El futuro como proyecto social

Todos los días se celebra un cumpleaños en Caracas. Cerca o lejos de casa, siempre se oye el comienzo del ritual con el coro desafinado del cumpleaños feliz de Emilio Arvelo y termina con un grupo de borrachos y borrachas desafinando rancheras y vallenatos hasta la madrugada. Un fenómeno social. Pero, sin engañarnos, cada cumpleaños que se celebra en este país es una excusa para los adultos hacer catarsis, de un malestar silencioso como la tensión alta, del estrés de una vida agitada pero reprimida, infeliz, sin alegría, sin jovialidad, sin esperanzas nacionales.

Hoy somos una sociedad dócil y triste. La patria está reducida a logros ajenos e individuales, Yulimar Rojas, los peloteros de Grandes Ligas; de artistas, deportistas, atletas, que viven fuera de nuestra sociedad, en Estados Unidos o Europa, muchos de los cuales han buscado la felicidad o la salvación, más que espiritual, económica, de forma personalísima, nostálgicos de una bandera, pero sin patria y con menos amigos.

¡Para el común de nosotros, no queda tiempo para pensar en el futuro! Después de la muerte de Chávez, el futuro ya está "cantado" con esta restitución del viejo sistema, y "contado" por Maduro en forma de mentiras.

Nadie piensa hoy en el país de manera positiva, como proyecto transformador de una realidad injusta y desigual. Para el grueso de la gente el futuro es una fatalidad, es la lucha diaria de todos contra todos para alcanzar el éxito, nadie sabe éxito en qué o sobre qué. Es la oferta del capitalismo representado por la derecha mayamera, y por Nicolás Maduro…, jefe de la restauración capitalista luego de la muerte de Chávez, de la traición política a la revolución socialista…, traición al Plan de la Patria, despreciado y mancillado por el madurismo.

¿Qué es tener éxito en una sociedad capitalista? En pocas palabras, tener éxito en una sociedad capitalista es tener mucho dinero para así morirnos pronto. Llenar las insatisfacciones burguesas es llenar un abismo insondable, y quien más cerca lo logra más rápido se ataruga de basura, se atraganta de placeres fugaces, y muere sin pena ni gloria.

Pensar en la posteridad del pueblo. Una cosa tan importante y que inflamaría de dignidad y dicha a cualquier hombre antiguo, como es legar valores a nuestra descendencia, educar para prolongar la existencia como pueblo, hoy se la encomendamos a una pobre sociedad que fabrica idiotas, sin otros valores que la ostentación de estar en sintonía con el mercado mundial. Más importante que aprender con los hijos y hacer con ellos sus deberes escolares, familiares y sociales, es comprarles un teléfono celular para su cumpleaños. Padres idiotas crían hijos idiotas, así como padres con alma de delincuentes crían hijos delincuentes, madres con alma de putas crían putas, ¡y después se quejan! Luego el presidente se queja, la maestra se queja, las madres se quejan, de que haya tantos tramposos, hombres maltratadores, delincuentes, tanta inseguridad, desconfianza, indiferencia y maldad, en una ¡puta sociedad! donde un teléfono vale más que la educación, que la transmisión de valores fundamentales a nuestros hijos y a la juventud.

¿Quién podría aprender algo viendo la televisión abierta de este país, o con la realidad virtual, la desinformación y estafa de las redes sociales? ¿Quién se entera de algo cercano a la verdad viendo las noticias que transmite VTV? En este país la única realidad que uno logra percibir viendo televisión es el nivel elevado de pobreza e ignorancia de quienes hacen esa televisión, incluyendo, y sobre todo, los que la hacen desde los canales del gobierno, o controlados por el gobierno de Maduro, que son casi todos. Es televisión hecha por subnormales para subnormales, y para gente indiferente.

Terrible es que Nicolás Maduro se sienta identificado con su obra "espiritual", con su "revolución cultural"; que el presidente de un país como Venezuela sea responsable y autor de tamaña vergüenza nacional, que esa inopia intelectual y espiritual sea la estatura de su conciencia ciudadana y social, que esa deficiencia espiritual lo iguale al resto de los mercachifles capitalistas que se han asociado con él.

Si quieres ver una sociedad humana infeliz, esta es la de un rebaño de individuos compitiendo entre ellos por salvarse cada quien por su cuenta de las adversidades, desesperados, como escapando de un naufragio, como una estampida ñus perseguidos pos leones En el capitalismo, ya decía Marx, "todo lo sólido se desvanece en el aire". El capitalismo acaba con la memoria, tradición, con la herencia, con la historia, con la cosecha cultural fundamental, civilizatoria; lo suyo es la ganancia, la usura, un amor irracional por el oro, algo que no se puede comer, que no alimenta el alma sino de forma torcida, ilusoria, una deformación pillada por los antiguos en la moraleja trágica del rey Midas, metáfora de la estupidez que fundamenta a la sociedad burguesa capitalista.

El futuro no puede ser la fatalidad de vivir esclavos un eterno presente. Si vamos a pensar en el futuro debemos ver más allá del capitalismo y de las promesas demagógicas de esta pandilla de oportunistas, que en las elecciones se venden como dueños y autores de las mismas soluciones mágicas capitalistas; corruptos condenando la corrupción, tramposos denunciando trampas, ladrones acusando a ladrones, soluciones capitalistas para una sociedad podrida por el mismo capitalismo, sembrada de miseria, desigualdad e injusticia por él.

No es el socialismo al que hay que cambiar, es al capitalismo. El socialismo es el futuro, Chávez es el futuro y su Plan de la Patria es la guía.

¡VOLVAMOS A CHÁVEZ!, ¡VENZAMOS AL MADURATO Y A LA DERECHA GRINGA!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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