Las maravillas de un precandidato

Tratar de desenmascarar un aspirante a un cargo de elección popular, considero es una obligación ciudadana, especialmente si Dios te da la oportunidad de poder escribir en un medio de comunicación tan importante como es Aporrea. En el estado Anzoátegui existe un pequeño pueblo denominado Querecual, quien ha sido protagonista de los atropellos de un dirigente político latifundista, que no ha tenido compasión para amedrentar a productores, causar ecocidios con tal de ampliar su extensión de terreno.

El político en cuestión se instaló comprando bienhechurías, posteriormente consigue dos órdenes de deforestación por 25 hectáreas cada uno para alcanzar un total de 50, contraviniendo las leyes que no permite un número mayor de 25, todo eso conseguido gracias a sus influencias. Destruyendo y apoderándose de un espacio en donde comía el ganado de los vecinos. La ambición nunca dejó de crecer, para sus fines muy particulares realizó la desviación del rio Querecual, consiguiendo que el agua pasara cerca de los postes de energía eléctrica, para utilizar las bombas y regar sus terrenos sin gastar en tuberías. Causando un tremendo daño ecológico, denunciando inclusive por los residentes. No le hicieron nada, al parecer tenía un padrino que lo protegía de todo.

Posteriormente se dedicó a sacar todos los campesinos, pequeños productores que vivían alrededor de su finca, a unos les mandaba a comprar el terreno, otros mágicamente y coincidencialmente se le empezaban a perder los cochinos o hasta se les quemaba la vivienda en accidentes inexplicables. El político, demasiado inteligente, nunca aparecía comprando, enviaba a otra persona sobre todo a una dama no muy cariñosa que imitando la fuerza de Doña Barbará, intimidaba o aconsejaba vendieran.

Un caso muy particular sucedió con un productor agropecuario, poseedor de más de 200 hectáreas. Le hicieron la guerra para sacarlo, como no quiso vender a precio de gallina flaca el acoso fue el arma principal en contra de este señor. En una ocasión varias personas se le atravesaron en la carretera tratando detuviera la camioneta, no frenó siguió y la respuesta fue decenas de disparos. Que milagrosamente no acertaron.

Por dos oportunidades fue asaltado en la vivienda de la finca. Primero fueron tres empleados de la finca del latifundista, de los que se pudo defender y salieron corriendo. Posteriormente fueron ocho individuos, con armas alargas, algunos parecían policías, los que lo dejaron inconsciente de un golpe dado con un arma de fuego, el resultado, diez puntos en la cabeza. De allí el hombre se retiró, dejó perder casi cien reses y doscientos cochinos. Poco a poco las fueron matando.

El precandidato latifundista, posee en la finca una casa de tres pisos, con tremenda piscina, y caballeriza, no conforme con esto aprovechó el desmantelamiento de La Maestranza en la ciudad de Barcelona, Anzoátegui, la que compró la municipalidad para construir un terminal de pasajeros, que nunca se efectuó. El caso es que con los tubos de la Maestranza, el ganadero latifundista y político, construyó una manga de coleo en su propia finca, para realizar eventos personales.

El productor afectado, trató de hablar con Aristobulo, en un acto efectuado en la población de Querecual, y los guardas espaldas no lo dejaron pasar. Tenía pocos minutos que el precandidato invasor le había hablado en el oído al gobernador de esa época.

El daño fue tan grande al productor afectado que los mismos tractores fueron desarmados y sacados de su finca. Le cambiaron la vida al hombre, perdió todo el trabajo de su vida, y ahora le duele que este mismo señor latifundista pretenda aspirar un cargo de elección popular en el Psuv, de seguro que de estar vivo Chávez no conseguía ser candidato ni para jefe de calle. Hoy se hace llamar gerente, maneja mucho dinero, pensando que todo el mundo tiene un precio. Claro que creemos en la Justica Divina, pero seguro estamos que la justicia venezolana algún día revisará todos estos desmanes.



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Claudio Schiveci

Exdirigente juvenil en el Liceo Cajigal de Barcelona, Cofundador de la revista Horizonte, redactor de la revista cultural Candilejas. Columnista en los diarios El Metropolitano, La Nueva Prensa de Oriente y Diario Impacto en Anzoátegui.

 claudioschiveci@gmail.com

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