LA UPEL-IPB: ¿modelo para armar?

ulio Cortazar, ese inolvidable escritor argentino cuyas narraciones mantienen una indecible tensión dramática y de finales inesperados, tal vez como parte de su experimentalidad, tiene, como todos sabemos, una obra titulada: “62 modelo para armar” (1968), así, si en Rayuela sus capítulos pueden ser leídos en el orden que el lector prefiera: “… aquí los capítulos desaparecen, dando paso a segmentos narrativos separados por espacios en blanco que el lector puede ordenar a su gusto”, (62 Modelo para armar-wikipedia.la enciclopedia libre).

Mutatis mutandis o cambiando lo que haya que cambiar, se podría pensar que el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, núcleo centro occidental de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, UPEL-IPB, dada no sólo su coyuntura recientemente pasada donde al parecer se desataron los demonios que llevó a un límite la gobernabilidad sino que ha entrado en un proceso de reforma o adecuación curricular, pensado desde sus núcleos regionales y locales, ¿representa un modelo para armar?

Ya que, además, las crisis, según es fama en ciertas culturas orientales, son también contradictoriamente una oportunidad para forjar el cambio, tanto en el plano organizacional como en el entorno que como estructuras abiertas actúan las corporaciones universitarias. Aunque, claro, en torno a lo que se puede llamar la “situación” de la UPEL-IPB se han generado varios segmentos narrativos y separados por espacios en blanco, segmentos que, digamos así, habría de confirmar lo que Nietzsche ha configurado la noción de que no hay hechos en sí mismos sino interpretaciones, unas narrativas sobre tales eventos en un tiempo confuso, pues sus actantes sociales, de una u otra tendencia no han podido hegemonizar las fuerzas sociales.

Unido a lo anterior se ha propuesto una transformación curricular para responder a las actuales demandas de la sociedad venezolana, latinoamericana y mundial en lo atinente a la formación del magisterio que habrían de formar las nuevas generaciones del siglo XXI. Y bien está que así sea, aunque personalmente creemos que ese proceso de transformación curricular de la UPEL-IPB no se ha socializado suficientemente en esta comunidad universitaria. Por lo que se han generado muchas inquietudes acerca de, dicho coloquialmente, cuál es el modelo curricular que se va a armar.

El currículo, para decirlo con palabras de Carola Pérez en su folleto “La reforma educativa ante el cambio de paradigma”, (Ucab-Eureka. Caracas. 2000), que están proponiendo los especialistas de la UPEL viene a expresar una “Adaptación creativa a condiciones específicas”, esto es, que la transformación curricular mantenga una “… estrecha interrelación con cada comunidad en condiciones de autonomía relativa”, (p. 21); ya que de acuerdo a una reunión informal sostenida en el Área de Teoría Educativa del Departamento de Formación Docente de la UPEL-IPB, cada instituto va a producir su diseño curricular de acuerdo al contexto socio histórico regional y local; y las especialidades que ofrezca. Aunque este es un dato a precisar.

Lo cierto es que estamos en un proceso interesante donde se ha de expresar visones diversas pero convergentes, posiblemente; a partir del mundo de la vida cabe reflexionar junto al apoyo categorial de la filosofía de la educación y la sociología ídem, así como de la historia-conocimiento de la educación y la pedagogía contribuir a la elaboración de un modelo que responda a las actuales demandas de los llamados fuentes ordinarias del currículo, a saber, la sociedad, el estudiantado y el entorno comunitario.

Un cambio curricular en la UPEL-IPB supone una apuesta filosófica, con fines de abordar al menos tres problemas fundamentales de la filosofía de la educación: el problema antropológico, que aborda la cuestión de qué hombre y mujer formal, o cuál es el modelo o ideal de hombre-mujer que se va a formar, con cuáles valores y conocimientos (antropología filosófica, axiología, epistemología); el problema de los medios, recursos didácticos, teoría pedagógica, infraestructura, pertinencia y relevancia del conocimiento científico-técnico y finalmente, dicho sea a grandes rasgos, el problema de los fines o la teleología: educar para qué (Rafael Acosta Sanabria: para qué filosofía de la educación?- ideas. Filosofía y algo más…, en ideasfilosofíayalgomas.blogspot.com/…/…).

Conviene precisar, pues, cuáles son los fines de esa educación y en cual modelo de sociedad se va a desarrollar, de tal suerte que promover una nueva transformación curricular en la UPEL-IPB requiere articular diversas posturas de los actores sociales, donde por cierto las asignaturas del Área de Teoría Educativa del Departamento de Formación Docente UPEL-IPB antes que estorbar constituye un eje reflexivo importante, ello además es parte de lo que Félix M. Ríos Álvarez da en llamar la responsabilidad social universitaria, (En: “Educación superior y servicio comunitario”, Una Lectura Sociológica de la Venezuela Actual. Ucab. Caracas. 2006. Pp. 78-105).

Finalmente nos dicen que por negligencia nuestra, es decir, de quien esto escribe y otros colegas de nuestro Departamento de Formación Docente no nos enteramos acerca de cómo va ese proceso de transformación curricular, cuyo camino viene al menos desde 2004-2005 y ha continuado en 2011, aspecto que ahora en 2015, se ha retomado con fines de “… consensuar el perfil UPEL de ingreso y egreso y las respectivas competencias”, según la Dra. Betsi Fernández al describir el Documento Base curricular de la transformación Curricular de la UPEL”, (en ww.upel.edu.ve/index.php?, 10 Feb 2012… Entrevista especial Betsi Fernández transformación curricular de pregrado).

No queda claro si es por la delicadeza del asunto que el proceso de transformación de la UPEL abarque tan largo período, pero ya en estos meses de abril y mayo se anuncian intensas jornadas de consolidación curricular de esta casa de estudios (en www.upel.edu.ve), que esperamos no sea como es temor de muchos no sea en desmedro del componente de formación general y pedagógico. Si no que, al contrario, se fortalezca el eje axiológico, heurístico y crítico, donde materias como filosofía, sociología, pedagogía e historia de la educación representan aspectos significativos, ya que la formación del magisterio no debe sacrificarse, como diría un amigo nuestro, en el altar del pragmatismo o de la visión científica-técnica, propio de las diversas especialidades en que egresan los profesionales de la carrera docente.


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Luís Saavedra

Docente, Trabajador popular.

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