Crónicas de ayer del municipio Guasimos (XXXll)

José Ignacio Ramírez Sánchez (1916 – 1993)

Nació en el municipio Guasimos; tiene la particularidad de haber estado presente en los momentos estelares de la historia del municipio; algunas veces como protagonista y otras veces como relator. Teniendo  soltura como escritor o poeta  no quiso romper las barreras de los pontífices de estas lides, prefirió el anonimato y no los resplandores de la fama que le hubiesen  tendido un sitial preferencial. Por allá en los albores de la juventud; tuvo un altercado, que le dio notoriedad en el municipio. Los cronistas de la época se percataron del particular tañido que tenían las campanas  de la iglesia de San Agatón de Palmira, dándose a la tarea de exteriorizarlo. Una mañana la curia diocesana  pretendió llevársela  a la catedral de San Cristóbal; estaban los curas en pleno acto de escamoteo, cuando se presentan un grupo de jóvenes bajo la dirección de José Ignacio Ramírez, le cierran el paso e impidieron que aquellos eclesiásticos cargaran con tan pesados carrillones.

El 10/01/1954 se erige la estatua pedestre del Libertador Simón Bolívar en la misma plaza que lleva su nombre. En este acto estaban presentes los propulsores de esta fastuosa obra. El coronel Leopoldo Vivas González, el teniente coronel Humberto Vivas González, el teniente Julio Eliseo Tariba, Juan Antonio Moreno y como invitado especial José I. Ramírez. Años más tarde lo encontramos como mentor y fundador del centro educativo;  Escuela Monseñor Sanmiguel; que funciono inicialmente  en la carrera 5 con calle 3. El 19/04/1960 sería trasladado a la carrera 9 con calles 4 y 5 y que llevaría, con esta nueva reubicación el nombre Grupo Escolar Monseñor Sanmiguel.

En 1969 con motivo de la semana de Palmira en los 327 años de su fundación escribe un artículo bajo el nombre de Postigo; allí describe toda una escenografía con los más coloridos epítetos, detallando con lujo de detalles a sus más insignes personajes; su paisaje, su clima, la vegetación  y el paisaje en sus más variados subjetivismos, de aquel  pueblo que se fue con el tiempo pero le dejó recuerdos  imperecederos de aquellos lugares comunes que le tocó vivir pintados  con su realismo lirico de poeta. En  su libro  Flores de mi Huerto, se pasea por los escenarios de la prosa y el verso, con títulos  como la ofrenda lirica, leyenda del ciego, silencio de tu nombre y siemprevivas del recuerdo. Toda una analogía captada por el poeta. Ocupo diversos cargos de relevancia a nivel de estado, que desempeño  con gallardía, eficiencia y honestidad; granjeándose el aprecio y la estima de quienes lo acompañaron. En 1991 su nombre sonó como candidato a cronista del municipio; pero por aquellos azares de la vida no fue galardonado. Tuvo una cercanía familiar con Carlos Ilich Ramirez S. el revolucionario  internacionalista defensor de la causa Palestina y que hoy el gobierno  francés mantiene secuestrado en sus mazmorras, acusado de crímenes que nunca cometió.

El pueblo no ha quedado ajeno a la vorágine de levantarles estatuas a los conquistadores españoles que vinieron a exterminar  a nuestros indígenas en nombre de la religión. Decimos esto, en consideración a la estatua que fue elegida en el municipio en honor a su fundador Luis Sosa Lovera. Existen muchas posiciones encontradas en eso de rendirle reconocimientos a esa claque de conquistadores, que no eran lo más selectos. Aquí no hubo ningún descubrimiento, aquí lo que hubo fue el encuentro de dos mundos. Un ejército con pertrechos y armas sofisticadas para la época y su primera tarea era exterminar a nuestros aborígenes; además de traernos enfermedades desconocidas a estos lares  que contribuyeron a liquidar la ya diezmada población indígena.

A todo esto se le une el perfil de los conquistadores; muchos de ellos purgaban penas  en las cárceles y la corona española les conmutó  las penas  si se lanzaban a la mar en aquellas embarcaciones rumbo a las indias; de ahí que fue muy fácil para algunos de ellos dedicarse al pillaje y al saqueo. De allá lo que nos llego fue la escoria y la podredumbre. Podríamos interceder por ellos, en el sentido que el español era lujurioso y no tuvieron escrúpulos en unirse a los nativos, permaneciendo ajenos a lo que si hicieron otros conquistadores que arribaron a sus colonias con el prurito de su discriminación racial; como si lo hicieron los ingleses, los franceses y los portugueses; en el Brasil se encuentran quistes de discriminación racial en la población. Ahora bien, muchos han sido los que han nacido en estos patios, de reconocidos meritos; o próceres de la gesta emancipadora. Que serian  merecedores de llevar su nombre  un liceo, escuela, barriada, etc. 



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Luís Roa

Licenciado en Administración de Empresas (ULA). Luchador social. Jubilado de CVG Alcasa

 Luisroa519@gmail.com

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