Mi querido Walter Martínez

Preferiría dirigirme a ti para pedirte una de esas bellas canciones que, en algún momento, colocabas para mi en tu programa radial en el canal clásico de Radio Nacional, hace ya algunos años. También estabas fuera de VTV pero tu exquisita melomanía nos llegaba igualmente a pesar de no enterarnos por ti del panorama internacional.

Y como estamos en acontecimientos "en pleno desarrollo" tu frase, tu genialidad, tu creatividad, pues me animo a enviarte estas líneas públicas, pues de otra manera no sabría cómo hacerlo.

Leo y reviso tus mensajes por twitter y me pregunto ¿por qué el estimadísimo Walter Martínez, nuestro venezolano adoptivo más admirado, ha podido llegar a estos extremos?

En este momento coyuntural, en plena vigilia de las elecciones regionales, cuando todas las cartas están echadas, ya nada importa ni te pediré absolutamente alguna cosa, como no sea leer esta reflexión que me atrevo a hacerte. Porque tú Walter, y permíteme tutearte, has sido y eres referente para muchos venezolanos que te estiman, pero que más aún, te admiran.

Y te queremos del lado de acá, del lado de los buenos de corazón, tal vez como dirán algunos, de los pendejos, y no es que aquellos sean malos ni están con el diablo en el infierno. Pero creo, mi opinión muy personal, que no son ni nunca fueron chavistas. O que la confusión los ciega.

Señalo justamente eso Walter, recordando tu reciente twitter donde señalas y nos recuerdas tu condición de militante cristiano de izquierda, invocando los principios de Chávez y de Fidel.

Y es que sucede que yo te conocí chavista. Y leal, comprometido, dedicado en cuerpo y alma, con tu trabajo, tu tesón, con tus clases que impartías para altos oficiales de las Fuerzas Armadas Nacional Bolivariana, formándolos con tu gran experiencia de periodista y corresponsal de guerra.

Pero también recuerdo al comandante Chávez, apoyado y tutelado por ese gigante Fidel Castro, como dice mi amigo secreto Diogenes, la figura latinoamericana más importante del siglo XX.

Recuerdo también a Hugo Chávez un ocho de diciembre 2012, mandándonos a votar por Nicolás:

"Mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón".

Tan claro como la luna llena, como esa luna que en estos días se nos apareció en el cielo de nuestra Venezuela, y que se pintó de rojo, de sangre, la del color rojo de Chávez que ya no está aquí.

Chávez pidiendo firmeza, pidiéndonos lealtad, pidiéndonos que confiásemos en su decisión, hablándonos con el amor que siempre lo caracterizó, hacia nosotros los venezolanos, hacia su patria, hacia la humanidad.

Pienso yo que, por eso mismo, porque no está aquí, es cuando más debemos respetar y ser fieles a la consigna de la unidad, porque esas palabras no fueron en vano, no fueron producto de las bajas defensas inducidas por tratamientos de quimioterapia. Esas palabras fueron premonitorias, cuando nos advertía que no cesarán en la búsqueda de nuevos inventos desestabilizadores. Lo intentaron, pero no lo lograron Walter, ni ojalá lo logren nunca.

Por lo mismo es importante permanecer unidos, como un solo frente, no dispersos como esa infinidad de grupos y plataformas que yo he bautizado como los ETCÉTERAS calificativo que tanto le gusta repetir a mi amigo Diogenes.

¿La unidad? Es la palabra que creo más más importante, la primera sin la cual las otras empalidecen, por sobre lucha, batalla y victoria. Porque aún, si acaso, en algún momento, no veríamos la victoria, en alguna batalla que no significará la rendición, juntos y unidos podremos abrazarnos y fortalecernos en el amor a nuestro país, a nuestra gente, entre nosotros.

Justamente para ello, para unidos tener más fuerzas y vencer al gran enemigo, para empujar tú por acá y otro tú por allá, y sumar, sumar y sumar.

Tú Walter que un día por voluntad propia (eso creo) decidiste dejar tu país natal, ese donde Pepe Mujica fue líder presidente y llamó en algún momento "cabra loca" a Nicolás, a nuestro (de ambos) Presidente Constitucional. Expresión que no lograré perdonarle. Y viene al caso tu observación de "sureño pedante", que copio y aplico en relación a Mujica.

¿No creo que esto también lo niegues? Nicolás Maduro es el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. Porque la segunda elección legítima, cristalina, transparente, fue en mayo de 2018.

¿Dónde andabas tú estimado Walter en esa fecha? ¿Dónde andabas cuando nuestro país, tuyo también por supuesto, estaba siendo asediado, agredido, vilipendiado?

En lo personal, unos pocos años antes, me sentía afectada por tantos acontecimientos porque, tal como escuché en una conferencia del Curso Internacional Más Allá de la OEA, que nos ofrece generosamente siempre el Maestro Enrique Dussel, una expositora mexicana visitó a nuestro país en la época de Chávez, y señaló "en Venezuela se desayuna, almuerza y cena intensamente con la política".

En 2017, en uno de esos momentos de desazón, que fueron muchos, de incertidumbre, miedos, desconciertos, cuando varios andaban inventando plataformas alternativas, un chavismo sin Maduro, un chavismo de corazón que significaba Chávez sí, pero el desempeño del Gobierno de Maduro no lo entiendo, una de esas noches tormentosas, al finalizar tu gran programa Dossier, cerraste con este broche de oro, que me cayó como lluvia fresca calmando mis angustias, por venir de una figura tan admirada y coherente que despejaba toda la polvareda que amenazaba con sepultarme:

"…Este proceso sigue adelante en pleno desarrollo, es la realidad que tenemos, le guste o no les guste a algunos, puede ser imperfecta, pero tiende a lo correcto y a lo que es poner al ser humano por encima de los intereses"

Yo Walter comulgué con tus palabras, con tu sentir, con tu gran reflexión.

Pero estos momentos, cuatro años después, te desconozco y me apena por la grandeza que te acompaña, muy merecidamente por tu gran trayectoria.

Finalizo pidiéndote que en esta única, contaminada nave espacial, que también has manejado durante toda tu fructífera vida, en tantas dimensiones, puedas tú colocarle hoy, aun fuera de las cámaras, un punto color verde, de esperanza, en el lugar donde se encuentra Venezuela:

"Bella flor americana que perfuma la mañana de la América del Sur".

Hermosa canción de Carlos Puebla, preferida de mi amigo secreto Diogenes, que nos conmueve y anima a continuar. Ojalá junto a ti Walter.



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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