A propósito de la primera línea estratégica de acción política del PSUV (Enero de 2011)

Sobre la cultura política socialista

La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista

mientras exista, sus efectos se haran sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia.

Ernesto “Ché” Guevara[1].

 

El domingo 30 de febrero en el programa nocturno Debate Socialista transmitido en Venezolana de TV, se realizó una de las primeras discusiones televisadas sobre las recientemente divulgadas Líneas Estratégicas de Acción Política del Partido Socialista Unido de Venezuela, propuestas por el Buró Político de dicho partido para la discusión de sus bases, de las organizaciones populares y revolucionarias del país y de la población en general. El programa dirigido en esta ocasión por el diputado Héctor Navarro contó con la presencia de los profesores Iraira Vargas y Vladimir Lazo. Dicho debate se enmarcó sobre todo en la primera línea estratégica denominada en el documento del partido “De la ‘cultura política capitalista’ a la militancia socialista”, pero inevitablemente fue más allá del tema del partido en sí y abordó una cuestión que hace tiempo se ha puesto en el tapete en la escena política bolivariana: la de los denominados valores socialistas.

Es en torno a ese tema amplio, y en relación también al partido de la revolución, que nos gustaría manifestar algunas consideraciones.

Habría que decir, en primer lugar que la discusión televisada debió enfocarse un poco más en el contenido concreto del documento en sí, que se refiere, en cuanto a esa primera línea estratégica a combatir la cultura política del puntofijismo, basada en el clientelismo y el arribismo a través de los partidos políticos. Dicha herencia que se debe combatir implica mucho más que la cuestión del tan voceado cambio de valores. El mismo documento evidencia eso, cuando se dice: “(…) enfrentar esa cultura capitalista, favoreciendo el contacto directo con el pueblo, interpelándolo, pero sobre todo, dejándose interpelar por él, convirtiéndose en una suerte de intérprete de las demandas y las aspiraciones populares…”[2] Ese es además un tema transversal en todo el documento partidario y consideramos que en la discusión a que hacemos referencia no se le dio la dimensión precisa. Pero analicemos lo que se discutió.

 En el programa de TV la profesora Vargas - y en gran medida los miembros del PSUV entrevistados en micros - argumentaban la necesidad de formar a la militancia, y en general a la ciudadanía, en los valores socialistas de solidaridad, compromiso, honestidad, trabajo, etc. Seguramente desde las primeras experiencias de organizaciones

políticas socialistas y comunistas en la historia se ha planteado el tema de la conducta y los valores que los militantes deben seguir, y poco a poco se fue delineando la certeza de que el partido de la revolución socialista, debe expresar en su militancia el germen de la nueva sociedad, en términos de su moral nueva (como en otros aspectos de la vida). Por eso es siempre importante, fundamental, ineludible, en la construcción de un partido revolucionario desarrollar esta línea de acción de la nueva moral.

Pero, más allá de esa certeza, no podemos pretender que la nueva sociedad se va a construir a partir de fomentar en el pueblo y los militantes los “valores socialistas” sin asumir las tareas de transformar las relaciones sociales objetivas sobre las cuales se sustenta la reproducción diaria de la moral burguesa, en fin sobre la cual se asienta una civilización encaminada a la concentración de la riqueza en pocas manos, la conversión de toda relación entre personas en mercancía, en valor, y la desintegración social y degradación de la condición humana.

En tal sentido nos pareció que el profesor Lazo dejó algunos planteamientos fundamentales. Si nosotros queremos combatir un mal es preciso entender sus causas, sus orígenes y sus fundamentos originales. Por eso es tan importante entender y a su vez enfrentar los fundamentos de la sociedad burguesa, del capitalismo: el régimen generalizado de trabajo asalariado, la propiedad privada de los medios de producción (que implica el monopolio por parte de la burguesía de los aparatos de propaganda y cultura), la reproducción diaria de la lógica mercantil. Obviamente no se pretende aquí hacer desaparecer de la noche a la mañana dichos elementos constitutivos del capital. Es conocido que es esta una lucha de largo aliento y que implica estrategias de variado alcance y ritmo. Lo que nos preocupa es cuando las políticas y la línea de acción se vuelve cada vez más errática en afrontar la transformación de dichas condiciones materiales y a medida que ocurre esto nos refugiamos más en el discurso de cambiar primero los valores de los individuos, en volverlos “socialistas concientes”.

Es esta una discusión que implica abordar muchos más temas y a fin de cuentas tiene que ver con los dilemas de la construcción socialista en general. No pretendemos que en este espacio se hable de una cuestión tan amplia, que implicaría además una polémica que tan sólo queremos fomentar (y que en realidad está ya abierta, como decíamos). Pero si nos parece necesario hablar aquí del dilema de la moral socialista y las tareas concretas de una revolución de ese tipo.

Es necesario ahondar más en el tema de la moral y la ética socialistas, no es una cuestión sencilla y no se trata sólo de enumerar valores y virtudes, algunas de las cuales, también ha tomado ya hábilmente la sociedad capitalista y sus voceros para sustentar la conveniencia de su régimen de producción y de vida. Consideramos que un primer punto a considerar al respecto es que la nueva ética se fundamenta en las prácticas que de manera real rompen con la estructura material del capitalismo. Nuevas relaciones laborales, de propiedad y de producción, nueva manera de concebir las relaciones entre hombres y mujeres, la práctica diaria y real de la democracia protagónica, de todo el pueblo - en las decisiones más importantes también - la confianza en la capacidad organizativa y de gestión de las masas, la cultura del trabajo por encima de la cultura rentista o clientelista, la práctica del beneficio colectivo sustentada en ese trabajo, etc. Son esas por ejemplo algunas actitudes que se van asumiendo, pero que sólo se aprenden en la lucha concreta, en el avance efectivo del nuevo modo de producción y el nuevo régimen de gobierno.

El partido se hace escuela de nueva moral cuando asume las tareas concretas de transformación

 

Las mismas premisas de que se ha partido desde hace un tiempo para la construcción del socialismo en Venezuela se han utilizado para la construcción del PSUV: apelar a la conciencia de los militantes, a la moral socialista, para garantizar el cumplimiento de las tareas que éste se ha planteado desde su formación y que ciertamente - como el mismo Cdte. Chávez lo ha señalado críticamente – han estado enfocadas sobretodo a la labor electoral. Sin embargo, ya el propio documento de las Líneas Políticas Estratégicas plantea nuevas tareas que pretenden rebasar el electorerismo y que, consideramos, son más cruciales que el machacarle a los militantes la “nueva cultura militante socialista”, por lo menos en este momento del proceso político venezolano: nos referimos a las cuatro últimas líneas estratégicas. Consideramos que esas tareas imprescindibles impondrán una agenda de medidas destinadas a avanzar de manera resuelta en la afectación de la estructura de propiedad, de poder económico, y en la puesta en práctica de una verdadera democracia popular. Pero eso se dará si realmente el partido se pone al lado de la lógica de los requerimientos diarios de la población y asume sus retos.

Son esas tareas pues la mejor escuela para generar la práctica de valores socialistas en la militancia, y no al revés, creemos. Solo en la lucha, en la construcción diaria de las nuevas relaciones sociales, en la respuesta concreta que el pueblo y el gobierno popular le den al poder de la burguesía y el imperialismo, a la reproducción del viejo estado burgués, es que los valores socialistas a que apelamos se anidaran no sólo en los revolucionarios con un grado de conciencia, sino que en todo el pueblo, incluso en los más incrédulos o reacios.

La “nueva ética socialista” debe dejar de ser un discurso para justificar u ocultar las prácticas burocráticas y erráticas de algunos militantes y autoridades, que poco han avanzado en las medidas estructurales de afectación del régimen capitalista dependiente y rentista de Venezuela.

Otro aspecto fundamental es el de la formación política de las organizaciones populares y de todo el pueblo, la clase trabajadora, los campesinos, las mujeres, estudiantes, intelectuales y artistas, etc. Las mejores intenciones de ser honestos (tomando en cuenta además que la honestidad es un valor que también levanta hipócritamente la moral burguesa) no han sido ni serán suficientes para llevar con éxito un proceso revolucionario. Creemos por ejemplo que un valor socialista prioritario debe ser la voluntad de los militantes de formarse - por supuesto que todos tenemos que estar siempre formándonos, no se trata ciertamente de iluminados que ya todo los saben y que le tiene que enseñar a otros -. Es esa por cierto otra deuda que el PSUV debe asumir, consideramos que aún no se han desarrollado los objetivos que se plantearon con el Sistema de Formación Socialista Simón Rodríguez, dejado también de lado por las urgencias de la coyuntura y los procesos electorales. Recordemos que sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria, y viceversa.

Queremos señalar un último punto importante con respecto al partido de la revolución, que también implica mucho mas detalle pero que es necesario esbozar aquí. La revolución socialista que busca construir un régimen social y económico radicalmente distinto al capitalismo tiene como una de sus herramientas fundamentales al partido de clase, que asuma como motivación central de sus actos los intereses de las trabajadores y trabajadoras y de sus aliados en la lucha, todos los sectores que sufren la opresión del capital. La burguesía y sus aliados ciertamente están organizados en partidos, aunque sean aparentemente débiles o momentáneamente ineficaces en Venezuela.

La clase trabajadora, los pobres y oprimidos, necesitan también de ese instrumento para llevar adelante la larga lucha por el socialismo. Debe ser un partido de nuevo tipo y ahí se engrana el tema de la ética y la nueva cultura socialista con la necesidad de construir un partido de clase, que garantice justamente que los nuevos valores sean delineados por esa clase. El profesor Lazo también insinuó ese tema al final de programa al que nos referimos.

Podría parecer inadecuado que alguien que no participa en el PSUV (como el que redacta este artículo) se interese tanto en las cuestiones de este partido. Además que nosotros pensamos que en diferentes sectores organizados existe gran potencial revolucionario – como en las bases del PSUV -, consideramos que la temática que hemos abordado rebasa el ámbito específico del partido socialista y plantea tareas fundamentales para la organización política del pueblo para la construcción del socialismo a partir de el proceso que hemos vivido en los últimos doce (o veintidós) años.

Por cierto, este debate se abre cuando estamos conmemorando los doce años del gobierno bolivariano y a diecinueve años de la insurrección cívico-militar del 4 de febrero, ambos hitos fundamentales en la historia reciente de Venezuela que marcaron una nueva etapa de lucha y sobretodo que abrieron la esperanza de nuestro pueblo de conquistar por fin su libertad plena, la soberanía, independencia y la sociedad socialista. Por eso es necesario, luego de un balance de lo avanzado, considerar concienzudamente con que instrumentos estamos trabajando para lograr esos supremos fines, ¿serán los adecuados?



[1] El socialismo y el hombre en Cuba. Ediciones de la Presidencia de la República. Ministerio del Poder Popular para el despacho de la Presidencia. Caracas, 2008.

[2] Partido Socialista Unido de Venezuela. Líneas Estratégicas de Acción Política. Enero de 2011. Encartado con el Diario Correo del Orinoco.



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