Todos los 9 legisladores -“revolucionarios”- de Mérida en 2007 se auto-designaron 50 millones c/u por aguinaldo

En todo un año no aprobaron una sola ley. No se reunían, no acudían al Consejo Legislativo. Ne les hacía falta porque por unanimidad podían hacer lo que les veniniera en gana. Gracias a Chávez, sin ser un carajo verdaderos chavistas, llevaban siete años viviendo en Jauja, haciendo lo que les daba la gana, dueños del partido, dueños del gobierno local; eran los grandes señores de la “revolución”. Y nadie les podía decir nada so pena de que quien lo hiciera se vería llamado “escuálido”, “infiltrado”, “enemigo del presidente”, “cizañero” y “divisionista”. Cada vez que el Presidente Chávez hablaba de UNIDAD ellos se crecían, se hacían fuertes y se llenaban de coraje y de valor para acrecentar sus desafueros, sus abusos, sus descaradas y aberrantes trácalas, y aplastar a quienes les pudieran hacer sombra. No tenían a nadie que los contuviera, y un “pendejo y loco” como Sant Roz cuando lanzaba sus dardos por donde podía y se lo permitían algunos medios, indefectiblemente quedaba apabullado por los medios escuálidos que a ellos les daba toda clase de apoyo. Tenían y tienen buena prensa, porque lo primero que hace esta clase de gente es buscarse el apoyo desmedido de la palangre empresarial. Los medios de la derecha siempre son comprados por esta clase de “revolucionarios”. Entonces, así de seguros, dueños de la verdad, convertidos en los más “chavistas” del planeta, estos legisladores “rojos rojitos” fueron y se auto-asignaron de aguinaldo 50 millones de bolívares (de los viejos) en diciembre de 2007. Por todo el cañón, y cuando ellos mismos más se llenaban la boca hablando de socialismo. Pero ese no fue el único crimen que cometieron algunos de ellos: hicieron algo peor: se auto-jubilaron también, para irse con el chivo y todos los mecates. Ya hoy, medio desaparecidos, nunca se les ve en una marcha, nunca hablan de la revolución, se opacaron, se jubilaron verdaderamente de todo.

Un informe de la Procuraduría del Estado Mérida arroja un “dictamen jurídico sobre la LEGALIDAD de los actos administrativos de carácter particular que otorgaron el beneficio de la jubilación a los ciudadanos (diputados) Edgar Bladimir Villegas, Luis Martín Hernández, José Ángel Colmenares, Rubén Ávila Serratti y Adelis León Guevara.” Reza el documento de la Procuraduría que las jubilaciones de los tres primeros señalados “materializaron violando la normativa al caso concreto. Estos ciudadanos no tenían ni la edad exigida ni superaban tampoco los treinta y cinco (35) años de servicio en la Administración Pública a tenor de lo establecido en el artículo 3 de la Ley del Estatuto…” En el largo documento de la Procuraduría de unos 20 folios se agrega que esas jubilaciones deben ser revocadas por el Consejo Legislativo de Mérida “por cuanto estos funcionarios aprovecharon su investidura, poder y momento político para solicitar sus jubilaciones y complementos sacrificando la Constitución, las Leyes, el interés Público y el Proceso Revolucionario que vive nuestra patria, así como por la causa principal, que no dejó nacer a la luz del derecho estos actos, por estar viciados de nulidad absoluta…”

El señor Rubén Ávila Serratti era llamado el Vladimiro Montesinos de Mérida. Este es un señor mofletudo, meloso, pegajoso, que a todo el mundo llama “hijo”. Apenas llegó el comandante al poder se aprovechó a millón del poder, se hizo íntimo de Luis Miquilena, apoyó con todas su fuerzas al bandido Luis Velásquez Alvaray, y él mismo metió a toda su familia en cargos claves del gobierno: a su esposa en una elevada posición en Caracas defendiendo los derechos de la mujer; su hija se colocó en una curul en la Asamblea Nacional; su recorrió distitos tramos de la elevada escalera burocrática y partidista: ex candidato a la gobernación del Estado Guárico, Secretario General de gobierno del Estado Mérida con Florencio Porras; Ruben se hizo el rey de reyes en la entidad Merideña hasta con más poder que el gobernador Florencio Porras: se hizo dueño del MVR local y diputado en el CLEM. Este Rubén fue el mismo que salió el 4 de febrero de 1992 declarando por el diario “El Correo de Los Andes”, en contra de los comandantes alzados en Caracas.

El otro jubilado ilegalmente por el CLEM, llamado “poeta”, es Adelis León Guevara, un adeco de siete suelas que llegó a ser candidato a gobernador por el MVR. Hoy es declarado antichavistas, pero aún en sus tiempos de supuesto “comecandela” hacía desbordados elogios a favor del dueño del Banco Andino, ex senador por Copei, Bernardo Celis, y decía líricamente (como todo un pueta) que Mérida tenía una deuda con este señor, cuando es todo lo contrario. Al igual que el hoy gobernador de Mérida Marcos Díaz Orellana, sentía y siente una gran admiración por el obispo golpista Baltazar Porras: en todo momento don Adelis, y se vanagloria de ello, ha defendido a este bandido.

¡Qué tal, señores!


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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