¡Universitarios del mundo uníos!

La normativa laboral recientemente acordada entre el sector universitario y el ejecutivo nacional, no solo deja a una masa laboral satisfecha por los logros alcanzados, igualmente sirvió para demostrar que para alcanzar las justas reivindicaciones, los trabajadores debemos buscar siempre luchar unidos, y con absoluta claridad sobre los objetivos que buscamos. También demostró esta discusión la disposición al diálogo de los involucrados, demostrando el gobierno que está consciente del derecho que asiste a los trabajadores de demandar mejores condiciones de vida. Por su parte,  los trabajadores dejaron claro que se puede madurar sin claudicar ni renunciar al legítimo derecho de alcanzar importantes reivindicaciones sociales.

Ojalá pueda servir esta puerta que abrió este acuerdo para que la masa laboral universitaria, comience a darse cuenta de que existe la necesidad de empezar a buscar vías para trabajar unidos, en primer lugar para construir un gremio consustanciado e identificado tanto con los problemas y necesidades de sus agremiados; así como con la necesidad de estimular, incentivar, concientizar y organizar a los trabajadores venezolanos en función de construir un poderoso movimiento obrero puntal y garantía del proceso revolucionario en marcha y por una patria libre y soberana. El gremio universitario cuenta entre sus filas con hombres y mujeres capaces de convertirlo en una referencia de lo que debe ser un trabajo de muchos equipos en diferentes áreas del quehacer y el acontecer nacional, este es un sector donde confluye un potencial material humano capacitado y con vasta experiencia en diferentes áreas del conocimiento, que muy bien facilitará una gran labor con  y hacia los trabajadores, algo que finalmente fortalece y enaltece al gremio en su conjunto.

Las división, la poca organización, el personalismo, así como la falta de planes y políticas más allá de lo reivindicativo, nos  limita ver el papel real de los trabajadores en la transformación de la sociedad, negándole el elemento político e ideológico que tiene la lucha diaria,  nos encerramos en lo rutinario, somos prisioneros del día a día a tal punto que existen trabajadores que se resisten a un trabajo político dentro del gremio, que menosprecian una discusión ideológico y que muchas veces no están ni siquiera dispuesto a oír algo o a alguien en este tema; un gremio que se presume o que en verdad cree formar parte  de un futuro mejor para sus agremiados debe ir más allá de la arenga supuestamente radical o la grandilocuente consigna de ideas sin práctica.

Toda esta realidad lleva a un gremio aún con muchos abnegados y capacitados dirigentes, a un estado de anquilosamiento  quedándose en la protesta diaria, con una visión  muy limitada del trabajo a desarrollar.  El camino que transitamos por estos días los trabajadores venezolanos, tiene que conducirnos a otros escenarios, y con objetivos más definidos e identificados con las nuevas metas y compromisos propios de un pueblo decidido a llevar a cabo una transformación social donde la masa laboral es un factor básico. El otro escenario deseado y en donde debemos hacer esfuerzo no solo los trabajadores, sino el Estado como principal empleador, es trabajar por construir espacios armónicos y fraternos para acordarnos en esa relación necesaria patrono-trabajador, estamos obligados a buscar el día en que no haya necesidad de recurrir a la fuerza para alcanzar las reivindicaciones que todos nos merecemos, tiene que privar la responsabilidad y compromiso con los trabajadores y con el país.  También es verdad que esta actitud tiene que estar presente no solo en los trabajadores, sino también en el estado venezolano, un estado que cree en sus trabajadores, que los respeta y los considera. Un factor básico para impulsar el desarrollo, el bienestar y la independencia del país, un estado que cree que los trabajadores deben ser dignificados, es un estado que no necesita de conflictos, paros, huelgas para darles a esos trabajadores lo que en justicia merecemos. También necesitamos encaminarnos hacia un estado con estas características, para que trabajadores y estado discutamos el futuro de los trabajadores y del país, dentro de un clima de paz y armonía donde ganamos todos y lo que es fundamental, gana el proceso revolucionario.  No trabajar  en función de esto es faltarle  a la responsabilidad que tenemos de mejorar, de avanzar como dirigentes revolucionarios en quienes descansa el futuro de la revolución que buscamos todos los días. Por eso es que de la misma forma que no basta el esfuerzo de los trabajadores si el estado no actúa dándole el tratamiento que merecen, tampoco servirá de mucho la buena disposición del estado venezolano si los trabajadores no tenemos claro la importancia de vincular la labor gremial con la profundización del trabajo político e ideológico dentro de la masa laboral.

Por todo esto es que valoramos este paso unitario del sector universitario, porque significa un primer paso en una dirección correcta, tomando  en cuenta que entre las peticiones aparece la transformación universitaria, como una firme y vieja aspiración de docentes, administrativos, obreros y estudiantes, y nadie podrá dudar el gran aporte que unidos estos diferentes sectores van a dar a esta transformación universitaria. Se puede afirmar sin temor a equívoco, que en cada uno de estos sectores existe un gran ejército de hombres y mujeres capacitados y ganados para dar lo mejor de sí, para hacer de las universidades instituciones abiertas al debate, a la creación, a la construcción para aportar al país, y como motor generador del desarrollo en el que estamos empeñados y que sin la participación de las universidades no va a ser posible.  Hay que estar claro que un trabajo así encontrará oposición en las universidades pero también sabemos por qué se opondrán, porque su misión es oponerse a todo  y a tal punto que  por oponerse a todo vienen haciendo el ridículo desde el Río Grande a la Patagonia: se oponen a un aumento que todo el sector universitario está celebrando, se oponen a una resolución de la UNESCO que ubica a Venezuela como uno de los líderes en materia de educación en la región, se oponen a los empresarios que se reúnen con el gobierno, se oponen a algún medio de comunicación si este decide suavizar su política hacia el sector oficial, se oponen al Secretario de Estado de EEUU porque se reunió con el canciller venezolano, reconociendo así quien  manda en este país, se oponen a la FAO porque reconocen el esfuerzo y logro del gobierno contra el hambre en el país y se oponen a sus estudiantes  porque exigen su derecho al estudio.  Este oposicionismo habla de quienes son y en que andan. Son los mismos del Golpe de Estado, del paro petrolero, de la Plaza Altamira, de los paramilitares, del desconocimiento del triunfo del 14 de abril.  Es por eso que en las universidades no tienen cabida las ingenuidades, que nadie se chupe el dedo con estos golpistas.  Nada justifica la más mínima coincidencia  con quienes no tienen ninguna duda y actúan en función de una política contraria a los intereses del país, la cual responde a una clara posición ideológica-política contraria a los interese del pueblo y del país. Ellos no se confunden, no se equivocan, no creen en pajaritos ni en una lucha “netamente gremial”; contra ellos nuestro planteamiento debe centrarse en la conocida frase: “Al enemigo ni agua”

Ramón Blasco (Guameño).                                                                                          

 Junio 2013



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Ramón Blasco


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