Venezuela: el país de las fugas

La mayor de fuga de presos de la historia la registra España en 1938 en la que escaparon 795 presos republicanos del Fuerte de San Cristóbal. En Venezuela ha sido un escándalo la fuga de presos, la más reciente fue en marzo de 2020 de un penal, donde más de 80 presos se dieron a la fuga. Todo político preso, preso político o cualquier ciudadano privado de libertad, tendrá como objetivo salir o escaparse de la cárcel, esta última en forma de fuga o de evasión, aunque cualquiera de las dos formas constituyan un delito según lo establece el Código Penal Venezolano. El Sistema penitenciario del país ha vivido evasiones y fugas de muchas personas, las más pintorescas han sido las de los políticos presos que deberían ser llevadas a la pantalla grande. En 1967 ocurrió la evasión del cuartel San Carlos, materializada por Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Guillermo García Ponce; luego otra más meritoria donde obtuvieron la libertad 23 políticos presos. Así mismo, tenemos la fuga de la cárcel de Trujillo, la del Hospital Militar, la del Hospital Vargas, la famosa evasión de la isla de Tacarigua; todas éstas ocurridas en tiempos difíciles, de mucha represión, de extremas medidas de seguridad, de presión psicológica contra los familiares de los presos. La fuga de un militante de izquierda en la IV República significaba una oleada de allanamientos en zonas y barrios donde habitaban o que éstos frecuentaban, al extremo de que sus familiares y allegados eran detenidos; los sectores de derecha y algunos medios de comunicación pedían la cabeza de los fugados, por considerarlos un peligro para la democracia, y que los culpables o cómplices de la misma fueran sometidos a juicio, exigiendo extremar las medidas de seguridad. Desde el comandante Chávez y ahora con Maduro, la fuga de los políticos presos parece algo muy normal, es un suceso que se ha tornado de moda, ya que cualquier político puede cometer una infracción, genocidio, un delito, robarse los activos del Estado, promover homicidios, pedir intervenciones militares, impulsar guarimbas, vender los recursos petroleros a otras naciones; luego el sistema de justicia lo mete preso, pero a los meses "son puestos en libertad" a través de la fuga, "escapándose" luego del país. ¿Será acaso una modalidad para disminuir la presión internacional? ¿O será una estrategia para pactar con la oposición?

Con los regímenes de Chávez y Maduro ninguna medida perjudica a los familiares de los fugados o evadidos; ni los medios, ni los de derecha se hacen eco de ninguna fuga, no piden la cabeza de ningún prófugo, por el contrario aplauden la fuga y se burlan de la inseguridad que impera en los servicios penitenciarios o de la desprotección de sus viviendas. Venezuela es el país de las fugas, aunque este suceso no es nuevo se ha convertido en una especie de bandera política de los criminales, en la corona de los políticos presos; pero al mismo tiempo en la debilidad del gobierno, independientemente de la participación o no que éste tenga. La lista de los fugados es larga, los más recordados son: Pedro Carmona (2002), asilado en Colombia; Carlos Ortega (2006); Eligio Cedeño (2007); Antonio Ledezma (2017), salió de su casa rumbo a Colombia ahora vive en España; David Smolansky huyó para Brasil, Gustavo Marcano, en EE.UU.; Luisa Ortega Díaz y Germán Ferrer (2018), evadieron la justicia y escaparon por vía marítima; Iván Simonovis (2019), se le dio casa por cárcel por problemas de salud, escapó; Julio Borges; Juan Guaidó, dicen que "huyó" para EE.UU., pero el gobierno nunca lo detuvo y lo considera un prófugo de la justicia; Leopoldo López, por medidas "humanitarias" le dieron casa por cárcel, luego participó en el intento de golpe de Estado contra Maduro, se refugió como huésped en la embajada española y extrañamente se fugó en octubre de 2020 en horas de la mañana para Colombia y de ahí partió para España. Cada fuga ha contado con el apoyo de gobiernos enemigos de Venezuela, con la CIA, por supuesto también debe contar con el apoyo de funcionarios de alto nivel del gobierno, y con militares de alto rango que permitan burlar las barreras de seguridad no solo de su vivienda, o cárcel, sino de las fronteras que les permita dar la "visa para un sueño" lejos de la dictadura de Venezuela. A todos se les prohíbe la salida del país, sus viviendas o cárceles deben estar custodiadas, pero aun así logran escaparse. ¿Dónde está la falla? ¿Cómo pudieron escaparse si supuestamente estaban vigilados? ¿Por qué las autoridades competentes no los detienen si se escapan por tierra, aire o mar? El alto nivel de perfección que utilizan los prófugos es tal que se queda corto con las fugas que planificaron los dirigentes de izquierda en la Cuarta. Aparentemente nadie deja huella, nadie ve nada, nadie se entera, la técnica de escape empleada es realmente invisible. Es un misterio de la ciencia.

Que se hayan fugado estos seres del país en realidad no es lamentable —porque hicieron muchísimo daño—, aunque no deja de ser vergonzoso e indica una debilidad del gobierno, quien debe dar una explicación de cómo ocurrieron los hechos, quiénes fueron los funcionarios cómplices que los protegieron. Lo que sí es lamentable es la fuga de cerebros y del talento humano que se fueron del país buscando nuevas oportunidades de vida para su grupo familiar y/o para los familiares que se quedaron, producto de la crisis económica, política y social que vivimos, derivado del bloqueo económico impuesto y de las políticas erradas que en materia económica el gobierno venezolano ha aplicado. Si bien es cierto que muchos coterráneos regresaron al país por la pandemia, también es cierto que algunos están retornando nuevamente a esos países, en virtud de que no hay estabilidad económica en el país, la dolarización hace imposible que un ciudadano común y corriente se sostenga con el salario actual y el alza de los precios de los productos de primera necesidad de manera constante han hecho que muchos venezolanos tengan que partir para poder enfrentar esta dura realidad. Sin embargo, en este grupo no están los profesionales como médicos, enfermeras, ingenieros, que encontraron un mejor estatus social económico en otros países, que los recibieron por su talento, por egresar la mayoría de universidades públicas reconocidas, porque nuestra educación académica es del más alto nivel de Latinoamérica, por su alto nivel de formación, capacidades técnicas e intelectuales. Sin denigrar, por supuesto, el trabajo que hacen nuestros migrantes que, aun siendo profesionales, son subpagados o explotados por la clase empresarial salvaje de esos países, donde ni siquiera seguridad laboral tienen; pero sus sueldos les alcanza para vivir bien, cosa que no puede obtener en Venezuela.

Lastimosamente, un profesor universitario venezolano prefiere lavar platos en un restaurant que ejercer su profesión en Venezuela. Desde cualquier óptica que se mire, esto es consecuencia de un sistema, es parte del neoliberalismo que oprime, que esclaviza, que incita al consumismo, a la "libertad económica" y no a la libertad del Ser. Por supuesto, que la libertad del Ser la obtendrá desde su consciencia, no depende de ningún régimen, pero bajo el modelo del capitalismo nunca lo logrará. No nos preocupa que se vayan ladrones de cuello blanco y rojo del país, porque esto coadyuva a limpiar nuestro proceso. Nos entristecen los cerebros que se fugaron buscando un futuro mejor. No obstante, los que se quedaron son ultra valiosos, porque piensan que este país si tiene futuro y con su conocimiento ayudan a sacarlo adelante.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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