¿En qué se parece Hany Kauam a Cesar Rengifo?

La respuesta a esta pregunta es sencilla y rápida: ¡No se parecen en nada! Sin embargo, Hany Kauam aporta ideas interesantes de analizar en la entrevista concedida al diario Últimas Noticias el pasado domingo 11 de mayo de 2014, muy a propósito del cumpleaños 99 de Cesar Rengifo. En la mencionada entrevista Kauam se distancia del gobierno bolivariano diciendo que “lo han apartado del mercado” y echa pestes al arte y la cultura diciendo que son una mierda. Además, critica a los políticos. Debemos celebrar la (¿tardía?) sinceridad de este cantante.

Kauam ha dicho en la entrevista cómo se define desde la actividad que realiza. Se describe compositor y cantante. Su posición es clara; percibe al gobierno y a la revolución como un “mercado” que le deben servir para lo que él hace, si esto no es así, entonces el gobierno y la revolución no (le) sirven. Es importante preguntarse: ¿Cuál es la forma más efectiva que tendría el gobierno para servir a Kauam?, la respuesta es sencilla y rápida: generándole dinero. Si el gobierno y la revolución no le generan el dinero que él espera por lo que hace, entonces el gobierno y la revolución no sirven. Para Kauam, la revolución debe producirle dinero si no, él deja de dar vivas a la revolución. Así de fácil.

La estupenda sinceridad de Kauam nos trae de inmediato la imagen del oportunismo: conducta generada por debilidades éticas que impulsa al ser humano a aprovechar cualquier oportunidad para demostrar ciertas habilidades y lograr ventajas, sin importarle los principios y valores que demuestra y quienes se perjudican con dichas ventajas. Responder de esta manera a una acción cultural no es nada nuevo, es la forma farandulera de ver la cultura que tiene al posible arte como un espectáculo; lo novedoso pudiera ser la expresión que esto tiene en un proceso donde lo revolucionario debe prevalecer. Es claro el oportunismo de Kauam cuando dice que la cultura es una mierda, luego de quedar fuera del “mercado” que él concibe como “gobierno”. Mientras estuvo cerca nunca dijo nada. Lo que no queda claro, es cómo Kauam se vincula con la acción cultural de un gobierno revolucionario.

Surge entonces la memoria de César Rengifo y su propuesta cultural para nuestra revolución. César visiona una cultura como una dimensión de la lucha de clases. Para César no hay expresión cultural aséptica de las relaciones de poder, ni de la expresión de la clase social desde donde se coloca la acción cultural y define al cultor como sujeto político de esa acción cultural. No hay oportunismo posible cuando el cultor se coloca como un sujeto político claro en defensa de una clase social que lucha por su liberación.

Desde este punto de vista la acción cultural es altruista: da mucho más de lo que recibe y busca entregar a la revolución un arte que es del pueblo y recibe del pueblo la satisfacción de su transformación liberadora porque el cultor también es pueblo; liberándose con el pueblo, el arte que despliega el cultor es un arte liberador. La acción cultural del sujeto pueblo cultor político no está en venta, no se vende, no se inscribe en un mercado; es una acción consustanciada con un pueblo que es el verdadero artista, que hace ese arte en la complejidad de la vida. El papel del cultor es expresar ese arte producido por el pueblo en su vivir, a través de sus extraordinarias habilidades. Y estas habilidades, por muy asombrosas que sean, nunca estarán por encima del pueblo, ni van a ser vanagloria del Ego. Según César, no hay distanciamiento posible entre el sujeto cultor político y el pueblo, son un mismo esfuerzo y una misma lucha.

Todo el arte gráfico de César, toda su obra teatral, su poética, su filosofía, su acción política son posibles porque están en el pueblo expresadas. A través de su sensibilidad, el cultor expresa su arte del pueblo y esta sensibilidad es social, no es la sensibilidad del individualista que se conmueve por las veces que mueve las alas el colibrí y le importa un bledo que los soldados cascos azules invadan al pueblo de Haití (Ali Primera). César Rengifo hace simbiosis con toda la belleza, siempre y cuando su expresión sirva como elemento liberador del hombre. Belleza sin pueblo es moda y la moda es pasar de moda. Toma del pensamiento de Carlos Marx su teoría de la alienación, para referirnos la posibilidad de realizar un arte liberador que emancipe al hombre y a la mujer de toda forma de alienación que los explote y conduzca a la muerte, es por esto que su propuesta artística y humana está poderosamente relacionada con la vida.

Otra dimensión trascendente de la obra de César es su acción radical. Nada superficial afecta su obra, no hay señuelos ni imposturas, más bien hay un llamado a profundizar para buscar las raíces y lo demuestra el mural AMALIVACA que aún dice su dignidad en el Centro Simón Bolívar. El mito haciéndose real en las lógicas populares, en sus mil lenguajes, en sus infinitas tareas por hacer. Es nuestra ancestralidad mostrada en todo su poder histórico, haciendo dialéctica con su perennidad. Es el abrazo del cultor con su gentilicio matrio, nuestro americano y planetario que hizo a Alí Primera enunciar con belleza musical: “Al Pueblo lo que es de César.

Preocupa que el legado filosófico y artístico de César aún tenga poca resonancia en la acción cultural del gobierno bolivariano. Hace falta reflexionar permanentemente su idea que nos dice: “Sin revolución cultural no hay revolución posible”. La concepción farandulera debe estar alejada completamente de las expresiones culturales y artísticas del pueblo y del gobierno bolivariano. La farándula no produce arte sino mercachiflería para el consumo de la publicidad que tarifa al pseudoartista de farándula. César plantea el arte del pueblo en todos los espacios de una sociedad liberada cada vez más de la alienación explotadora a través de una revolución social integral.

Lamentablemente la acción cultural de muchos grupos que se dicen revolucionarios y se dicen herederos de cierto canto con fama de “bonito”, no cubre las expectativas de un proyecto cultural sólido y coherente con las ideas de César, para una revolución como la bolivariana. Metáforas “bonitas” no son necesariamente revolucionarias cuando están contaminadas por el ego farandulero y esa práctica oportunista nefasta que los lleva a estar silenciosos cuando disfrutan de privilegios y se vuelven contestatarios cuando el grupo de influencia no los acompaña y quedan fuera del “mercado”.

La concepción y acción cultural del gobierno bolivariano no debe ser el “mercado” para el oportunismo que disfrute un grupito de faranduleros; más bien debe responder a una propuesta radical y crítica como la de César Rengifo, que tenga claros los intereses de la clase que defiende y que se libera de la opresión capitalista. El arte oligarca no existe, el arte burgués es oportunista y vendido al mejor portor, sólo un arte popular como el que desarrollaron artistas como César Rengifo nos preserva, nos libera y nos mantiene alertas en la defensa de la revolución que luchamos junto a un gobierno heredero del extraordinario comandante Hugo Chávez.

Caminamos con las contradicciones lógicas de un proceso siempre complejo, sin embargo, nos acompañan referentes imperecederos como César Rengifo, que se une en cumpleaños al eterno poeta Aquiles Nazoa, en su fervorosa creencia en los Poderes Creadores del Pueblo. Hacia el centenario de César Rengifo, por una revolución cultural en la revolución bolivariana y chavista.


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Oscar Rodríguez Pérez


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