El indio nuestro americano y la palabra que lo constituye

Dado que no hay novela indígena, es decir, una novelística hecha -desde y a partir de- indígenas, lo predominante en la literatura han sido las novelas denominadas indigenista, y con esta definición tenemos una fuerte polémica entre los críticos, según sea sus tendencias y clasificaciones. Vamos, en estas notas, a desplegar una panorámica general de esta temática y su problemática; a fin que nos permita ir -en busca del discurso literario que nombra al indio americano y su realidad -.

En nuestra nota anterior hemos dado cuenta del surgimiento de la primera novela indigenista, "aves sin nido", aparecida en Perú, en 1889, escrita por Clorinda de Tunner, sobre la cual hay, si podemos decir así, un consenso en su denominación. La clasificación de las novelas que abordan el tema indígena, que motivan estas polémicas, son de vieja data, y a pesar de ello, los críticos no han llegado a definiciones univocas a la hora de considerar modelos y perspectivas de este género. Nosotros nos servimos de estas consideraciones, a manera de itinerario general, por donde ha cruzado la novela que toca el tema indigenista; sin embargo, nuestro interés está centrado en el contenido del "discurso literario", en tanto que "discurso de la realidad"; con la pretensión de encontrar aquellos elementos que nos permitan situarnos frente al hecho del ser americano.

Dos grandes enfoques, han marcado el "discurso literario" sobre el indio. Primero, autores que escribieron sobe el indio, en tanto que temática para la construcción de una obra literaria, donde no entraba ningún interés en torno al conocimiento sobre su realidad. Segundo, autores que partieron de la condición del indio y su realidad político, social y cultural como un todo, que dieron diversas perspectivas en el abordaje de esta temática; por supuesto, estos dos puntos de partida implican concepciones diferentes y tienen puntos de llegada totalmente distintos.

Un factor importante en al discurso literario, que expresa lo indígena, lo impulsa la revolución mexicana, acaecida en 1910. La búsqueda de una cultura nacional mexicana abandonó el canon tradicional del europeo para cambiarla por la precolombina. La revolución transformó el estereotipo nacional del mexicano, predominantemente blanco europeizado, en un tipo de piel oscura y de marcados rasgos indígenas. Así mismo, los movimientos nacionalistas en América Latina, tanto en sus objetivos políticos, como en el análisis de sus sociedades, principalmente en países de fuerte presencia indígena, como Perú, Bolivia, Ecuador, Guatemala, etc.; contribuyeron de manera significativa a la presencia de la cuestión indígena, dado que en sus programas políticos reconocían y afirmaban la contribución cultural del indio a la vida de la nación. Una expresión de ello lo representa los escritos de J. C. Mariátegui en la revista Amauta. Tenemos pues, un período marcado por la presencia del indio como centro del hecho político y cultural en nuestros países.

El desarrollo de esta tendencia sufrió varias transformaciones en su recorrido histórico, dando origen a diversas perspectivas en la narrativa; sin embargo, el cambio radical viene con un hecho de gran trascendencia, como lo es el triunfo de la Revolución Rusa en 1917, que va a influenciar toda la dinámica político-social-cultural en todo el mundo y por supuesto a la narrativa. Para el final de la primera mitad del siglo XX toda la cultura y el arte estarán impregnados de lo que se llamó el arte socialista, o también definido como el realismo proletario. La revolución bolchevique, así como las ideas y desarrollos que se desprendieron de ella, tuvo repercusiones sin iguales en todos nuestros países y el continente. La lucha y el desarrollo de nuestras sociedades americanas, como el desarrollo de su literatura, no escaparon a los hechos revolucionarios que palpitaban en todo el mundo. La categoría proletario, o el hecho obrero, en tanto que premisa y eje fundamental del desarrollo de los movimientos políticos que buscan un cambio de sociedad, desplazó completamente la imagen del indio; en algunos casos, se mescló la perspectiva obrera y la indígena.

La mayoría de los autores coinciden en que la novela indigenista se expresa en cuatro perspectivas que ilustran la panorámica histórica del género: Primero, las novelas que reflejaban, en una especie de exposición documental, las condiciones en que vivían los indígenas y el trato inhumano que recibían. Segundo, los indios vistos como el sujeto histórico de la revolución social latinoamericana; convertidos en el equivalente al proletariado europeo de la perspectiva marxista de la revolución social. Tercero, la temática indígena como una especie de estudio sociológico. Cuarto, la perspectiva más reciente, que ha dado origen a la mejor escritura indigenista hasta la fecha: "el intento de penetrar la mente del indio a través de sus mitología, su poesía, su leyenda".

El hecho americano desborda toda posibilidad de ser abarcado en una tendencia literaria dado la complejidad histórica de nuestros pueblos; del mismo modo, es harto compleja la lectura del fenómeno de civilización fracturada con la conquista española, que aún hoy late como problema individual y colectivo de una gama de pueblos que se preguntan por su esencia e identidad. El indigenismo creció dentro del romanticismo y agotado éste dio paso al realismo; sin embargo este fenómeno no desterró al indigenismo, al contrario, el hecho indígena sigue latente, reclama nuevas expresiones. El indigenismo se fue agotando, en tanto que tendencia literaria, tanto por sus condiciones internas, como externas. El realismo, durante el siglo XIX era la tendencia burguesa predominante entre los escritores: "...el realismo vino a penetrar ambiciosamente en los fondos inexplorados de la sociedad. Tomo su energía de la completa trama de los problemas religiosos, económicos y políticos. Eliminó la adiposidad del blando lenguaje romántico, y con estilo crudo y descarnado presento lugares, personas y situaciones del mundo social. Dio una nueva dimensión a la literatura. La llevo a producir tesis y conclusiones", (G. R. Pérez). El realismo del siglo XIX vendrá a sufrir, pues, una transformación radical con la aparición del realismo socialista, producto de la Revolución Bolchevique, en las primeras décadas del siglo XX.

Indigenismo y proletariado son dos categorías importantes en el momento histórico actual (categorías desfasadas según algunos), para el desarrollo de la dinámica social y política, así como del desarrollo de nuestra narrativa americana, a la luz e influencia de los acontecimientos mundiales actuales. Nuevas temáticas que manifiestan o expresan el problema de la coyuntura histórica mundial desplazaron del centro de atención al indio y al proletario, más no lo borran. Nuestros pueblos, pudieron vivir de espaldas al hecho de la expresión indígena, más, borrar el fenómeno es imposible dada nuestra esencia cultural. Comprender el tiempo actual implica la lectura de lo que somos y hemos sido a través de la historia. Indigenismo y proletariado son fenómenos históricos de Nuestra América que necesariamente debemos abordar con el imperativo que el tiempo presente reclama. Desplegado este marco general, histórico, político y social; podremos tener una contextualización para las notas siguientes donde abordaremos el problema del indio, a través de los distintos autores y sus escritos, en la perspectiva que hemos denominado el indigenismo.



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Luis. E. Villegas. N.


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