¡Robusteza del Chavismo se da más en su raíz que en sus ramas!

El Comandante Chávez es un destello en la oscuridad del neoliberalismo del mundo contemporáneo, hablo de él en presente histórico porque su ostensible presencia hoy gravita vigorosamente en la vida del pueblo venezolano.

De pensamiento organizado, ¿quién lo duda, quién?, y mirar en gran perspectiva, en perspectiva profunda, el Comandante Chávez nos sigue hablando a diario; su arenga semanal en “Mazo Dando” y de la que el patriota Diosdado es artífice de que esa arenga le entre a uno hasta por la piel, es a mi modo de ver la piedra angular de su discurso revolucionario y bolivariano; arenga que por cierto yo en lugar de Diosdado la haría traducir para que el tiburón que merodea con su bocota abierta, y más que ese bicho, el hermano pueblo norteamericano sepa que  “...bastante historia hay aquí…” y para muestra, nomás una ñinga, he ahí la performance del General Domingo Antonio Sifontes cuando hizo correr a los piratas becerros británicos de nuestro Esequibo.

Siempre que tengo la oportunidad de oír y ver en la pantallita la expresividad de nuestro Himno Nacional Gloria al Bravo Pueblo y en la que el Comandante habla, me fijo atentamente en el instante en el que él pronuncia la palabra Pueblo y al efecto infiero que es como si él saboreara esa palabra, dado el énfasis que pone ahí.

Hay que discurrir a fondo lo que significa la palabra pueblo porque la historia va tumbando conceptos y creando otros nuevos, inclusive hay el peligro de que un pensamiento político se convierta en pensamiento religioso porque a veces las ideas y las palabras que lo expresan se corroen como el hierro, razón por la cual  rechazo que un político mezcle la gimnasia con la magnesia e incorpore ideas religiosas al ideario político pero ese es otro tema. Aclaro no obstante que nuestro Comandante Chávez muchas veces citaba al Cristo, sin que para nada eso fuese óbice para que el más sempiterno iconoclasta de la política, hombre sin religión, dejase de admirarlo como lo admira hoy y para siempre, me consta. 

Dios no hizo al hombre, el Hombre hizo a Dios, el hombre hizo a Dios. Si a ver vamos –desde luego– desde mi modesto punto de vista, y por las presuntas evidencias de Cristo, pienso que éste imaginó a un Dios al que nunca miró, o sea, que Cristo hizo a Dios y otros hombres que siguieron al Cristo afianzaron esa perspectiva de que exista un Dios, éstos también hicieron a Dios de alguna manera y por eso yo digo que Dios no hizo al hombre sino que el Hombre (Cristo) y el hombre (tú, yo no) hicieron a Dios y lo siguen haciendo porque ese Dios parece ser evolutivo, inacabado para bien o para lo contrario. 

Muchos, como por ejemplo los obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana Escuálida y tales como el cambote de obispos que ahora al parecer tienen prendida una guarimba contra SS el Papa Francisco I son anticristos y algunos de ellos terroristas y cosas peores que criminales –es de recordar a los cinco guardias vaticanos que murieron ahí supuestamente envenenados porque dizque estuvieron investigando las andanzas del tal banco ambrosiano– y si no la supuesta muerte del Papa que sólo estuvo de Su Santidad unos 33 días, creo que algo así.

Sin embargo, muchos hacen buena la idea de Dios y obran en sentido muy distinto a la curia corrupta; hay mucho hombre de bien entre quienes creen en un Dios y si no he ahí al Comandante Chávez, a Su Santidad el Papa Francisco, al Padre Numa y muchísimas otras admirables personas, esa es una verdad en la que creo por convicción propia y si eso es un pecado de mi parte, puesto que ya lo he confesado, puedo seguir de “agnóstico no antirreligioso” hasta que  quizá un cascharodón de cuenta de mí.

Pero para no soltar la hebra os reitero que en nuestra Venezuela Bolivariana y Esequiba “...bastante historia hay aquí…” al punto de que todos los días aflora un hallazgo maravilloso de hombres y de mujeres heroicos y heroínas, anónimos, de ahí  a lo que es contentivo del discurso del Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frias.

Sucede que nuestra historia fue narrada en mucho por cronistas españoles o por chupamedias pitiyanquis y que las escuelas no han sido más que fábricas de niños sumisos, egoístas; niño que entra a la escuela con un potencial extraordinario en su cabecita sale hecho un bobo; mientras que los niños que no fuimos a la escuela o que tempranamente desertamos de ese cepo, acaso sin saberlo nos salvamos de ser presas del dogma esclavizante (en “la vida es mi universidad, ahí me quemé las pestañas…” os dejo una reflexión que básicamente está orientada a hablar del Presidente Maduro y de porqué él habría de ser un gran Presidente, y conste que dicha reflexión data de 11 ó 12 años atrás).

Maduro y Diosdado constituyen la más evidente raíz del Chavismo y han crecido en unidad monolítica; por supuesto, han crecido en conjunción con el pueblo, hay que observar la butría con la que se faja cada cual en su trabajo, Maduro al frente del Estado y Diosdado al frente del pueblo, concretamente al frente del PSUV-GPP, en condiciones paupérrimas, muy difíciles, demasiado complejas, y eso es plooomo parejo contra ellos, de parte de muchos blabisblebloblues. 

El chavismo sortea la plooomazón con aplooomo y sin tragarse la luz y eso lo ve el pueblo que es la mar inteligente; los débiles vacilan, y así como muchos, e inclusive ahora exministros se rajan, se van por las ramas, se vuelven nada, se secan; en cambio los hombres y mujeres de elevado nivel de conciencia se afianzan se radicalizan en sus convicciones, se hacen fuertes, se llenan de esperanzas y baten el barro codo a codo unos con otros acompañando a Maduro y a Diosdado, que vale decir, de otra manera, al Estado y al partido/s de la revolución PSUV–GPP y, con ese pueblo voy yo también aunque mi consciencia no da ni por los tobillos para ser ejemplo de ninguno ahí.

Los blabis -diminutivo de los blabisblebloblusauriosyetcétera– tienen algo bueno y es que en vez de tirar piedras murmuran sandeces achacosas, mohosas, avellanadas y lampiñas, sin un pelo de acicate para la racionalidad, aunque eso sí, divertidas  a veces.

Admítase que cuando el Comandante Chávez salió a la luz pública por primera vez ni siquiera Maduro era chavista, yo tampoco y usted, dilecto lector, a lo mejor o a lo peor tampoco pero Diosdadado sí lo era y hasta la cacha; sin embargo, ahí afloró el chavismo a la opinión pública y comenzó un abrupto proceso de adhesiones, por cierto, todos terrícolas, nadie hasta donde tengo conocimiento vino de Marte ni de Plutón; luego, ¿pudo adherirse algún entonces adeco, o copeyeco, o maseco, o uerredeco, o menchevique e inclusive algunos sujetos de la vieja guardia ique (dizque) revolucionaria al chavismo? Creo que sí, lo que no fue pecado; ese proceso entonces empezó a ralentizarse y a corroerse de alguna manera pero al mismo tiempo hubo una parte de la vieja guardia revolucionaria –me consta– que se resteó con ese carajo -como le decíamos- y a lo interno empezó una puja íntima, a tal punto que llegó un momento en el que Miquilena se hizo mayoría y los cazafortunas de su bando llegaron a acceder a gobernaciones (léase David De Lima en Anzoátegui e Irene Saéz en Nueva Esparta), a la entonces Corte Suprema de Justicia (léase (si mal no recuerdo), 10 magistrados de Miquelena y 9 magistrados honestos y creo que 2 abstenciones -con manitas untadas-: 10 a 9 votaron la sentencia de que “los militares gorilas que dieron el golpe de Estado estaban era ique preñados de buenas intenciones (hasta ahora no han parido el engendro)”.

Para el chavismo el concepto de pueblo tiene una connotación más allá de la semántica, una connotación moral además de ética. Desde el punto de vista moral el pueblo es la legítima fuerza del poder, es la butría, es el empuje direccional que sustenta los desarrollos democráticos en cualquier circunstancia de tiempo y de lugar; mientras que desde el punto de vista ético el pueblo es la medida del buen sentido común, de lo que debe hacerse, del sí o del no, del debidamente ser o no ser.

Baste decir que para el chavismo el pueblo no es únicamente esa generación coetánea a la contemporaneidad actual sino que el pueblo es esa viva presencia que yace en los cementerios pero que gravita en nuestras cabezas, además de las futuras generaciones por venir una tras otra en secuencia maravillosa, y naturalmente, los ahora todos de buena voluntad y entereza. 

Las oligarquías plutocráticas y antipatrióticas, los fascistas, los deshonestos, los que aún siendo pobres asumen la cultura dominante emanada de los chupasangres, los desclasados, los traidores que hacen donde van lo que hicieron donde estaban, los guabinosos  arrastrados y etcéteras no deben merecer ser pueblo, para el chavismo.

Para Chávez el pueblo somos los que ahora estamos, los que estuvieron y los que vendrán y ese depurado concepto debe contribuir a guiarnos hacia el socialismo bolivariano, todavía por ser.

Mientras la oposición malsana aviva el odio nacionalmente y trata de escindir a la clase trabajadora; en cambio, el chavismo hace esfuerzos por apuntalar la unidad no sólo nacional sino internacional de los pueblos y, concretamente, esa unidad que exhibe y propugna el chavismo, y en particular la unidad de Maduro y Diosdado, es la condición fundamental de nuestra fuerza.

Reitero en otras palabras, que el corte en una rama no es lo mismo que ese mismo tajo en la raíz y más bien, podar una ramita nutre la fortaleza de una planta porque su raíz se afianza. Eso le ha sucedido al chavismo, sus raíces lo que van es abriendo paso vigorosamente y ya rebrotarán ramas nuevas y frutos por venir, y pueda que la gran raíz no vea físicamente el fruto pero, lo nutre, de eso estoy plenamente seguro, ¿como la Luna llena?, ¡como la Luna llena!

Se viene encima un proceso electoral que servirá para nosotros darle un voto de confianza constitucional a Maduro y a Diosdado pero también va a servir para darle paso a una incipiente oposición democrática, respetuosa, y de la que tanto necesitamos.

Y en cuanto a partidos políticos que momentáneamente estuvieron con nosotros, como el MAS (tucanes y halcones) y el PCV, éste entonces jefaturado y hasta hace poquito por un cocodrilo del ala menchevique, y que se deslindaron de bruces; y además de los tradicionales guanabaneros de la IV como AD–COPEY (araguatos y astronautas) que eso fue y es plooomo cerrado contra el PSUV–GPP,  hay que decir que  el problema de fondo de la ruptura de unos y la abierta y permanente confrontación de los otros reside en que ninguno de ellos tiene un concepto claro de porvenir, no lo tienen ni dan indicios de poder tenerlo en lo inmediato o quizás sea cuando San Juan agache el dedo.

Los citados MAS–PCV–AD–COPEY–DERIVADOS, SUCUSALES y ETC manejan un enfoque erróneo de los problemas del país; lo que prevalece en ellos es el juego de intereses materiales.

Autocríticamente pienso que el entonces MVR originario cometió el error de comportarse con el esquema de los partidos tradicionales que nos confrontan ferozmente y en los que el militante era y sigue siendo la simple ficha de un engranaje; ya para el año 2001 eso se hizo patente en nuestras discusiones que prosiguieron cuando se dio paso al MBR–200 pero eso se ha venido corrigiendo paulatinamente, para fortuna del PSUV.

Claro, no hay que olvidar la mano peluda de Miquilena, entonces, a tal punto que cuando la Constituyente aprobó el texto constitucional, éste se lo llevó para su empresa editora MICABU y trató de meterle camunina pero fue descubierto a tiempo y en eso pudo estar el alerta de Diosdado y pudo corregirse la marramucia del infiltrado sujeto, Miquilena.

Hay que destacar la determinación del Comandante Chávez de romper con ese molde dañino del que hago notar y opta por darle paso precisamente al citado MBR–200, porque además la enquistada IV en el CSE empezó a boicotear al MVR.

Nace el MBR–200 como organización primaria e ideológica del chavismo, para diferenciarse de la oposición en la que los hilos del poder partidista se mueven desde las élites; mientras que el chavismo dispone todo el poder para el pueblo, y no a coyuntura sino estructuralmente.

De ahí que la Revolución Bolivariana encara el próximo proceso electoral fortalecida en su raíz y esperanzada en que sus ramas florezcan y fructifiquen con Maduro más.

 


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Guillermo Guzmán


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