslumbran ante sus aparentes libertarios paradigmas, permanecen en la ilusión, convertidos en antorchas impregnadas de fanatismo. El dogma los ciega y las guerras son el único camino. El sistema aplaude. El rebaño busca  el culpable, sin darse cuenta que va delante de él. Si, el sistema manipulador  que controla todo en esta sociedad del egoísmo, prende fuego y luego se disfraza de bombero. Crea paradigmas basados únicamente en el pensamiento para que con la lógica cerebral del hemisferio concreto, basemos la vida en el tener, poseer, retener, controlar, atesorar. Y así con esos ingredientes de la ignorancia, buscamos afanosamente la felicidad en los ásperos y pálidos destellos de los placeres que nos venden  como socios o más bien esclavos sin saberlos, en esta sociedad de deudores.



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Héctor Honorio Rodríguez Orellana

Ingeniero Agrónomo (Universidad Central de Venezuela), M.Sc. Desarrollo Sustentable de Territorios Rurales(ESAT), Dr. en Ciencias para el Desarrollo Estratégico(Universidad Bolivariana de Venezuela),Profesor en Agroecología(UBV), Fundador de Fundagraria (Fundación Ecológica).

 forimakius@gmail.com

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