Buen vivir, ¿para quien?

Definitivamente, parece que en nuestra Venezuela, estamos condenados a que cualquier beneficio no llegue a toda la población. Así lo vemos los habitantes de Aragua que esperamos en vano la presencia de los Automercados Bicentenarios, FarmaPatria, las panaderias y las tiendas "Venezuela Productiva". Y, mientras en Argentina, Cristina Fernández hace regular los precios de decenas y decenas de productos y no hay escaseces provocadas por los revendedores y las empresas privadas, aquí tenemos que soportar la tendencia a que desaparezcan los productos regulados. Mientras en Argentina, los pensionados y los jubilados pueden tener derecho a viajes porque se les asignan dólares, en Venezuela, a no ser que uno sea banquero ladrón (palabras casi sinónimas) no tendrá jamás acceso a la divisa norteamericana. Similares medidas a las de Argentina son adoptadas en Ecuador y en Bolivia, cuyas monedas son estables, mientras que aquí tenemos que soportar que existan subastas de dólares a precio de atraco y la amenaza del regreso del "dólar permuta". ¿Por qué en esos países no hay esos problemas que nos aquejan?. La respuesta es que sus mandatarios, a diferencia de los nuestros, cuentan con verdaderos economistas que trabajan a favor del pueblo, mientras que en nuestro suelo tenemos que calarnos a los tecnócratas disfrazados de revolucionarios como Nelson Merentes, Jorge Giordani y Edmée Betancourt, autora e impulsora de aquel despropósito de la Ley de Costos y Precios Justos (¿?) que tanto ha servido para aumentar la inflación y los desmanes de los productores de distintos bienes regulados.

Los padres de uno de mis amigos, ambos pensionados, se me acercaron a plantearme su problema: quieren solicitar su "Tarjeta del Buen Vivir", entre otras cosas, para facilitarle el acceso a la moneda norteamericana a ambos y viajar fuera de Venezuela. Los conozco bien: son Clase Media y no tienen cuentas cifradas en Suiza, como los corruptos de la Cuarta y la Quinta y no hacen las triquiñuelas de nuestros tecnócratas matavotos, para favorecer a los industriales e importadores de maletín. Pero resulta que ambos cobran sus pensiones EN BANCOS PRIVADOS. Se pregunta, uno por que carajos el Gobierno de la Revolución Bolivariana tiene que hacer convenios con la banca privada para el pago de pensiones y por qué todos los Bancos del Estado no se fusionan en uno solo de una buena vez.

Las condiciones, o mejor "barreras", que ponen los bancos del Estado para otorgar esa tarjeta, tienen un punto en común: si Ud tiene su cuenta de pensión en un banco (así sea del Estado) diferente a los Bancos de Venezuela, Bicentenario o del Tesoro, que son los únicos que la otorgan, ni piense en solicitarla porque no se la darán. Acaban, en este punto, todas las ventajas de adquisición de bienes mediante las tiendas que los tecnócratas de la Revolución no implantan en Estados como Aragua y no hay acceso a dólares...ah, pero si los hay para quienes siguen, en la sombra, desangrando el erario público. Parece que en el Banco del Tesoro, las cosas son diferentes, porque son admitidos los pensionados con cuentas en otros bancos, pero son capaces de que me digan que después de 6 meses la pueden otorgar...

Es doloroso admitirlo, a Nuestra Revolución le hicieron falta banqueros y economistas de verdad...como Rafael Correa.


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Roberto Arenas


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