Se quedaron solitos

Son la 5:30 de la tarde, el sofocante calor de Marzo despide cual dragón de cuentos su aliento de fuego empedernido, la calle es un caos, gente, carros, vendedores ambulantes. El ensordecedor ruido agobia los sentidos, los chiflidos de las cornetas junto al ballenato, la changa y la salsa, taladran los tímpanos de quienes resignados a esperar se recae sobre la mano izquierda rogando que la cola se mueva.

Como toda rutina, ya no hay espacio para el desespero, solo esperar, resentir los efectos del agobio en sacra conexión con lo más sublime del pensamiento, salir de sí, descubrir un espacio por donde transitar hasta el objetivo, obviar el caos y entregarse a la reflexión critica y saludable. Parafraseando Benetti, “la poesía conduce a la discusión política” y seguro nos sentimos cuando el malestar de la razón incolora se disipa en anhelos de libertad.

Allí estaba yo, distraído, en comunión con esa realidad que ha hecho que mas venezolanos tengan un carro. Por la acera, vagaban los hombres vestidos de sueños, los ancianos perdonando al tiempo, el perro fiel, los niños jugueteando. De pronto sobre el ruido retumbo un grito: ¡Epa vale la revolución es en serio! ¡Se acabaron los negocios! ¡O corren o se encaraman!, por instante creí que estaba delirando, que mis deseos tomaron forma humana, pero no, era él, un humilde militante revolucionario, hombre de aspecto sencillo, de esos que por ropaje llevan orgulloso los símbolos del partido y que en corazón mantienen viva la llama de la lucha dura en contra de los eternos dirigente y sus posturas de sabios infalible, en sus carruajes de lujos, la casa en la urbanización prestigiosa y el 21 años para calmar la sed de poder que les seca la garganta.

Tal vez él no lo sepa, pero en aquellas palabras sintetizó el sentir de miles hombre y mujeres que han reconocido la inspiración conservadora de esa seudo dirigencia anclada en la retórica reformista de moverlo todo para no cambiar nada. Sí, él no lo sabe, ni tiene porque saberlo, lo siente en el alma y sin cortapisa lo expresa al viento calmo que se vuelve huracán en las voluntades de quienes han puesto el corazón en lo que hacen y sin descanso luchan a diario por una Venezuela grande, soñadora y libertaria.

Anónimo, como la mayoría de los que transitamos por estas calles, con los problemas a cuesta, esos hombres de a pie reinventan el sentido que hasta ahora tuvo sus vidas y sus miserias en el siglo pasado, para merecer el éxito de existir dignamente como iguales en el siglo XXI. No decoran con complicadas parábolas el discurso, ni hacen galas de una verborrea prodiga en expresiones literarias, por el contrario sueltan como elixir divino el refranero preciso de su lucha incansable por soñar y existir, por ser mas que tener.

Allí esta la esencia de la lucha, el crisol donde se amalgaman fuerza, voluntad y coraje, en una mezcla perfecta que al fraguar del tiempo despierta los corazones, hasta de aquellos que al entregar el fusil en los 70 y ver caer los sueños en el 89, se creyeron derrotados por el fetiche y sus encantos de luces, el fin de la historia, la industria mas mediática, el saber instantáneos, la acumulación como fin y la competencia como existir. No hay duda que haber escuchado al camarada, reparó las heridas acumuladas en la lucha contra el sistema y sus infalibles métodos de sumisión, demostró con solo tres frases, que más importante es el espíritu que la razón.

No faltará quien descalifique lo dicho por nuestro héroe anónimo, y lo tilde de pobre loco, de borracho impertinente, para amainar los indudables efectos de su actuar, pero lo cierto es que pudo con tres oraciones, exponer las causas del descalabro de los viejos partidos y sus funcionarios encumbrados para dar paso al poder popular y colectivo.

Ahora, en las sedes vacías de los otrora poderosos partidos, ni siquiera los fantasmas le acompañaran en sus causas. Son cascarones huecos donde apenas se escuchan los pasos insolentes de los comandantes sin tropas. Y es que el pueblo hace rato que dejo de ser borrego manso, ya no es el sujeto masa amorfa en cuyo nombre se puede hablar, ahora es voz y sentir de coraje y desencuentros con las promesas de la representatividad que tanto daño causo a su paso.


(*) Dr. Profesor Investigador de Políticas Públicas y Desarrollo Económico

Decanato de Postgrado UNERG

angeltortolero@gmail.com


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Ángel Rafael Tortolero Leal(*)

Profesor Investigador Titular en la UNERG, Diplomatico Ex Embajador, Analista Internacional, Miembro del Centro de Estudios Socialistas Jorge Rodríguez. Internacional Bolivariana y Miembro de la Línea de Investigación: Políticas Publicas y Pensamiento Contra Hegemónico. Militante del PSUV

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