Los abuelos están tristes

Los abuelos venezolano hoy deben ver a sus nietos, nietas y verlos sin tocar y poder abrazarlos, quererlos y darles cariño pero a larga distancia, por medio de internet o un teléfono inteligente, solo aquellos abuelos y abuelas que los puedan tener y costear su alto valor en $ o bolívares y tener para pagar la renta mensual de internet. y sin p oder marcar como van creciendo con unas rayitas en una pared, como siempre hacían.

Nuestro país se ha convertido hoy gracias a las sanciones impuestas, por EE.UU y al bloqueo, pedido a gritos y auspiciado por la tendenciosa y la incesante propaganda de una oposición fascista interna y externa, que boca a boca y por todos los medios de propaganda de esta que cala en los huesos de los tontos e ingenuos, de que en USA el llamado sueño americano se consigue fácilmente y con poco trabajo, esos los montoncitos de verdes dólares, que te permiten vivir como un rey.

Entre estas y otras razones y causas hoy vemos que nuestro país Venezuela se ha convertido en una nación donde hay cientos, miles, quizá millones de abuelitos y abuelitas, que no tienen cerca a sus nietos. y lloran cada día a solas su tristeza inconsolable y la soledad de no tenerlos a su lado, para asi contarles un cuento, sus historias o sus aventuras de cuando ellos también fueron niños. No los ven crecer. No les pueden hacer cariño ni consentirlos con su calor humano de abuelos. En fin, deben contentarse con verlos en una pequeña pantalla de celular o en un monitor de computadora, que suele ser un poco más grande. Si tienen la suerte repito de tenerlos y de saber como manejarlos. A veces los ve, se los imagina con los "cacheticos" rojos a sus nietos o con la muñeca de su nieta, acariciandola, sentados en la puerta de su casa o en un banco de un parque cercano, porque ellos y ellas tienen la ilusión de que estas mas cerca de sus nietos cuando tocan los juguetes que dejaron. Aparte suenan como solía ser antes,con cuidarlos cuando están enfermos y darles los remedios familiares de antaño. Todo eso ha quedado en el olvido. Ahora deben consolarse estos abuelos con sus recuerdos, los que aún puedan recordar, otros por el alzheimer ya ni pueden tener este triste consuelo, ya sueñan con poder prepararles la merienda, e ir a buscarlos a la escuela o esperarlos al pie del bus escolar para ir juntos de la mano ir a casa. Atrás quedó, las noches de nietos en casa, porque sus padres viajaban o iban a una fiesta. Todo eso se cambió, impuesto por una diáspora que también ha borrado de Venezuela a un venezolano de cada tres. Lo que suma la increíble cifra de millones Ese era el trabajo de los abuelos. Lo que podemos resumir hoy en algo como es el quiebre de la transmisión de los valores y tradiciones. Algo que pudiera luego traducirse en una pérdida de los rasgos y raíces distintivos de la venezolanidad autóctona y sus costumbres que ahora plantan y adquieren de otras tierras extranjeras como son: idioma, costumbres y modales que ya no son venezolanos. Hace varias décadas, cuando los efectos de esta migración eran inimaginables, los venezolanos señalan que no podían estar mucho tiempo fuera del país porque les hacían falta sus arepas, sus bollos pelones, el bienmesabe, o el dulce de lechosa, las empanadas, las caraotas, y el pasar Nochebuena y las Navidades y con toda la familia reunida, recibir el cañonazo de Año Nuevo. Hoy en día, a los venezolanos que se fueron, esto ya no les es posible y miles de abuelos pasan estas fechas en soledad, sin nietos, hijos o nadie que los quiera, cuide o los consuele y les de el abrazo de Año Nuevo. Así vemos como los afectos, y el calor humano cercano de nuestros familiares más inmediatos, son insustituibles para estos abuelos y abuelas que se quedaron en su patria Venezuela. Ni siquiera la tecnología, con su inteligencia artificial, puede compensarlos.

A los nietos les hacen falta sus abuelos, y a los abuelos les hacen falta sus nietos. Los adultos mayores suelen enfrentar desafíos, enfermedades y problemas relacionados con la edad, pero también con aquellos que se presentan específicamente en la sociedad en la que viven. Uno de ellos tiene que ver con la migración de sus familiares, y ya el viejo abuelo: perdono todo, menos el que me hayan quitado a mis nietos.

La partida de millones de personas ha dejado en una situación de vulnerabilidad a las personas adultas mayores, abuelos y abuelas que se quedan solas, con ingresos mensuales excepcionalmente bajos. La migración ha modificado la estructura y las rutinas familiares. En Venezuela, las personas adultas mayores. En muchos casos se apoyan en un sistema de soporte de parientes y en otros casos además contribuyen a la economía familiar porque asumen tareas como cuidadores de los niños de la familia. En un pasado reciente, los mayores aún podían contar con un sistema de seguridad social que les permitía acceder a algunos bienes o al menos satisfacer necesidades básicas. La crisis económica que llevó a la hiperinflación hizo que todo eso cambiara. Ni ahorros ni pensiones alcanzan. La de un profesor universitario no llega a 10 dólares y la de un obrero es menos de un dólar mensual más o menos. Puede ayudar saber que un kilo de carne cuesta siete dólares aprox, según donde la compre. La salida del país de grandes grupos de la población nos ha convertido en un país de abuelos y de abuelas "huérfanos''. Muchos de ellos son monitoreados en la distancia por familiares y amistades. Otros se han quedado a cargo de los nietos, mientras las y los adultos jóvenes se establecen en otros países. Han ocurrido en Venezuela hechos que muestran que la crisis del país no amaina, aunque por momentos se ralentiza.

El bajo salario y las bajas pensiones, el dólar que a diario sube unido a los precios de todo son nuestro talón de Aquiles para lograr que una Venezuela surja hoy creciente cada dia mas y que todos venezolanos seamos felices.



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José Juan Requena


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