Qué falta por hacer (III)

Si quieren historiografía abundan datos, muchos escritos, y cuanto más nos atenemos a investigaciones atinamos a saber que lo que pasa del pasado es lo presente en discursos, narrativas, supuestos de hechos, datos circunstancias dirigidas como sustancia que alimentan patrañas. Acontece que lo acontecido nos siguen llevando a continuos escrutinios desde las disciplinas que muestran amparos de realidades que se van creando sobre criterios previamente establecidos por previos aconteceres, y se les endosan caracteres en proceso, siendo lo que está aconteciendo. Esa rueda que no deja de girar mientras esto que hay no satisface a los muchos, es el sistema, son los medios, quienes están arriba y se mantienen sobre quienes en nichos, en catacumbas, buscando de qué y con qué vivir, hacen sin confirmar nada, pues deben conformarse con el polvo por respuestas, no conciben ni saben que lo que se esgrime es lo que hace a la naturaleza, practicando la antropofagia, lo que de manera más sofisticada se ha llamado la entropía. Medramos, luego somos algo que se ha constituido desde la combinación de los elementos que de alguna manera entraron en síntesis química, física, biológica, para luego entrando en lo axiológico, pasa a ser lo que es el ser, dotado de humanidad, o más deshumanizado, y la muerte presente en la vida, el cálculo y las estadísticas frías, elaboradas por sesudos analistas, matemáticamente exactas, hoy corroboradas al instante más que por el intelecto, por el apoyo que ya es posible, continuando con la separación alma, espíritu, conciencia, es decir, la mística y la cuántica; sustento de cualquier cosa hipotética que se nos pueda ocurrir, palabra de tesista eterno de las propuestas más descabelladas y alcanzables en teoría, si de abstracciones se trata, para dar testimonio de que no estamos solos hechos de materia, sino que somos ideas, y nos beneficiamos exponiéndolas, aunque sean o no del agrado o la evaluación de los doctos en materia de coherencia o decoherencia, según se apliquen los parámetros occidentales u orientales, sobre qué es, qué hay, y cuál es la verdad frente a esta realidad a ojos vista.

Cada día es único, pues es lo que hay, es el aquí y ahora presente, en consecuencia, no hay más nada, solo recuerdos, memoria, pasado visto desde el presente que aspira al futuro como alternativa mejor de lo que hay. y qué hay, nada, lo dicen los que se dedican a estas cosas que son el mero meollo de la existencia, no de la vida, eso es otra cosas mucho y más profunda de elaborar entre nuestras escasas neuronas que logramos activar, y sin embargo miren hasta donde hemos llegado, y tal vez vallamos más lejos, lo que queda en entredicho, por lo del dicho al hecho y el trecho de por medio para alcanzarlo, si fuera posible de que se diera tal supuesto en esta parte del mundo; donde somos más tribales, encontrándonos todavía frente a los remedos de los ignaros e ignorantes aprendices de brujos, que ni hacer milagros con escapulario ajeno le atinan a la diana. Volvimos al pasado que creíamos haber superado, gracias al impulso de quienes como luciferinos, pasaron dejando la estela por donde seguir el rumbo, descuidado y desechado, por no convenir a los intereses de quienes se montaron en el coroto, y no van a soltarlo, porque ahora están los que son y son los que están, apropiados de lo que es de todos, pero ellos dicen que ahora no es tiempo del reparto, no hay cama para tanta gente, ni platos suficientes, y son solo ellos los que pueden comer y tener lo que se requiere a diario, es decir, las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, doce meses del año y por siempre, o hasta que el cuerpo aguante. Una vez más han traicionado las esperanzas de todo un pueblo, como en 1498, o en 1830, o en el 2013, por referirnos en este patio trasero.

Somos o no mayoría, me refiero a los muchos que son pobres sobre los pocos que son ricos, ese 0,01 % de la población total distribuida en cada país del mundo actual, donde están las cúpulas, los que les trabajan a las cupulas, los que atienen a que eso se mantenga así, y los que se prestan por inconscientes como individualidades, que como las veletas se voltean hacia donde se dirige el viento, y son presas de los cambios repentinos, cuando los vientos son huracanados, siendo los primeros que huyen del barco cuando comienza a hacer agua. Cuantos de ellos y ellas no hemos visto corriendo despavoridos, chorreados, cuando antes lucían con sus caras de yo no fui, pero cómo disfruto de la rebatiña cuando me toca estar en ella; sin importar quien viva o muera. Esto es lo que nos ocurre hoy en día, la pérdida absoluta de valores, de ética, de la moral que sirve para encausar las mejores ideas, que son causa sublime de las consecuencias que se supieron atajar con tiempo. Este es el tiempo del no tiempo, donde las cosas se están colocando de nuevo en la deriva hacia la dirección del eterno retorno hacia la fuente de todo lo que hay de la existencia. Volveremos al momento en el cual todo surgió y se fue planteando lo que luego comenzó a ser. Entonces se conformaron las aristocracias de sangre, las oligarquías por derecho propio a juro, las burguesías erguidas desde las propias entrañas, haciendo que las cosas tuvieran también para ellos, lo que el tercer estado apetecía para equilibrar las cargas, y continuar por otros medios lo que no es más que lo mismo.

Se pudiera suponer que llegados a tales estadios de la evolución y el desarrollo progresivo de las falacias con las cuales se supone que debemos vérnosla, y para más inri ahora tenemos la Inteligencia Artificial. Cabrá la posibilidad que con esta tecnología actual, pudiéramos si así lo quisiéramos, quitándonos la venda de los ojos, revertir todo el daño ocasionado al planeta por la especie más depredadora de los mundos supuestos y desconocidos, pero posibles que circundan el entero cosmos, en continua expansión y se sancha. Hoy existe la posibilidad de acabar con el hambre, las enfermedades, las diferencias, los entuertos, los padecimientos de cualquier tipo, necesidades y desinteresadamente, vivir como en Narnia. Porque la tecnología existe, los adelantos de la ciencia y la técnica son lo suficiente para lograr aquello que con insistencia se pretendía en el siglo de las luces y los destellos de perfección por parte del hombre, asumiendo la postura esencial, desplazando las fantásticas y cerradas atrofias de los dogmas y alevosías por parte de los intermediarios de los dioses, para que se cumpliera lo escrito por mano de hombre, a voluntad de supuestos mesías, cuando todos y todas somos polvo de estrellas que llegando de tan lejos, ha hecho el milagro de combinar el aire esparcido por las galaxias que nos antecedieron y murieron hace ya millones de años luz. Soñamos despiertos tratando de imaginarnos el futuro, cuando seguimos viéndonos en el espejo del puro pasado, que llenan las estanterías de las mayores bibliotecas del mundo, donde la verdad sea dicha, nos impacta en el rostro, como el sol al asomarse y darnos su luz y calidez como astro rey para quienes dependemos de su presencia para que haya vida.

Consideraríamos a plena conciencia que es posible estar a la altura de las circunstancias, y siendo absolutamente coherentes con el criterio de la existencia que es manifestación de vida, entre seres dotados de un espíritu encarnado en estos cuerpos de transición hacia otras dimensiones, toda vez que hallamos cumplido el cometido al cual nos sometemos todos y todas para pasar de lo que está a lo que somos. Algo de esto y de aquello ya se ha dicho y repetido incansablemente, hasta la saciedad, solo que no todos estamos preparados todavía para aceptarlo, puesto que ni cabe que un vaso esté vacío por el hecho de no poder apreciar que está lleno de aire, y lo que cambia es su apariencia cuando lo llenamos con algún líquido o sólido. Qué cambia, pues nuestra percepción, y siendo algo harto evidente, no es suficientemente para que podemos hacer las conexiones necesarias, para que lo cognitivo sea lo que prive ante tantas evidencias en el planeta de las posibilidades latentes. No dejes para mañana lo que debe hacer hoy, porque el mañana no existe, como no existe el ayer, es hoy o no es, y eso es en cada uno y una de los miles de millones de habitantes de la especie humana, a los que hay que contabilizarles los no humanos, y las demás especies, que juntos y a veces hasta revueltos, hacemos que las cosas sean lo compleja que puedan ser, sólo faltaría ser consecuentes con lo que hay y hacer que sea cada vez mejor, así como se da la aurora y todo fluye desde las energías que irradian su energía en estallidos de vida sostenida y sin fin.

Qué es lo que impide en este tercer milenio acabar con la rémora de arrastrar las pesadas cadenas de la inopia, de la maldad que es fruto de la ignorancia, algo sustantivo, más allá de los discursos trillados, de imágenes maquilladas, humanidades hinchadas y saturadas de fármacos, atosigados por situaciones ficticias, que son las excusas que se nos ocurren a cada momento para hacer con lo que no es sino el capricho de quienes tienen el poder, manipulando mientras sacian sus miserias, pues se engañan, pensando que lo que hay es materia y no espíritu, conciencia, darse cuenta, asumirse siendo para sí lo mejor de ambos mundos de creación suprema. Esto ocurre en Venezuela, en Estados Unidos de Norteamérica, en China, en Rusia, en el país más recóndito del mapamundi, y recordemos que quien escribe es quien narra o cuenta y cuanto cuenta es lo que quienes nos antecedieron y dejaron esto y aquello, de lo que tomamos debida cuenta, y las estructuramos sistematizándolas, para que otros y otras tomen provecho y sigan haciendo lo que deben hacer. Acaso los zigurats desde la antigüedad no sirvieron para establecer la diferencia entre lo que supuestamente está arriba de lo que está abajo, y dónde queda eso. Cuál es el rol de cada uno, quien se lo asigna, qué poder hay que no sea para someter, cuál es la condición necesaria para que los pocos sigan viviendo de los muchos, consumiendo y despilfarrando a manos llenas, lo que hay que fue convertido por los que sometidos al trabajo forzado, cargan con el peso de sostener al mundo, pero sin recibir en retribución lo que le corresponde.

Hasta cuando durará el esquilmar histórico, desde esa retórica retorcida y del ideológico sustento esperanzador de que solo el pueblo salva al pueblo, de qué debe salvarlo, y con cual criterio de democracia, si se trata de contratos sociales, de quitarle a la mayoría lo que la minoría administrará desde arriba, donde no alcancen a ascender los de abajo, y que con los medios al servicio de las elites, quieren aparentar las formas de organización necesaria para que se alcance a lograr la satisfacción de las necesidades de la gente, a través del mercado, de la compra y la venta de las mentes, los cuerpos, las conciencias, poniendo precio a la vida, reduciéndola a mercancía, simbolizada por los imaginarios de lo sublime, al alcance de unos pocos que los disfrutan, mientras la naturaleza se resiente y ya no da por agotamiento en apenas cuatro siglos de depredación del hombre por el hombre, ordenado por el dios de los dioses, para beneplácito de los controladores en un mundo a imagen y semejanza de una invención casi perfecta. Se partimos de que estamos, y que a partir de ahí somos, por lo tanto hemos surgido de la misma fuente, y nos exponemos haciendo lo que hacemos, es decir, existimos para darle curso a tales ideas planteadas como pensamientos sobre la materialización de las intenciones en palabras que se vuelven carne y son la expresión más sublime del verbo como acción que se ejecuta permanentemente, es entonces una visión parcial de lo que en definitiva es la ilusión de los sentidos, al que le agregaríamos el pensamiento y todo está hecho.



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Franco Orlando


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