Lo que se esconde detrás de las revueltas de los penales

La muerte de más de 40 reclusos en un penal de Portuguesa, específicamente en Guanare, nos ha retrotraído en el tiempo para recordar aquel dantesco episodio que se vivió a principios de 1994 en el penal de Sabaneta de Maracaibo, en donde murieron calcinados 106 reclusos, debido a una revuelta que se protagonizó entre bandas producto del asesinato de un preso de rasa goajira, a quien le arrancaron la cabeza de un solo tajo, y luego la tomaron para jugar futbol, en los pasillos de los pabellones contiguos en donde ocurrió el brutal crimen..

Quien recuerda hoy este episodio, a través de este escrito, estuvo a punto de vivir directamente esa terrible tragedia, incluso, pasó momentos de peligro, por cuanto en aquel entonces, como periodista de la gobernación del Zulia, nos tocó bajo la gestión de Lolita Aniyar de Castro (MAS) cubrir a nuestro disgusto algunos episodios previos en la reconocida cárcel, a pesar que en ese momento se sabía de plano que en el reconocido penal no estaban dadas las condiciones mínimas de seguridad para desarrollar allí, en lo interno, las actividades periodísticas.

Tan fue así que una vez que estábamos dentro del penal surgió una detonación que le cegó la vida de inmediato a otro recluso, al recibir un tiro en la cabeza, cuando fue sorprendido por su verdugo mientras se encontraba de espalda dialogando por el método de señas, a una distancia considerable, con una reclusa del penal de mujeres, que se encontraba también cumpliendo pena.

Ese día todos lo que estábamos dentro del penal sabíamos que algo grave iba a ocurrir, se sentía a flor de piel la tensión y el temor, como en efecto pasó pocas horas después que habíamos abandonado, afortunadamente, la cárcel más peligrosa, en ese entonces, del país.

Estando en la gobernación nos llegó luego la infausta noticia que una vez que un grupo de reos asesinaron al goajiro, al desprenderle la cabeza, los compañeros de éste se organizaron, tomaron unos candados y cadenas, cerraron las salidas de escape del pabellón enemigo, y luego utilizaron unos colchones que impregnaron de combustible para meterles candela.

Lo que se vivió allí fue dantesco, ninguno de los reclusos a los cuales se les atribuyó la muerte del goajiro, pudieron escapar de las llamas, por ello fueron encontrados totalmente calcinados, apilados, unos con otros, como tratando de protegerse de las llamas y desde luego evitando la muerte.

Si bien la tragedia del Zulia surgió por venganza, ( años después ocurrió otra en Lara) la de Guanare, nos hemos enterado, se produjo por cuanto los presos venían incómodos con la entrega de comida, lo que hizo que un recluso al querer reclamarle al director de ese penal decidió apuñalearlo.

Esta versión que estamos narrando, y que luego desencadeno la revuelta, fue utilizada al mismo tiempo por los reclusos para querer huir, no obstante sabemos que las autoridades penales del país están en cuenta de las verdaderas causas que desencadenaron el motín, pero lo que es peor, saben también que hay otra cárcel, también de la región Centroccidental, que está viviendo la misma situación.

Todo hace indicar que en este último penal también se está trajinando con la comida, al extremo que quienes lo dirigen actúan como verdadero "pranes", para "bajar de la mula" a los reclusos, a cambio de un plato de comida.

Repetimos, las autoridades ministeriales, en materia penitenciara, saben de la situación, y tienen previsto detener, de un momento a otro, al responsable de estos hechos, para así evitar que se repita la misma situación que lamentablemente se vivió en el penal de Guanare. Esperemos que la sangre esta vez no llegue al río.



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Italo Urdaneta

Periodista, historiador y profesor universitario

 italourdaneta@gmail.com

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