El pecoso



Sabías que. El poeta Aquiles Nazoa un buen día nos contó que él conocía un caballo que comía flores y se alimentaba de jardines. “Todos estábamos muy contentos con esa costumbre del caballo; y el caballo también porque como se alimentaba de jardines, cuando uno le miraba los ojos las cosas se veían de todos los colores en los ojos del caballo”.

Otro quien mucho antes anduvo montado a caballo y nos dejó una historia muy bonita fue Simón Bolívar. Él tuvo un caballo blanco, tan blanco que parecía un copo de nieve. En una oportunidad andando por tierras colombianas, por los lados de Boyacá, se le acercó la señora Casilda, quien vivía en Santa Rosa de Viterbo y le regaló aquel hermoso corcel.

En ese caballo blanco entró Bolívar a Caracas después de la Batalla de Carabobo. En Quito luego de triunfar en Bomboná se apareció el libertador en su brioso copo de nieve; y con el mismo caballo blanco llegó a Lima feliz y contento de haber derrotado a los españoles en la batalla de Junín.

Cuando desde aquel balcón limeño, la hermosa Manuelita Sáenz, le lanzó el ramo de flores, Bolívar iba montado en su caballo blanco, que, para asombro de muchos, el libertador cariñosamente le decía “El Pecoso” porque en medio de aquella blancura, llevaba en el pecho tantas pecas como pueblos liberó. Este es otro saber republicano.


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Douglas Zabala


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