¿Es posible la igualdad social?

En los predios de las otroras universidades autónomas venezolanas, donde acudían estudiantes de todo el país y de todos los estratos sociales , se hacía honor a la universalidad del pensamiento. Los diversos grupos políticos eran muy activos y estaba a la orden del día el sueño de la sociedad igualitaria.

El romanticismo juvenil era exacerbado por las ideas contrarias al orden establecido. Todo era accionado dentro de las paredes y cubículos del espacio físico universitario, guiado por un pensamiento anticapitalista y antinorteamericano como máxima expresión antiimperialista.

La famosa frase contenida en el manifiesto comunista de 1848: "proletarios del mundo, uníos", se expresó en un movimiento estudiantil organizado, ligado a grupos políticos de izquierda, donde nadie era obrero, sus militantes eran líderes estudiantiles o profesionales universitarios.

La realidad subjetiva de la ciudadanía, sus expectativas ante la situación social, era muy distinta a la que se imaginaban los grupos de la universidad.

Hablar de revolución era una cuestión de status o moda. Los pobres en los barrios marginales se debatían entre su miseria, la lucha por sobrevivir y la delincuencia como práctica diaria. Los pobres en la historia nunca protagonizaron ni protagonizarán revoluciones, los obreros o proletarios tampoco.

No tienen tiempo para pensar en un cambio social. Solo para sobrevivir.

Así fue, es y ha sido siempre, en todas las épocas.

Los pobres nunca han tenido protagonismo en la dirección de proyectos políticos y sociales. Las iniciativas de transformación social surgen desde los que ven sus oportunidades y la diferencia abismal con los desposeídos.

Es desde los sectores acomodados y con acceso a los conocimientos sociales, políticos, donde se piensa en la toma del poder político.

Desde el sector estudiantil universitario siempre salieron los líderes "revolucionarios" que hablaron de igualdad y fraternidad, consignas heredadas de la revolución francesa.

El primer gran error de la llamada ultra izquierda o comunistas ortodoxos, fue hacer apología de "la dictadura del proletariado", eso nunca tuvo ni sentido práctico ni manifestación real. Además se habló de dictadura, imagínense ese discurso búmeran.

Ese recurso discursivo trataron de emparentarlo con la igualdad social. Una idea dictatorial nunca abre las puertas de la libertad y además de ninguna forma conduce a la igualdad.

Esto es una entelequia ridícula y tramposa de los que tienen el poder o de los que quieren tomarlo. Todo consiste en suplantar el dominio de unos por otros y vivir de la manera que antes condenaban.

Hablar de igualdad social solo es una utopía, y como tal, algo inalcanzable.

La idea del desarrollo económico está acoplado con la voluntad de emprender una actividad productiva que genere empleos, trabajo y riqueza. Los gobiernos pueden hacer gestiones sociales de inclusión en los servicios de salud, educación, viviendas, transporte, pero nunca significará tal política, el logro de la igualdad. Es una mentira piadosa e irónica, más, si te la repite un presidente desde el palacio donde reside con su familia, gozando de ilimitados privilegios.



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Orlando Balbás

Prof. en Ciencias Sociales. Magister en gerencia educativa. Jubilado del MPPE.

 orlandobalbas27@gmail.com      @orlandobalbas

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