El petróleo, esa tecnología del pasado por la cual EEUU ataca a nuestro país

Los esfuerzos de Estados Unidos por amedrentarnos tiene un ángulo que revela que los más brillantes cerebros del imperio se están quedando miopes juntos con los políticos como Perro Bravo Donald Trump, y esa será su perdición.

Es que los países están apostando y haciendo esfuerzos, cada uno de acuerdo a sus posibilidades financieras o de investigación, por tecnologías más universales que desplacen al petróleo por su agotamiento físico o por sus propias características intrínsecas.

Europa lo planteó inicialmente, y logró desarrollar algunas tecnologías, creo que más allá del papel como las baterías de arena o piedra para agua caliente, y otras como las eólicas, y por un momento pensé que podría crear un nicho efectivo de nuevas formas de energía y su almacenamiento; pero algo pasó. ¿Qué fue? Intervino el malo de la película, Estados Unidos, que saboteó como pudieron todas las iniciativas europeas de nuevas formas de energía, para valorizar su propia explotación petrolera y sus empresas, con las cuales se sostiene económicamente.

Europa ni se dió cuenta de lo que pasó, pero perdió el paso y el camino, para además enfrascarse en una guerra imposible que la ha terminado de desorientar.

Estados Unidos, ante el escenario energético, se concentra en respaldar la producción de petróleo porque no puede competir con Europa en energías alternativas ni el desarrollo nuclear, donde Rusia y China están sólidas.

Estados Unidos retoma una política exterior basada en imponer su supremacía global, ya no bajo el pretexto del anticomunismo, sino para asegurar condiciones favorables a sus intereses petroleros. Esta necesidad de controlar mercados energéticos convierte al petróleo en su objetivo estratégico central y explica la confrontación constante con países productores. Venezuela, como antes lo fue el Medio Oriente, es ahora blanco preferido en esa política orientada por el dominio energético.

Estados Unidos sin quererlo o sin darse cuenta dió un paso atrás en la historia, al asumir un modelo tecnológico económico que ya está siendo superado, pero que él insiste en mantener. Esa insistencia genera atraso sistémico para ese país.

Y hay cada vez más países que apuestan por tecnologías nucleares que podrían redefinir la matriz energética mundial por la necesidad de generar energía en las cantidades supermasivas que exige el desarrollo digital, Estados Unidos echó anclas en las tecnologías vinculadas a los hidrocarburos y los recursos fósiles, con las consiguientes consecuencias de dominio territorial, guerras, corrupción, asesinatos, intervenciones, que esta tecnología conlleva.

Nos encontramos así ante dos modelos para manejar lo energético, mientras unos piensan en el futuro y el desarrollo de nuevas tecnologías, EEUU actúa y piensa en dominar el presente y regresar al pasado, lo cual se refleja en sus programas de desarrollo nuclear. Donde para 2025, no tiene reactores nucleares en construcción, siendo el último la unidad Vogtle 4 en la Central Nuclear de Georgia, en abril de 2024.

Para su descargo señalan que se encuentran en una fase intensiva de reactivación y planificación de nuevos proyectos, con al menos 3 reactores piloto con el objetivo de alcanzar la criticidad para julio de 2026. Son los Proyectos Palisades (Michigan) para construcción de 2 reactores modulares pequeños (SMR-300) en 2030 y reinicio del reactor existente. Natrium (Wyoming), TerraPower está en las fases preliminares con el primer reactor de demostración de cuarta generación. Westinghouse tiene planes y piensan en reactores nucleares en bases militares y un reactor en la Luna antes de 2030. Pero todo eso en el papel. No se ha batido el primer saco de cemento.

Los competidores están actuando de otra forma, con China que lidera la construcción nuclear nacional con aproximadamente 28 a 30 reactores en obra a finales de 2025. Opera una cantidad considerable de reactores y está expandiendo su capacidad, con otras unidades en construcción. Se están construyendo reactores en plantas existentes y se están desarrollando nuevas centrales en, con tecnologías avanzadas y reactores de Generación IV.

Rusia por su parte posee desarrollos de avanzada en la industria nuclear, construye reactores nuevos, y no se trata de tecnología soviética obsoleta, sino de diseños modernos que compiten directamente con los de Estados Unidos. Rusia construye más reactores nuevos que EE. UU y es el mayor exportador de tecnología nuclear del mundo. Sus modelos principales son el VVER‑1000 y 1200¸ los BN‑800 y 1200 (rápidos) y los RITM‑200 y KLT‑40S compactos y flotantes.

En algunos casos su tecnología nuclear es notable, como es el micro reactor nuclear ya en funcionamiento con reducción de escala de 1000 a 1 y reactores capaces de reutilizar su propio combustible gastado. Son saltos tecnológicos. Así que la Tabla de posiciones en esta carrera es, Rusia con reactores rápidos y exportación masiva de VVER‑1200; China construcción acelerada y SMR, Estados Unidos, innovación teórica, sin construcción.

Los enemigos de la energía nuclear que no quieren que desplace a los hidrocarburos atacan diciendo que tiene costos muy alto, pero los de hidrocarburos son mayores y dependes del mercado externo. La energía nuclear te otorga independencia energética y requiere menos insumos.

En la energía nuclear los retrasos estadounidenses vienen de su propio sistema político y empresarial que no sabe gestionar el problema energía y no puede avanzar en lo nuclear, no de factores externos como Venezuela sino por sus decisiones internas. Esa brecha tecnológica, que ellos mismos se crearon explica la presión sobre Venezuela.

Así que cuando EEUU ataca y amenaza a Venezuela está colocando un clavo más en la urna que lo mantiene atado a tecnologías en vías de obsolescencia energética como el petróleo que ya no es la tecnología del futuro, lo es la energía nuclear.



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Oscar Rodríguez E


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