Fabricio ¡No morirás jamás!

Los hombres que desaparecen jóvenes (dice Chaterumbriand) “Son vigorosos viajeros que hacen pronto un camino, que los hombre más débiles acaban a paso lento”.

Cuantos de esos viajeros vigorosos tuvo la lucha armada que inicio Fabricio Ojeda en sus últimas jornadas. Fue un hombre de ideales, siempre fieles a sus principios, no se dejo halagar por los espejismos de la ambición de políticos corruptos en su entorno.

Su absoluta consagración a la lucha en defensa de la constitución, lo llevo a renunciar a su condición de diputado para entregarse a la defensa del pueblo que lo había elegido y había sido traicionado por quienes disfrutaban del poder.

En el alma de aquel joven irradiaban los primeros fulgores de la libertad, comprometido desde el primer momento que acepto ser presidente de la junta patriótica, que dirigió con acierto y lealtad, culminando con el derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez.

Convencido de no ver cambios que favorecieran a las mayorías venezolanas marcho a buscar en el combate la verdadera libertad de su patria con ese sublime amor de los enajenados del heroísmo, lamentablemente cayó prisionero siendo encarcelado en los calabozos del DIM, para luego ser asesinado.

La memoria de Fabricio, alumbrará en los resplandores de la inmortalidad, templados por la sombra del sepulcro. El será eternamente la luz de está revolución, el fue el primer precursor de ella y será el remordimiento de la tiranía ADECA-COPEYANA.

Nada faltó a su gloría: “Tuvo la grandeza de la vida y la grandeza de la muerte”. El país comprendió la magnitud del crimen, se estremeció horrorizado al conocer el asesinato del periodista Fabricio Ojeda en prisión. El era una de las glorias más duras y severas del momento del guerrero revolucionario.

Aquellos que asesinaron a Fabricio apagaron uno de los astros más brillantes de la revolución Venezolana que para entonces comenzaba a florecer. Hoy la patria guarda tu nombre, tus hijos y nietos irguiéndose con orgullo podrán decir, somos los hijos y nietos de Fabricio Ojeda, basta para su gloria.

En la memoria nacional, ejemplo en el mundo de los héroes, para nunca olvidar, porque los hombres como tu Fabricio, como dijo Alí Primera “No pueden llamarse muertos”.

¡Venceremos!


rangeljuan1@hotmail.com


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Juan Rafael Rangel Ortíz


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