"A lo mejor te la pasas en el norte, bebiendo Whiski del bueno, chavista de m..."

Expresión visceral, compulsiva, que recibí de un lector, en mi correo privado, recientemente, después de haber escrito unos argumentos con aspectos diversos, desde mi punto de vista, en Venezuela, en mi país. Como es natural, estas expresiones se reciben, generalmente, de personas que no están de acuerdo con lo que uno o cualquier mortal estampa. A mi parecer, la intolerancia se pone de manifiesto, cuando alguien lee, lo que no quiere recibir. El pensamiento es complejo. Dilucidar es libre. Cada quien escribe o exterioriza lo que a su juicio le parezca conducente. Nadie es dueño de la verdad. No es un ring de razones. El mortal que no esté de acuerdo, puede, fácilmente, realizar sus contraargumentos con sano juicio, razonado, con un debate de altura; exponiendo sus puntos de vistas; dicho sea de paso, sí existen lectores que lo practican. Es un acto de personas civilizadas. Con conductas arrancadas de las greñas, no se llega a ningún puerto seguro. Bueno, cada persona, ve el mundo desde su óptica, que por su esencia, ha recibido ese don de Dios. No obstante, ¡Cuánto nos hace falta la cartilla del sentido común! La prudencia en la comunicación. La alteridad.

A todas estas, Sí, soy un Chavista de…mucha tolerancia. No les refuto ponzoñosamente. A muchos, los he invitado a hablar de los asuntos, acompañados de una humeante taza de café. Lo que las personas ignoran, es que este escribidor, subsiste de una pensión vitalicia, producto de mis treinta años de trabajo, que casi me falta comprarme un chupetero; y ponerme a vender chupetas en el metro o en una plaza, para asirme de una ayudita adicional; a pesar de que ejerzo la docencia universitaria; y uno que otra entradita en el libre ejercicio del Derecho. No vivo zamureando cargos públicos. Varios de los que me han ofrecido, por cuestiones personales, los he rechazado; otros, por razones que ignoro, no se materializaron. Sí, comparto una filosofía fundamentada en el Chavismo, con sus debilidades y fortalezas, con su claridad e incertidumbres; pero siempre pretendiendo mantenerme fiel a mis principios. No me considero altruista, ni mártir, ni patriotero. Creo, que el hombre no puede estar en dos aguas al mismo tiempo. "¡No crean que la luna es pan de horno, porque la vean redonda!", solía decir el viejo Augusto, mi difunto padre; cuando éramos unos cándidos párvulos.

Aunque esto no corresponde a una cátedra de ética, es pertinente traer a colación lo que en un principio dije: La Intolerancia. "Un hombre, por sabio que sea, no debe tener vergüenza de mostrarse tolerante" (Sófocles). El diccionario de Manuel Ossorio, define la tolerancia, así: "(…) Diferencia que se consiente en el peso, ley, cantidad o calidad de las cosas. Respeto de las opiniones y prácticas ajenas, aun contrarias a las propias." En esta misma línea, toda persona tiene necesidades de diferentes índoles: Culturales, religiosas, económicas, biológicas, de afecto, sociales, entre otras. Dentro de esta última, se hallan las necesidades de elegir a sus representantes, en un mundo tan difícil y complejo, tiene un sentido único: La obligatoriedad del ser humano de preferir sus criterios ideológicos, a su manera; lo que a la persona le parezca más convincente. Hay que respetarlo. Máxima deferencia. Ya bajando la santa maría, hay que considerar que existe el otro como eje y centro de sus principios, de sus formas de pensar, de sus intereses y expectativas: El prójimo. Compatriota que no puede pensar como piensa usted. Hay que ser tolerante; así no sea bebiendo Whisky del bueno. Así lo veo yo.



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José García

abogado. Coronel Retirado.

 jjosegarcia5@gmail.com

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