Pelones en revolución (III)

En Venezuela tenemos la suerte de contar con un líder que pide, de manera permanente, que critiquemos, que hablemos de las necesidades del país, que no mintamos, que expresemos solidaridad. Eso no se consigue todos los días y por eso escribimos acerca de estos pelones, siempre con la finalidad de que sean corregidos.

Un pelón en esta revolución, que también es heredado y que lo usamos como calcetín original, es que siempre se nos olvida que existe una amplia interrelación en lo que hacen los organismos de servicio público.

Un sencillito caso es el del bendito asfaltado,  que cuando logramos hacerlo en una calle o avenida, con dedicación y todo, se nos olvida que eso no está completo, porque se requiere del acompañamiento de quienes deben pintar de blanco el pase de peatones en las esquinas, la separación de las vías de circulación, porque nos podemos encontrar de repente, como en la Autopista Regional del Centro, antes de llegar a Maracay, con una zona bien asfaltada pero sin diferenciación de los canales ni de la zona que ocupa el hombrillo, simplemente porque no la demarcaron.

Esa realidad genera problemas, porque los conductores deben estar adivinando por donde desplazarse y eso, donde todos andan a velocidades altas, es bastante peligroso porque un pequeño toque entre dos vehículos que van a más de 80kms/hora puede generar la pérdida de vidas.

Un asunto adicional, es que a veces se repara una calle y para hacerlo, no se toma en cuenta el problema de las filtraciones y la reparación no dura mucho, porque la filtración sigue y continúa el deterioro.

Eso por las autopistas, pero no hay que olvidar que en las ciudades es el mismo problema en calles y avenidas: asfaltan y no demarcan para separar los canales de circulación con pintura blanca y tampoco hay señalización alguna. A veces asfaltan y las alcantarillas quedan muy por debajo del nivel de la calle y entonces los vehículos caen bruscamente; en otras ocasiones, todo está súper asfaltado, bien, y las alcantarillas no sirven. Hay toda una interrelación de servicios que debe ser tomada en cuenta.

Si paseamos por la avenida José María España, en Camurí Chico, estado Vargas, por ejemplo, la vía se aprecia muy buena, pero sus desagües están tapados por un montón de recipientes plásticos que unas cuantas personas carentes de educación de calle, botan cada fin de semana.

Para los litoralenses, es una amargura la visita, cada semana, de unos miles de caraqueños de los cuales, cientos se comportan con una actitud depredadora.   

Otras veces, sea la empresa de electricidad, gas o teléfonos, después que  revientan las calles para una reparación, entonces más nadie se da por enterado que las calles quedaron destruidas.

 

estacio_conac@yahoo.com 


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Pedro Estacio


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