Dr José Gregorio Hernández y Dr José Vicente Rangel como unívocos de Diablo

Yo no creo en Dios.

Ser agnóstico no me incapacita para nada normal; ah, ejerzo mi humilde trabajo sin ninguna pretensión de ser un taco, pero procuro andar mosca por si las dípteras

porque un accidente no avisa, hace poco un mi compañero perdió su dedo haciendo faena, su dedo pulgar, y puesto que yo soy la mar de sensible se me nublaron mis ojos pero lloré hacia adentro, y pasé la película de cuantas vainas le ocurren a un esforzado trabajador, que no al manganzón que come sin trabajar. Sentí mucho no haber tenido disponible mi morral en el que siempre llevo tabaco, kerosén y café para taponar, a ver si se podía remediar la situación pero no se pudo, se hizo tarde.

Ser agnóstico tampoco me hace antirreligioso, todo lo contrario, respeto con el más escrupuloso acento la devoción popular aunque soy ajeno a toda imaginería.

Y como testimonio de mi parecer os conmino a examinar —eh, si está de su parte— una reflexión que está en aporrea.org data de cinco años ha; se titula "Dr José Gregorio Hernández y Dr José Vicente Rangel como unívocos de Diablo".

A quienes me referí? Me referí a la Conferencia Episcopal de Venezuela que hizo todo lo posible y lo imposible también para evitar la canonización del Dr José Gregorio Hernández, pero pudo más la consideración popular que la de esa élite religiosa que no obstante, al parecer, margina a Padre Numa y no le permitió figurar como figura clave en las gestiones que al respecto de ese Santo, Santo santificado por el pueblo humilde, que ahora es asumido Santo del Vaticano porque a éste no le quedó otra opción y antes de que se derramaran las pasiones, optó por lavarse las manos como el tipo aquel ya consabido.

Padre Numa luce valiente, digno, da gusto oír su sermón que aparte del dogma, como separar el grano de la brosa, es elocuente, tanto que yo, hombre sin religión, cuando lo veo en la pantallita, lo estimo la mar; en cambio, la jerarquía de su grey parece detestarlo, ¡claro, parece ser que Maduro lo mandó varias veces al Vaticano a jorungar la causa y a llevar testimonios que, evidente, dieron fruto.

Ñapa:

Eh, el apropiado título de esta reflexión debió ser "Yo no creo en Dios" (ni en milagros); tampoco creo en el Diablo; pero eh, eso sí, a quien pueda interesar os insto a darle una visita a lo que ha debido ser antetítulo, aquí.

oceanoatlanticoguillermo@gmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1306 veces.



Guillermo Guzmán


Visite el perfil de Guillermo Guzmán para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas