Binóculo nº 327

Beatles

Debía tener 11 años cuando escuche Love me do por primera vez. Estoy convencido de que cambio mi cerebro. Ya era un fanático de la música en tiempos en que la tecnología era muy mala y la difusión musical también. No existía toda esa tecnología que conocimos luego. Pero ya a esa edad sentía una fascinación especial por la música, cualquiera fuera. Era difícil que me perdiera un concierto los domingos en la UCV, mi alma mater. Por ello, mi primera fijación fue reunir para comprarme un radiecito de la época. Escuchaba música noche y día. De hecho, dormía con el radio pegado al oído.

Solía separar todo en las canciones: la voz primero, e instrumento por instrumento mientras escuchaba. Luego que los identificaba, volvía a la tarea de unirlos y fascinarme con esa magia. La música. Por eso no sé qué me duele más, si haber donado mi biblioteca de 2.500 libros o mi colección de 800 long play y 1.500 CD¨s.

Love me do me hizo entender que había un mundo que debía descubrir, mucho más allá de los conocimientos que estaba recibiendo en el liceo. Ese vibrato de voces perfectamente acompasadas, ese acompañamiento de dos guitarras, un bajo y una batería, esa extraña y fascinante música que caminaba por todo el cuerpo. Era algo nunca vivido por ningún mortal. Cuando escuché Give me more en casa de un amigo adinerado que tenía picop y los carísimos discos de acetato que jamás pude comprar porque costaban cinco bolívares, entendí que la música era un idioma universal. A quién se le ocurría incorporar una armónica cuando sonaban una guitarra solista y una rítmica. Solo a cuatro genios nacidos en la ciudad de Liverpool, hijos pobres de la Segunda Guerra Mundial, viviendo en zonas donde había un excusado por cada dos casas.

Cuando escuché Yesterday, entonces concluí que la música era el mejor lenguaje del amor. Jamás olvidaré ese momento porque fue la primera vez que mi novia, la flaca, pecosa y bella Soledad, dejó que acariciara sus dulces y hermosos senos. Terminaba la canción, nos deteníamos para ir al picop a poner la canción de nuevo y volver a las caricias. Años después, ella casada, me recordaba la magia que le produjo Yesterday con el descubrimiento de un mundo que desconocía… A mí también.

He escuchado y analizado tanto a este grupo que finalmente concluí que la música es antes y después de Beatles. Desde su nombre mismo que es un acto de irreverencia jamás concebido en esos tiempos. Beetle es escarabajo en inglés, pero Beat fue el nombre que se le dio a todo un movimiento contestatario que se generó en esta ciudad portuaria. Caía mal al status quo escuchar la palabra Beat. Por ello el genio John Lennon, propone componer la palabra cambiando bee por beat, quedando a la posteridad un nombre compuesto Beatles, cuyas canciones incluso viajan en el espacio.

Beatles fue el primer gran producto comercial masificado. Beatles fueron los creadores, o el punto de partida del video clip. Fueron los genios que llevaron su creación a la magia del cine. Beatles crearon unos comics. Los afiches se multiplicaron por millones y todo el mundo recurrió a ellos, debido a los Beatles. Beatles creó la moda, tanto de los cortes de pelo como del vestido y fue la inspiración de los diseñadores del momento. No era posible hablar de música sin hablar de Beatles. Lo que se llamó la invasión de los ingleses y su poderosa influencia en la música estadounidense a mediado de los 60, se debió a ese efecto que Beatles producía. De hecho, se cernió como una mácula que ocupó cuerpo, mente y sueños de los jóvenes del mundo entero.

Aquí cabe la mayéutica socrática: por qué. Cómo nació esa locura. Supongo que una múltiple combinación de factores. Las nuevas generaciones de ingleses tenían un rechazo total a las secuelas de la postguerra, un grupo de adolescentes que tenían la virtud de componer sus propias canciones, las letras se refugiaban fundamentalmente en el amor y la paz, un representante agresivo, ágil, pragmático y genial, un director musical profundamente innovador, la masificación y poderosa influencia de la droga en el comportamiento de estos grupos musicales, la aparición de un sector del capitalismo que descubre el enorme potencial económico con la industria de la música. Beatles fue el creador y al mismo tiempo fue la consecuencia de todos esos factores. Aún se debate, y con mucha razón, porqué Beatles.

Fue tanto su poder de influencia que incluso hay varios personajes a quienes se les endosa el epíteto de quinto Beatles. Stuart Sutcliffe, quien estuvo en la primera etapa, Brian Epstain, el representante y creador de toda la escenografía que cubrió al mítico grupo, George Martin el genio productor musical, irreverente y curioso como ellos; incluso al crack mediapunta del Manchester United George Best, se le conoció como el quinto Beatles. Pero los estadounidenses no quisieron quedarse atrás y decidieron que el genial músico Billy Preston era el quinto Beatles.

En mi opinión The Beatles estuvieron juntos mucho más de los que podían estar juntos cuatro mundos no solo geniales musicalmente hablando, sino con un montón de propuestas, cuyas contradicciones ya eran insalvables. De aquel grupo de muchachos que tocaba Skiffle, una forma de hacer música barata con ollas, perolas, botellas y luego con instrumentos usados baratos bajo el nombre de Quarry Men, a finales de los 50, nace The Beatles en 1960 y dura hasta 1970, cuando cada quien monta su tienda aparte, todos igualmente exitosos. Ya se acercaban a los 30, entendían que sus creaciones debían entrar en otra dimensión. Los grandes, muy grandes músicos y creadores reconocen la influencia que tuvieron de The Beatles. Hoy día, a muchos de las nuevas generaciones de músicos que descollan, se les insufla el pecho al decir que tienen influencia de los melenudos de Liverpool.

Creo que el más genial de ellos fue John Lennon. Además de músico y compositor extraordinario, era escritor, arreglista, director musical, pintor, activista e irreverente por sobre todas las cosas. No se puede tener atrapado por tanto tiempo un genio en una botella. El nueve de octubre hubiera cumplido 78 años de edad. Me encantaría saber qué pensaría del mundo de hoy, de una humanidad que no es humana y del perverso juego de la amenaza permanente de la guerra permanente, cuando los chinos asoman la posibilidad real de una nueva era: la del imperialismo asiático. No hizo falta, como dijo Mao que todos los chinos dieran un zapatazo al mismo tiempo para que acá abajo lo sintiéramos. Lo estamos sintiendo, como una nueva guerra fría que sí vivió Lennon. Por eso él siempre apostó a la paz. Él mismo lo dijo: "You may say I'm a dreamer. But I'm not the only one".



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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