Historia i Filosofía de la Historia

Ya no es la carta que cambiará la historia sino la bitácora del barco pirata

“Después de los embustes, el mayor

vicio de una obra histórica, es estar

llena de minuciosidades”

Platón

“La pasión corrompe el juicio y legalidad

del historiador”

Schiller

I

He asistido el día de hoy, a la conferencia del bolivarionólogo señor Jorge Mier Hoffman, con la mejor disposición o buena voluntad de aprender, escuchando a un personaje que se vanagloria de tener unos veinticinco años de vida, dedicada al estudio de la trayectoria vital i de heroísmo de nuestro Libertador Simón Bolívar, advirtiendo siempre que no es historiador, pues su profesión es de técnico de sistemas; empero, por llevar el apellido Mier i ser descendiente o pariente de Don Joaquín de Mier, el propietario de San Pedro Alejandrino en las afueras de Santa Marta, Colombia, i de la goleta “Manuel” que trasladó a Simón Bolívar desde Cartagena a Santa Marta, se siente autorizado históricamente para establecer una complicidad en serie realmente monumental o sensacional –única en la historia− donde este personaje, hasta el presente casi venerado por haber dado cobijo i apoyo al Libertador en los días finales de su vida, Don Joaquín de Mier, fingió su generosidad (lo que es declararlo inmoral o anti ético) por ser uno de los más importantes conspiradores para acabar con la existencia del héroe que, no estaba enfermo, sino lleno de salud dispuesto a conducir un ejército de unos 2.000 hombres para invadir a Venezuela por Maracaibo, i había enviado al general Mac Gregor, a conquistar o libertar la península española del norte i fundar la Republica de la Florida como una extensión de tierra libertada por su espada, o al menos por su grandeza de fundador de pueblos.

Sin embargo, Don Joaquín no era sino uno de tantos, porque esa conspiración nacida en Bogotá, ya con influencia del país norteño liberado a su vez de Inglaterra, porque todos los que presenciaron la muerte de Bolívar (militares , parientes i el propio José Palacios), incluyendo a su médico Próspero Reverend, así como todas la autoridades de Santa Marta, el clero, los comerciantes i el pueblo en general, lo eran también, porque el enfermo que bajaron de la goleta “Manuel” no era el Libertador, sino un substituto creado por el capital i sus marinos, si es que al “original enfermo” lo echaron al mar, o lo bajaron escondido por otro lado, lo llevaron a la selva i allí lo fusilaron. Aquí resalta la gran falla del hombre grande de ojos azules que cuando joven había jurado cuidar de Simón Bolívar durante toda su vida, en el momento de la gravedad i muerte de su madre Doña Concepción Palacios. Este debe ser el peor de todos, porque luego, Jorge Mier Hoffman lo pone como el cuentacuentos de Santa Marta, quien recibía dinero por propalar mentiras sobre su amo. Con todo i su complicidad perversa, José palacio lo que contaba sobre la muerte del Libertador, es lo que conocemos de su enfermedad i su muerte en Santa Marta, en la hacienda San Pedro Alejandrino. Así, la complicidad fue de toda la ciudad porque dice que lo odiaban i muchos querían deshacerse de él, lanzándolo al mar desde El Morro del poblado. Esto lo digo, porque el libro está lleno de menudencias que lo alejan de la objetividad histórica i como vemos desde la antigüedad griega, Platón pensaba que eso era el mayor vicio de la historia. I el otro perverso de la historia, lo es Reverend que no era médico sino boticario i pese a que desde un principio se conocieron los informes diarios que hizo sobre el diagnóstico i evolución de la enfermedad, conocidos mucho antes de su traslado a Caracas que fue 12 años después del fallecimiento, Mier Hoffman nos muestra un libro i nos dice que todo se vino a conocer 36 años después, cuando este personaje haciendo gala de una super memoria o de inventar mentiras mui apegadas a recuerdos ciertos, escribió un libro i dio a conocer sus informes a tanta distancia en el tiempo.

Realmente, después de escuchar la exposición de Mier Hoffman, si antes tenía dudas de la autenticidad de sus menudencias, ahora salí más convencido que este escándalo, porque no podemos negar que es un escándalo histórico que ha llegado hasta la Asamblea Nacional, ha conmovido a los venezolanos en especial, menosprecia a todos los historiadores i biógrafos, i hasta se pretende abrir el sarcófago del Libertador para estudiar el ADN (una fuente me lo ha confirmado), salí convencido de que se trata de tergiversar la historia con dos documentos de escaso o relativo valor; por una parte dijo que la Carta que cambiará la historia, sólo importa porque le sugirió la búsqueda de la Bitácora i que todo se fundamenta en la Bitácora. Creo estar en lo cierto que escuché estas palabras o manifestación del bolivarianólogo, i de testigo están todos los que asistieron al acto o conferencia, en el teatrino del edificio de PDVSA en la Av. 5 de julio.

Mier Hoffman, en su primer libro –para mí mui pesado de leer− por los diálogos que no hacen sino facilitar interpolaciones históricas sin saberse su fuente; en el Prólogo, en la página 8, da una lista de los conspiradores, todos masones, lo destaca de comienzo, nombrando unos 38 grandes conspiradores que van desde Francisco de Paula Santander, hasta James Monroe, Andrew Jackson i Thomas Jefferson, pasando por Páez, Mariano Montilla, Joaquín de Mier, Próspero Reverend, José María Vargas, Mariño, Arismendi…i ¡hasta Rafael Urdaneta! Allí solamente no conspiraron el caballo de turno o el blanco que ponemos en el escudo en su honor o utilizan pintores como Michelena o Tito Salas, i los perros que dicen eran guardianes del héroe en las campañas i campamentos. I no deja de estar también entre esos traidores el Sr.Manuel Ujueta Bisais o Bisjsai quien rescató el féretro después del terremoto que lesionó la Catedral, o restauró la tumba i se convirtió en su celoso guardián hasta que trasladaron la urna a Venezuela. Curioso traidor este que recibió cartas de agradecimiento de Juana Bolívar i de autoridades venezolanas. Esta gigantesca conspiración fue denunciada en su momento por el masón William Morgan en un libro sobre la Francmasonería que publico en 1826. Por eso fue secuestrado i apareció ahogado en el lago Ontario. Menudencia al margen.

Sin embargo, no me sigo por el libro sino lo que escuché en la conferencia de hoi; eso sí, expuesta con mucho lujo de tecnología, cuadros, fotos, etc., aunque con algunos trucos; por ejemplo el cuadro de Herrera Toro mantenido casi todo el tiempo en pantalla, recortado suprimiendo al sacerdote dando la bendición, aunque bueno, porque eso fue invento del artista, pues por los datos histórico en ese momento final no estuvo ningún sacerdote; i entre cuatro personajes citados en una foto iniciada con Fernando Bolívar, el sobrino traidor desde el Norte, la tercera cara es la de Gustavo Adolfo Bécquer, según me pareció, como la casa ayuntamiento en Santa Marta, es la Casa de la Capitulación de Maracaibo, a menos que sean idénticas. I para variar e introducir anécdotas que conmuevan, trae a colación una representación teatral en una escuela de Bogotá, donde el actor niño que hace de Bolívar, al final cae muerto de la emoción, lo que no aporta nada, pero nada a lo que se está tratando. El conferenciante debía demostrarnos que el Libertador Simón Bolívar no murió en San Pedro Alejandrino en las afueras de Santa Marta, ni de Tuberculosis o Tisis Pulmonar como se decía, menos de una tuberculosis súbita, (hai otros diagnósticos médicamente admisibles) por lo cual cuando intervine le dije que era una infección de las más prologadas o crónicas, i cómo en Europa en un tiempo era una enfermedad social, i el detalle de dejar una manchita de sangre en un pañuelo al toser: signo de intelectual, escritor o poeta. “Demostrado” lo que no demostró, todos los datos que han manejado historiadores i biógrafos, son supuestamente falsos. En cambio yo salí convencido de que ese propósito fue imposible i me quedo con la historia que se basa en documentos, en testimonios, en fuentes bibliográficas, etc., es decir, cómo se hace la historia sin caer en lo novelesco. Por eso dije, todo esto me parece más novela que historia. No soi posiblemente historiador profesional aunque transito en ella hace medio siglo i mi biblioteca lo atestigua; pero si estudié filosofía hasta con post grados en Europa (España i Bélgica) i dicté por más de 20 años en la escuela de Filosofía de la Facultad de Humanidades de L.U.Z, la cátedra de Filosofía de la Historia. Puntualizaré otras fallas que noté, i en otros artículos me concretaré a lo que expresó era el quid del escándalo histórico: el libro o cuaderno de Bitácora.

(Continuará)

robertojjm@hotmail.com


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Roberto Jiménez Maggiolo


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