Es evidente que escribir en estos momentos sobre la muerte del concejal Fernándo Alberto Albán Salazar nos ubica en un serio compromiso, más aún cuando el hecho se suscitó a gran distancia de donde nos encontramos.
De todas maneras, y sobre todo, a pedimento de algunos asiduos lectores de nuestros escritos, asumimos hoy el atrevimiento de fijar posición en torno a este lamentable suceso, que le segó la vida a un padre de familia, y enluta por igual a respetables hogares del país.
Albán, concejal electo del área metropolitana por Primero Justicia (PJ), fue detenido por comisiones del Sebin una vez que se encontraba en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, luego que regresaba de EE.UU a donde viajó a visitar a sus hijos, que residen en el país del norte.
Las autoridades policiales en el momento de producir el arresto de Albán alegaron que su detención obedecía a que estaba presumiblemente implicado en el magnicidio frustrado que se intentó contra la figura del jefe de Estado, Nicolás Maduro, ocurrido el 4 de agosto, mientras celebraba, en una de las avenidas de Caracas, un aniversario más de la Guardia Nacional Bolivariana.
Albán, desde entonces, permanecía detenido en la sede del Sebin, de donde sería trasladado, el mismo día que ocurrió su muerte, el 8 del presente mes, a un tribunal, para imponerlo de cargos.
Desde un principio surgieron, sobre todo a través de las redes sociales, serias acusaciones contra el gobierno. De entrada se dijo y se aseguraba que Albán murió producto de las torturas que le infringieron funcionarios del Sebín, pero tras ocurrir este hecho inesperado lo lanzaron luego por una ventana, del piso 10 de la sede del organismo policial.
Sin duda, esta versión, carente de pruebas y de argumentos reales, fue utilizada de inmediato por la oposición, para pretender acusar al gobierno de haber cometido un asesinato y de violar los derechos humanos.
Se aseguró, en un principio, que el gobierno había dicho que Albán se lanzó de una ventana que estaba en uno de los baños, pero resulta que la tal ventana en ese espacio no existe, lo que dejaba entrever, entonces, que el gobierno mentía.
La oposición, para mal poner a los voceros del gobierno, entre ellos al propio fiscal general de la república, Tarek William Saad, de inmediato agarró esta versión, por demás traída por los cabellos, para denunciar al gobierno del presidente Maduro, ante la propia comunidad internacional.
Nuestra opinión en este sentido no busca defender, ni señalar y muchos menos recriminar a nadie en particular, lo que si es cierto es que la lamentable muerte de Albán fue tomada por la oposición para acusar al gobierno de un presunto homicidio, sin ni siquiera dar tiempo a que se le diera apertura debidamente a las investigaciones.
Lo que está claro es que digan lo que se digan los voceros del gobierno en torno a este hecho la oposición no lo va a aceptar, a menos que se afirme, ciertamente, que Albán, además de torturado, fue lanzado por una ventana, que no estaba precisamente en el baño, como se dijo inicialmente.
La oposición desea incluso que las investigaciones sobre la muerte de Albán las lleven a cabo organismos internacionales, desconociendo así la capacidad de repuesta de nuestras instituciones encargadas de cumplir a cabalidad con estos menesteres.
Otra versión, que surgió después de la muerte de Albán, asegura que el concejal había sido previamente amenazado por Julio Borges, sobre todo su familia, si se atrevía a "soltar la sopa", que pudiera comprometer a personeros u otros dirigentes políticos de la ultra derecha.
Las investigaciones hasta ahora revelan que Albán cuando se lanzó por la ventana estaba aún vivo, y que su muerte se produjo debido a múltiples traumatismos de manera inmediata.
La pregunta que se nos ocurre formular es la siguiente: que motivos tuvo Albán para tomar tan drástica decisión?
Sin duda, de acuerdo a las investigaciones que la fiscalía del Ministerio Público adelanta, a Albán se le encontraron en su celular varios vídeos de pedofilia y sexo gay, que sin duda, comprometen la reputación o las buenas costumbres de un ciudadano y al verse descubierto que sufría de conductas desviadas entró en un estado depresivo que lo pudo inducir a cometer el suicidio.
El ministro del Interior, Néstor Reverol, por igual llegó a anunciar que habían pruebas suficientes que involucran a Albán en el atentado que sufrió el presidente Maduro, quizás este hecho también incidió a que el concejal tomase la triste determinación de atentar contra su propia vida, a sabiendas que ese día, precisamente, iba a ser impuesto de cargos, que lo llevarían, casi seguro y a la postre, a permanecer varios años en la cárcel.
Albán, en su condición de humano, estaba lleno de sentimientos y preocupaciones. La situación que estaba viviendo no era para menos que lo mantuviese alterado o deprimido, más aún al verse solo, sin el apoyo de sus familiares más allegados, como lo son los hijos, que se encuentran lejos del país.
Indistintamente que se afirme lo contrario, Albán si tenía motivos para estar sufriendo una terrible depresión…no hay duda que llegó sentirse solo, que el mundo se le venía encima, que su familia aparentemente estaba amenazada, pero además la propia oposición, llegamos a presumir, lo había traicionado, dejándolo solo enfrentar el terrible problema en que se había metido.
En lo personal lamentamos la muerte de este concejal, que aparentemente por errores que cometió a lo largo de su vida, lo llevaron al triste desenlace que ya todos conocemos. El país solo espera que surjan nuevos elementos que permitan esclarecer, de manera fehaciente, que Albán si atentó contra su vida.
De todas maneras si llegasen a surgir otros elementos que involucren a funcionarios de manera personal y directa en este hecho, pues por igual esperamos que sean presentados y pasados a la orden de los organismos de la república encargados de impartir justicia.
*Periodista
