“Quien no puede mandarse a si mismo debe obedecer”
Friedrich Nietzsche….
El asesinato de ciudadanos y policías en Venezuela por el hampa criminal, hay que calificarla como un “acto de terrorismo” las ocupaciones de las calles por estos asesinos, hay que empezar en forma enérgica a darles un parao. Hay que superar las diferencias incorporando expertos en la materia, para acabar con este flagelo que está dejando sin juventud a Venezuela.
Todos los familiares de la violencia criminal, deben hacerles un enérgico llamado a las autoridades del gobierno nacional para que apliquen la Ley de Seguridad Interior del Estado venezolano, con medidas de alta policía, para acabar con estos hechos de violencia que se producen en distintas ciudades del país sobre todo en los fines de semana.
Lo que estamos presenciando es una muestra de que estamos ante un acto terrorista planificado o no, y no vengan a decir los politiqueros irresponsables, que esto es orquestado por la oposición, el hampa no distingue si son revolucionarios u opositores, la inmunidad hamponil prácticamente esta asesinando a Venezuela.
El Estado venezolano tiene que aplicar sin miedo la Ley de Seguridad Interior, para poder “detener y sancionar a quienes están generando la violencia criminal en distintos puntos del país”.
No hay que temer a aplicar la ley, y las herramientas que el Estado venezolano tiene. Basta de violencia, basta del caos hamponil. Es hora de aplicar las leyes penales a estos terroristas.
No se puede continuar aceptando y negociando beneficios procesales con unos delincuentes incorregibles, que al quedar en libertad vuelven a reincidir, y que toman nuevamente las calles sembrando el caos y la violencia en nuestro país.
Los cuerpos de seguridad del Estado deben dejar la blandenguería de estar “cruzados de brazos”, hecho que los está llevando a convertirse en “cómplices de la violencia hamponil”.
Aquí se está frenando el aniquilamiento de la delincuencia, cuando se están aplicando una serie de leyes e iniciativas legales que tienden a proteger el clima de violencia generado por estos delincuentes, que están destruyendo la democracia socialista y bolivariana.
En un país donde no tenemos una democracia sólida, no puede ser que hampones incorregibles, protegidos por ministros, jueces, códigos y leyes del área criminal, hoy tengan de rehén a la democracia bolivariana, imposibilitando que los ciudadanos cumplan con su derecho constitucional de vivir en paz.
Esto lo escribo con mucho dolor por el horrible asesinato de un taxista en la ciudad de El Tigre-Anzoátegui, el pasado fin de semana, dejando una viuda y tres menores huérfanos, por un dúo de jóvenes delincuentes, que ha causado indignación en la ciudad; y donde el CICPC local, se ha hecho de la vista gorda para investigar este suceso, que ha llevado el dolor a un hogar venezolano más.