Caracas- Una reunión entre los presidentes de EEUU, George W. Bush, y Venezuela, Hugo Chávez, para abordar el deterioro de las relaciones entre sus países es un "poquito difícil" que se dé, admitió el embajador estadounidense, William Brownfield.
"Con el grado retórico que ya existe, es un poquito difícil pensar en este momento en una reunión al máximo nivel", manifestó Brownfield en una entrevista con un canal venezolano de televisión que se emitirá el próximo domingo.
Según el semanario "Quinto Día" de Caracas, que publicó hoy fragmentos de la entrevista a los que tuvo acceso, Brownfield recurrió al juego de béisbol para aludir al camino que deben transitar Venezuela y Estados Unidos para que Bush reciba a Chávez.
"Los dos equipos van a jugar por nueve entradas, nueve 'innings', o más, y al final del juego los dos 'managers', los dos pilotos, van a reunirse y estrechar las manos, pero tenemos nueve 'innings' para jugar antes de eso (...) y ni siquiera hemos comenzado, o quizás los dos 'pitchers' están calentando en este momento", manifestó.
Chávez identifica a Bush como "la mayor amenaza imperialista para el planeta", lo acusa de haber estado detrás del golpe de Estado que lo derrocó durante dos días en 2002, de preparar planes para asesinarlo y para invadir militarmente a Venezuela, además de financiar a sus opositores radicales.
El gobierno de Bush sostiene a su vez que Chávez "es una amenaza para la democracia" regional y todo ello ha cerrado el paso a cualquier intento de sus cancillerías para gestionar algún encuentro directo.
Chávez volvió hace dos días a plantearse "romper las relaciones (con EEUU), por dignidad", tras denunciar que Bush envió a los líderes asistentes a la Cumbre Energética del Caribe, celebrada en Venezuela, una carta que, según él, expresaba su preocupación por "las recientes amenazas a la democracia en Venezuela".
El embajador de EEUU en Venezuela dijo posteriormente que desconocía la existencia de esa carta.
Chávez ya se había planteado la revisión de las relaciones en mayo, a raíz de la petición venezolana de extradición del anticastrista Luis Posada, detenido en EEUU y acusado por Cuba y Venezuela de la voladura de un avión cubano en 1976 en el que murieron 73 personas.
