De vuelta y devaluaciones

Sumar mi manifestación de regocijo por el arribo del presidente Chávez al país, a las muchas que se han dado en este portal y en diversas actividades a escala nacional era un deber y una necesidad. Deber como militante de este proceso (que no del PSUV, en el que sigo inscrito) ante el líder indiscutible del mismo y una necesidad por retomar la práctica de la crítica, Aporrea mediante.

Sabemos que la llegada del presidente no implica necesariamente su incorporación con todas las de la ley al frente del gobierno y del proceso. Soy de los que piensan que debe tener la paz necesaria para su completo restablecimiento a contrapelo de los que quisieran cargarlo en palanquín para venerarlo o usarlo como el coco y mantener a raya a opositores y revolucionarios insumisos (ultrizquierdistas, diría el vicepresidente).

En todo caso el camarada Chávez se encuentra entre nosotros y de alguna manera devuelve, por una parte, al pueblo venezolano la confianza algo deteriorada por los últimos acontecimientos que han sacudido a la opinión pública y por la otra, en lo personal, la libertad de seguir expresando mis discrepancias por lo que considero desaciertos del gobierno nacional, toda vez que, al estar convencido de que las acciones emprendidas cuentan con la aprobación de Chávez (cuando no son orientaciones directas), sería, cuando menos descortesía hacer los señalamientos críticos en su ausencia. Siendo, claro está, una presunción de mi parte, que las mismas sean de su conocimiento.

Las polémicas que se han dado en el país en los últimos días evidencian la fortaleza y el deseo de un pueblo de no dejarse quitar lo alcanzado hasta ahora. Que el desarrollo del proceso y de las ideas que lo sustenten es muy saludable y Aporrea lo posibilita, lástima que una buena parte de las manifestaciones de apoyo a la decisión de devaluar el bolívar tenían el evidente objetivo de, cuando no acallarla, al menos minimizar la polémica. Ellas iban, de la simple posición contraria a la gran mayoría que manifestó su desacuerdo, a la ofensa abierta y abyecta; de la explicación razonada y juiciosa de la implementación de la medida a la distorsión descarada de la crítica como recurso para su descalificación. Y hasta el humor fue utilizado para tal fin, haciendo creer que la devaluación solo afectaba a la burguesía y que quien criticaba lo hacía desde una posición de privilegio dándose la gran vida en hoteles de lujo y con un desaforado consumismo.

No dudo que hayan tales personas – ¿aquí podría cumplirse aquello de que cada ladrón juzga por su condición?-, la actitud de la derecha venezolana, antes y después de la medida así lo sugiere. Pero que se nos meta a todos los que la rechazamos en un solo saco, tiene, a todas luces un piquete intragable. ¿Acaso tal devaluación no se hará sentir en el bolsillo de todos los venezolanos que dependemos de un ingreso fijo, de un (ese sí) escuálido salario y que eso no sucederá por que los ministros digan que eso no debe ocurrir, que los comerciantes no deben… que las clases dominantes entiendan…?. ¿La culpa ahora la tenemos nosotros, el pueblo venezolano, por consumistas? ¿Depende de abstracciones como la “voracidad del dólar” y otras perlas del tecnicismo macro-económico? Una cosa es la defensa del proceso, nuestra adhesión al proyecto socialista y otra muy distinta la justificación de despropósitos gubernamentales, a menos que hayan beneficios de por medio que compensen los desajustes que, como consecuencia, trae la devaluación de la moneda nacional.

Pero es que el problema no es si se justifica o no la medida tomada, no es ese el núcleo de la discusión. Claro que fue acertada y necesaria, pero como consecuencia de los errores cometidos previamente o es que la idea de la creación del SITME fue acertadísima. Hasta ahora nadie quiere siquiera recordarlo. Y qué decir de la escasez de productos en diciembre y la posterior aparición mágica de grandes acumulaciones de productos acaparados sin que haya un solo responsable por tales hechos. La posición del gobierno luce, no digamos cómplice con las clases dominantes, pero sí endeble ante sus presiones. ¿Se puede construir socialismo lastrando tanto temor ante el enemigo? Parece que lo de “rodilla en tierra” es literal.

A quién hay que convencer de que no producimos nada, que todo lo importamos, que vivimos de la renta petrolera, que existen infinidad de mecanismos por los cuales nuestra riqueza se esfuma hacia el exterior, que la corrupción es real, que consumimos más de lo necesario (algunos que pueden), que existen acaparadores, especuladores y remarcaje en los precios y un sinfín de perversidades y distorsiones en la economía que nos atan al capitalismo y no nos dejan acercarnos al socialismo. Quién en 14 años que lleva este proceso no ha hecho lo necesario para que eso no ocurra ¿el pueblo? Quién ha hecho acuerdos con los chinos para atiborrarnos de acondicionadores de aire que demandan más energía eléctrica de la que disponemos ¿el pueblo? Quién estimuló la venta de BB para hacerle el seguimiento a @chavezcandanga. Quién le ha dado carta blanca a la banca privada para hacer lo que le da la gana con el usuario –y la pública no se queda muy atrás- Quién ha emprendido una GMVV en la que se han invertido cientos de miles de dólares para pagar a transnacionales y constructoras privadas locales para construir viviendas sin la participación popular que se relega a engrosar actos de calle y manifestaciones que no dejan saldo organizado ni forman conciencia socialista. A quién culpar si mañana, alguna beneficiaria que pasó dos años esperando en un refugio indigno, le dé por vender la vivienda que recibe y por la cual no tiene sentido de pertenencia alguno como lo pudo tener por su rancho que construyó con sus propias manos y se lo llevó la quebrada.

Hasta el momento no se ha visto por ningún lado el más mínimo intento de poner en práctica la autocrítica que en el Consejo de Ministros del “nuevo ciclo de la Revolución Venezolana” el presidente Chávez orientó. No hay, por decirlo en el creciente tono santurrón y beato que impregna al discurso gubernamental, propósito de enmienda, y el nuevo ciclo comienza muy parecido al viejo, lamentablemente.

Bienvenido presidente Chávez al país de lo posible.

Saludos a todos.


Jutor2000@gmail.com


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Juan Torres Rodríguez


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