(Tres personajes en tres tiempos)

José Dionisio Cisneros y otros: Política, delincuencia y confusión

El delicado hilo que une y separa al hombre del lobo, de la racionalidad a la barbarie; se expresa en el mandato
supremo de la GUERRA, que establece como norma superior vencer al enemigo. Para el logro de tal objetivo, desde los más remotos tiempos se han construido estrategias, tácticas, se han elaborado refinadas teorías, sugestivas obras como "El Arte de la Guerra", cuya autoría se le atribuye al filósofo chino Sun Tzu, en el siglo V (a.c) o "De la Guerra", del general prusiano Carl von Clausewitz, partícipe y estudioso de las guerras napoleónicas, son conocidas en todas las academias militares del mundo, y las cuales se consiguen en cualquier librería o biblioteca e incluso en PDF.

Después de Carabobo, una buena parte de ejército de La Torre, se refugia en Puerto Cabello, otros se desperdigaron por el país, dedicándose abiertamente al bandolerismo. El baruteño José Dionisio Cisneros, había formado parte de las filas realistas donde tenía los galones de sargento; este venezolano se integró a los numerosos grupos que en el país siguieron en guerra, pero ahora, en sus propias guerras, en una mezcla de lo político y personal. El imperio español no se daba por derrotado y mantuvo durante un buen tiempo una estrecha relación con los guerrilleros que plagaron el territorio venezolano. Cisneros fue un destacado jefe que durante una década, asoló buena parte del centro de la república.

Las huestes de este personaje se estiman en centenares y se desplazaba sin mucha dificultad en nuestra empobrecida nación, manteniendo en jaque al ejército republicano, muchos héroes de Carabobo, ahora vapuleados por aquellos combatientes sin ciudadanía que no tenían nada que perder, antes esclavos y peones de ricos criollos y luego soldados formales al servicio del rey, hasta la debacle de Carabobo. Bolívar en su visita a Venezuela, a finales de 1826 y comienzos del 27, le angustió tal situación de bandolerismo, pues esto se sumaba a amenazas de invasión española, y los severos problemas macro-políticos de la Gran Colombia; y precisamente su presencia en Caracas, era un gran esfuerzo físico, político, militar y diplomático, para evitar la guerra civil.

"Venezuela arde en guerra civil. Páez se ha batido ya varias veces contra Puerto cabello y lo sitia. Bermúdez se ha batido ya contra Cumaná y la hostiliza desde Barcelona. Los partidos y las partidas se baten por todas partes. Yo parto pasado mañana con las tropas que he sacado de aquí para irme a poner entre Páez y Briceño, que manda en Puerto Cabello" (1)

El Libertador, llegó a proponer indultos a los guerrilleros, los cuales no surtieron efectos. Después de la muerte de Bolívar, el general Páez, llegó a algunos acuerdos con Cisneros, hasta le hizo coronel del ejército, entonces el susodicho pasó a ser un perseguidor de revoltosos y antiguos compinches. De él se asegura, que junto al ilustrado barcelonés Pedro Carujo, participó en el asedio a Caracas y la defenestración del Presidente de la República José María Vargas,(1835) en lo que se conoció como la Revolución de las Reformas. Carujo en estas cosas tenía experiencia, pues había estado involucrado en la conspiración magnicida contra el Libertador en Bogotá en septiembre de 1828. Pero algunas alianzas se vuelven ingratas, y algunos años más tarde, por razones disciplinarias un Consejo de Guerra, en la población de San Luis de Cura, en el Estado Aragua, juzgó al coronel Dionisio Cisneros, por los delitos de: insubordinación, sedición y expoliación, y pasado por las armas en enero de 1847.

Cisneros es un caso paradigmático en la política venezolana, que no se reduce al siglo XIX: arriero, sargento realista, guerrillero-bandolero al servicio del rey, coronel del ejército republicano, partícipe en las disputas político-económicas del procerato (terratenientes y burguesía comercial)…y al final un ser inconveniente, cuya situación como hemos visto fue resuelta por un Consejo de Guerra.

A comienzos de la década del 60, los adecos instalados en el poder, no satisfechos con el manejo de los cuerpos de seguridad del Estado, crearon sus grupos armados partidistas; pareciera que hubiesen hurgado en lo más atrasado de la organización para formar lo que se llamó las bandas armadas adecas, para repeler y neutralizar cualquier grupo opositor a la "democracia" del Pacto de Punto Fijo. No hubo sindicato que no recibiese la contundente visita de los "cabilleros" e incluso instituciones educativas, como el liceo Miguel José Sanz de Maturín asaltado por estos grupos, donde masacraron a los estudiantes Rafael Guerra y César Millán. Pero este asunto no debe tratarse de manera rápida, los líderes fundamentales de la socialdemocracia en aquel entonces, sabían para donde iban; el "Tótem de la Democracia" debía mantenerse impoluto y las incursiones vandálicas y criminales de las bandas armadas, deberían parecer como enfrentamientos entre facciones políticas, al margen de la intervención del Estado, a fin de evadir responsabilidades, políticas, históricas y ante organismos internacionales.(¿La continuación de la política por otros medios?).Eran tiempos de la Guerra Fría, y de guerra caliente de los gobiernos contra los insurgentes de izquierda. Estas prácticas políticas delincuenciales han sido comunes en Latinoamérica, adquiriendo su mayor expresión en Colombia con el para-militarismo, que incluso adquirió calidad de exportación.

Sin embargo la izquierda venezolana no ha estado exenta de ciertas "alianzas ingratas", en los comienzos represivos en la década del 60, los prisioneros políticos eran llevado a cárceles comunes: cuartel La Planta, Cárcel Modelo y otros sitios. Allí se convivía con presos recluidos por diversos delitos. De esas convivencias emergió un personaje que resultó tenebroso; un verdadero "cuatriboliao", Angel Alexis Martinez Linares, conocido como "Tarzán", que ingresó a las FALN, (No precisamente por tener formación política)… donde en algún momento empezó a hacer de las suyas. A este individuo un tribunal de la organización lo expulsó junto a otro de su grupo.

Al poco tiempo, supimos del desmantelamiento del Frente Guerrillero, Manuel Ponte Rodríguez, en el oriente venezolano y el desastre aguas abajo, captura y asesinato de combatientes en Caracas y militantes de la retaguardia, campeó en ese entonces la delación, la debacle rural se extendió a gravemente a las estructuras guerrilleras urbanas; en San Antonio de los Altos, asesinan a militantes entre ellos a un combatiente de origen español que estaba al frente del taller de explosivos de las FALN. Pero todos estos acontecimientos ocurrían en un momento en que en el seno de las organizaciones de izquierda, y fundamentalmente en el Partido Comunista, se discutía la conveniencia o no de continuar con la lucha armada, lo que se expresaba en la Tesis de la Paz Democrática.

Tuvimos la oportunidad de hablar con Alfredo Maneiro y Ortiz Resplandor, comandantes del frente, (Maneiro en aquel entonces, era miembro del Buró Político del P.C.) venían huyendo de la debacle, allí nos enteramos que el responsable había sido el astuto y cuatriboliao "Tarzán", que alguien por razones aún desconocidas lo había vuelto a incorporar a las FALN (pensamos que después de su expulsión había sido contactado por los aparatos de seguridad del Estado)Un ingrato vínculo en el haber revolucionario.

La Venezuela petrolera, después del 50, del pasado siglo se hizo urbana, la pobreza y la desigualdad treparon los cerros e hicieron grandes barriadas. De la lectura de algunos textos de especialistas: sociólogos, historiadores, psicólogos, economistas, politólogos, escribidores en general e instituciones de reconocida solvencia académica, y ópticas diversas, se puede inferir que se trata de un viejo modelo de sociedad y de economía, cuya estructura "per se", en general es generadora de desigualdades sociales. No es casualidad que en ciudades latinoamericanas no estrictamente petroleras se repita el fenómeno de aglomeraciones urbanas de gente de economías muy precarias: las Villas miseria en Buenos Aires, o las Favelas en Brasil.

Aunque sea repetitivo señalarlo, el modelo económico-social capitalista, ha demostrado históricamente que marcha a contravía del bienestar de las mayorías sociales. Por si faltaba algo y alguna duda quedaba, se presenta la Pandemia, sus virus, mutaciones y efectos colaterales que ha desnudado a las poderosas economías y su macabro juego con las vacunas. La industria farmacéutica alcanza en estos tiempos de dramática precariedad económica de los pueblos un altísimo nivel bursátil.

En nuestros predios venezolanos los hombres y mujeres que junto a Chávez, hace más de dos décadas asumieron la conducción del país, sabían que se trataba de la "Refundación de la República" así lo plantearon: enfrentar el neo-liberalismo económico, los paquetes del FMI, proteger al pueblo para no repetir la trágica experiencia de febrero del 89, superar la dependencia tecnológica y cultural foránea; desinstalar la tradición politiquera, corrupta, malversadora de la hacienda pública, disfrazada de democracia. En fin se asumía una alta responsabilidad, para atender a una población mayoritaria que solicitaba atención, verdaderas políticas de cambio social. La Constitución del 99, recoge mucho de esas solicitudes: se trataba del BIENESTAR SOCIAL de los venezolanos, a fin de desmontar LA BOMBA DE TIEMPO que se había acumulado durante unos cuantos años.

Ciertamente hubo un empeño, buenas intenciones y buenos resultados en algunas políticas, pero también confusas y pírricas en otras, entre ellas las famosas zonas de paz, y la Cota 905, es un ejemplo de ello. No se trataba de cambiar una "fuca" por una Tablet, o hacer canchas, la cosa era más gruesa, no era un asunto de discursear sobre la "revolución bonita", fotografiarse con unos jóvenes del barrio armados, lanzar la bola, luego encender la 4X4 e irse a sus cómodas viviendas convencidos que están transformando la realidad; que estaban haciendo la revolución; ese encantamiento no pasaba de unos días, mientras los habitantes seguían en sus precariedades y ningún futuro. Las "democracias" de ayer y de hoy, no rinden cuentas satisfactorias, se inventó aquello, de que es el pueblo quién en las elecciones juzga; mientras tanto las malas gobernanzas: malversación y dolo del patrimonio público, deterioro de la credibilidad ciudadana, y empequeñecimiento de la República, continúa su marcha y unos cuantos funcionarios, de diversos niveles que son existencias reales, que han tenido y tienen responsabilidades fallidas de gobierno salen impunes. Los resultados hablan por sí solos.

El "Coqui", así, como Dionisio Cisneros, y Tarzán, cada quién en su tiempo,(Siglos XXI, XIX y XX) son hijos de la pobreza económica y cultural, tan bien descritos por Victor Hugo; criaturas de sistemas que no tienen ninguna autoridad para pedirles alguna lealtad, y sólo atenderán al mejor postor; al menos así ha ocurrido en la historia de estos tres personajes. Los líderes que poseen ideas avanzadas, humanistas; que gobiernan y aspiran gobernar, están obligados a ponderar tal situación sin politiquería, pues los "Coqui" se reproducen rápidamente en estas sociedades de crecientes desigualdades. Dijera el poeta Rubén Darío: " la mujer llevaba la maldición del vientre de los pobres: la fecundidad".

LA REVOLUCION ES CULTURAL
Bolívar Simón/Carta al general Mariano Montilla/Cartas del Libertador/Tomo V (1826-junio de 1827)/Pág,316//Banco de Venezuela/Fundación Vicente Lecuna/Caracas, 1967.



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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

 racasce@gmail.com      @racas42

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