La entrevista de Claudio Fermín

Puse especial cuidado en no perderme la entrevista que Vladimir Villegas, periodista, compañero Constituyente i Director de Venezolana de Televisión, realizara al político de oficio Lic. Claudio Fermín i hasta la grabé, por tratarse de un político que pese a su hablar moderado i a su disposición más pacífica que la de muchos de sus siempre compañeros adecos, después de sentir por él cierto respeto, desde la Constituyente i en meses o años sucesivos, he comprobado que resulta absolutamente igual a todos i que tiene a mi modo de ver, doble discurso i, en consecuencia se me parece un tanto a Luis Miquilena. Anoche me lo confirmó, ya diré por qué.

En mi página WEB, ESCALIO, suspendida hace unos meses por la estafa que me hizo el encargado de su estructuración, escribí hasta tres artículos (que iban a ser continuados) con el título de LOS CONOCÍ EN LA CONSTITUYENTE; empecé con los que más me defraudaron i me convencí de ser “farolones”, i el primero fue Brewer Carías. Entre todos, el tercero fue Claudio Fermín i esto es textualmente lo que escribí: “Le conocí en Maracaibo durante la campaña electoral, en un programa de mi amigo Enrique Rodríguez Mota. Como buen político, mintió diciendo que me conocía por mis artículos de prensa, i cuando interrumpieron el programa, para presentar una cadena donde hablaban los candidatos, al aparecer Chávez, Fermín se emocionó i se refirió al extraordinario carisma que poseía ese líder nato. Necesitaba ir a la Constituyente i tenía que demostrar que no quería nada con ese nefasto (palabra usada por él) partido que era Acción Democrática. Cuando le dije que en su campaña electoral a la presidencia de la República, cuando fue candidato sin el apoyo de su ex partido sectario i nefasto, me había impresionado como una de las más decentes i serenas campañas, sin descalificar a los contrarios como es lo común, me dijo que su error fundamental había sido no desvincularse mucho tiempo antes, de ese partido lleno de mediocridades i ambiciosos. Luego nos conseguimos en la Constituyente donde me saludaba con mucho respeto i se notaba en sus primeras intervenciones que, trataba de estar bien con dios i con el diablo, lo que a veces hacía ambigua su exposición. Finalmente no pudo evadir su posición de toda la vida, i se colocó entonces, en bando opositor. Con todo i que mis intervenciones siempre estuvieron con el proceso revolucionario del presidente Chávez − porque no es Chávez, sino eso que consagramos en la Constitución, un cambio radical para un país saqueado, burlado i traicionado por décadas − cuando una vez me consiguió en el Sambil, estado yo con uno de mis hijos, su saludo fue efusivo, cordial i reiteró por mí, sus sentimientos de respeto i admiración, igual que su divorcio definitivo de AD. Tiempo después, cual no sería mi sorpresa cuando lo veo, no solamente en las filas adecas, sino encargado de reestructurar el partido desde su base (¡!) ¿Se puede confiar en personajes así? ¿Es que en la política la dignidad no cuenta?”

Por esto, cuando lo vi en otras entrevistas reconociendo el triunfo del presidente Chávez en el referendo, aunque creyendo que triunfó el SÍ i deseando aparezcan las pruebas del fraude (eso se llama “poner piedritas”) me convencí que estaba en presencia de un adeco cromosómico, con el mismo método que recuerda los disparates de CAP de “ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario”; comenzando por decir que hace lo que piensa i no según las circunstancias lo exijan, como hacen otros, sin percatarse que él debe incluirse también en la “clase” (hablo de Teorías de las Clases, de Russell) “otros” i que fue insincero (por no decir otra palabra más adecuada) con lo que habló de AD, calificando a Rómulo, Leoni, Barrios, etc., como “unos gigantes” (no mencionó a Lusinchi porque habría tenido que decir, “un gigante beodo”) que tal vez cuando fungió de Quijote, fueron las aspas de molinos de viento que lo golpearon duro, i terminaron de hacerlo sus continuadores, expulsándolo del partido. Incluso, cuando Vladimir Villegas que, se limitó a pocas preguntas sin utilizar la dialéctica o hasta más sencillo, una mayéutica socrática que lo hubiese hecho caer en contradicciones, le preguntó qué le parecían las declaraciones de CAP llamando a la violencia, el crimen, a la guerra civil, i cuantas pistoladas expresa ese cadáver político, aprovechó para lanzarle elogios como su más dilecto “maestro”, antes de generalizar condenando siempre esas ideas o actitudes de salvajes. Pero sin referirse directamente a CAP.

Igualmente sabe que está mintiendo i hasta contradiciendo una realidad que, como licenciado en Sociología debería saber valorar o conocer con criterio sociológico, el decir que Chávez tiene una gran popularidad (aunque según ellos no tiene pueblo en mayoría) que no ha sabido utilizar (siempre son “utilitaristas”) porque ha abierto muchos frentes i se ha peleado con los partidos, con los empresarios, con la iglesia i con los medios. ¿No será, licenciado Fermín; que esa realidad del pasado corrupto, en abierto desquite o venganza por haber perdido sus privilegios, no por Chávez sino por una Constitución en la cual usted participó, ha atacado ferozmente a un presidente electo con la más aplastante mayoría de pueblo, refrendado repetidas veces, rescatado de un golpe de estado i reafirmado abiertamente por un referendo confirmatorio único en el mundo i también ganado por más de dos millones de votos, quienes han abierto todos esos frentes? ¿Si siendo el más legítimo de nuestros presidentes de nuestra historia, no le parece que tiene todo el derecho a defenderse, a replicar a las inmensas calumnias i acusaciones que ha hecho una oposición mediocre de talento, plena de falsetes, con casi todos los medios de comunicaciones pisoteando la ética profesional i sembrando desinformación i odio entre los venezolanos? Además de necesario el refutar tantas mentiras, ¿no se consagró en la Constitución el derecho a réplica? ¿Es acaso este un derecho de todos, menos del presidente, sus ministros o su gobierno? Al licenciado Fermín cabe preguntarle ¿De parte de quién o de quiénes han estado las marchas agresivas, la masacre del Puente Llaguno (ya totalmente aclarada); los ataques de policía (PM) que desvirtúa sus funciones, los francotiradores, las insurrecciones violentas, las conspiraciones, el golpe de estado, la desobediencia i asesinatos en Altamira, las guarimbas, los atropellos callejeros, las bombas en las embajadas, los asedios a embajadas i casas particulares, etc.,; en fin toda oposición violenta que vimos feroz (i está grabada) en la 47 horas que duró la fugaz dictadura fascista de Carmona? ¿Dónde ha estado en todos estos momentos el señor Claudio? ¿Es que el gobierno i el Presidente Chávez, no deben responder a esa agresión traidora a la patria? ¿No ha percibido la terrible agresión mediática?

Sin embargo usted, con esa calma, con esa sonrisa que ahora me parece irónica, con esa parsimonia fingida, dice que usted creía que el SÍ iba a ganar por la “gigantesca” concentración previa al referendo que hizo la oposición. Con medidas i números bien “echados” o cálculos matemáticos, se le puede demostrar que todas las marchas de la oposición son significativamente menores a las del gobierno; que todas las encuestas serias dieron ganador al No, (aunque hubo una “chimba” que derribó a un loquillo director de periódico) que todos los observadores estuvieron de acuerdo con la transparencia del proceso, las cifras i la auditoria; que si sociológicamente enfocamos el problema de población del país, tiene que convenir que el pueblo-pueblo, (no el que presionan los jefes i empresarios) son más numerosos; que el pueblo dio un ejemplo de civismo que ha asombrado al mundo i que simplemente contemplando las colas, era suficiente para ver qué parte tenía mayoría, como lo probó la ventaja de más de dos millones de votos; que en el sistema computarizado, intervino una probada empresa responsable (norteamericana con asesoría de Olivetti) de las máquinas, i que la transmisión la hizo CANTV ; que en las votaciones manuales, la ganancia del NO fue mayor todavía (70% NO, 30% SI), pero usted (como los trogloditas de la CD i de los restos de partidos que quedan, desconocen o desprecian todo), i por eso que llaman “exit poll” (creo que así se escribe) realizada por grupos parcializados (niñas bonitas de la higth) escogiendo una opinión al salir del centro de votación (sociológicamente, científicamente i psicológicamente, es, a mi juicio, la estupidez más falsa que pueda concebirse) i por ese endeble “recurso” falso, usted cree que ganó el SI. Eso se llama en Psicología, desviación, o sea apartarse voluntariamente de lo recto, de lo normal i de los valores; i en Sociología, dispersión con diferencia de un determinado dato o hecho, con un aumento de la distancia social. Ese desvío puede ser un error involuntario, pero cuando es a voluntad, creer o apoyarse en lo que no tiene fundamento, la desviación atañe igualmente a la honestidad que queda mal parada. Si yo lo hubiese entrevistado, ¡cuántos apuros habría pasado!

Por eso, tratándose de un sociólogo, no sé que llama usted, administrar realidades. Si la realidad se administra con honradez, la verdad debe prevalecer, pero precisamente lo que hace la oposición es mentir o traer a colación cosas insulsas, como cuando usted menciona que el presidente dice que todo el mundo es un truhán. Usted sabe que miente o distorsiona, como distorsiona cuando justifica a Acción Democrática como un partido pluriclasista (todo partido debería serlo), cuando precisamente usted fue víctima de esa secta que consagró (lo mismo que COPEI) el desagradable nombre de cogollo, para los que mandaban desentendidos de la mayoría de su propio partido, para los que no se conformaron con saquear al país, sino que lo endeudaron de por vida. I finalmente, para completar sus tiros para todos lados, se refiere a que mantenemos “un parasitismo de Cuba” i demuestra que ignora mucho, que no ha comprendido el valor de la Misión Barrio Adentro ni menos de la Misión Robinson. Valore una sola cosa: se ha enseñado a leer i a escribir, casi a millón i medio de venezolanos; los hemos hecho, además de seres humanos, ciudadanos; que se ha llevado la salud a los más apartados rincones de la ciudad i el país. Al respecto, ¿qué cifra pueden presentar los partidos en 40 o más años? Un buen sociólogo debería comprender mejor la trascendencia que tienen las Misiones i, además, la colaboración que debemos mantener con un país hermano, brillante i valiente como pocos en el mundo. Entonces surge la pregunta ¿I qué del parasitismo de todos (especialmente nuestros “pitiyankis” i “mayameros”) del imperialismo norteamericano?

Mi conclusión, licenciado Fermín (aunque Vladimir le llamó doctor, pero en las credenciales del comienzo no salió el doctorado) es que usted es adeco, adeco, hasta que se muera i Acción Democrática no tiene una trayectoria saludable ni la tendrá nunca de seguir como siempre. Ahora puede negar lo que antes dijera, pero tengo testigos. Usted anda buscando otra vez una Alcaldía i está apelando a sus recursos habituales i a mí me parece eso a la actitud de un ex rector, queriendo ser director o decano; a un General, luchando por ser otra vez Sargento, a un candidato a presidente de una Academia, a volver a un cargo menor. Después de haber sido candidato a la presidencia de la República, quiere volver a una Alcaldía, por la que ya pasó sin pena ni gloria, pero es una “posición o bastión” i…un sueldo i manejo de recursos. Primero tendrá que entrar a pelear en la jauría, de los pocos que quedan en el partido (i sin partidos no hai democracia, pregonan) i luego a querer convencer a un pueblo que no es el ciego i borrego que ustedes intentaron mantener. Perciba el cambio señor sociólogo; está en otra Venezuela distinta; ya pasó el tiempo de la “cuentas” de colores i los espejitos en la conquista o de las latas de cinc, los potecitos de leche i las franelillas i banderitas blancas; pasó el tiempo de las “soluciones habitacionales” i los paquetes económicos (no olvidamos a Paquetico Rodríguez); pasó el tiempo de las elecciones manuales i actas matavotos; por eso la tecnología los agobia, pero no podemos regresar de las computadoras u ordenadores a la máquina de escribir, o de las afeitadoras eléctricas o las de dos i tres filos, a la peinilla barbera con correa de cuero. El pueblo, señor Fermín, es otro; despertó i usted parece no haberlo hecho todavía. Cuando más nos acercamos a la vejez, la mejor manera de que el proceso no sea tan rápido, es marchar con los tiempos, estudiar mucho, mantenernos en nuestros principios e ideas con la entereza de un Filógenes; i, especialmente, saber dar paso a las jóvenes generaciones, si son inteligentes, porque también los hai que tal parece que nacieron viejos, que ignoran la historia o que, sus instituciones, partidos i sectas, son como la Úrsula de Gabriel García Márquez en CIEN AÑOS DE SOLEDAD: “Una ancianita recién nacida” si no, mire a su alrededor a muchos partidos (incluyendo el suyo hoi, naturalmente) o algunos nuevos como Primero Justicia, o los que con demencia senil, se creen el futuro como el lamentable Pompeyo. I ahora que menciono a este “politicosaurio”, recuerdo a un amigo que me dijo: ¿No será que Fermín, como esos dos “izquierdosos” con la ideología en “el tuétano de sus huesos”, Teodoro Petkoff i Pompeyo Márquez, se hicieron ministros de un gobierno de ultraderecha presidido por su archienemigo de otras épocas Rafael Caldera, está reculando para ver si, como sus perspectivas de surgir son mui pocas o malas, consigue que Chávez, impresionado por la retórica, los cambios de mirada i la serenidad que subyuga, le da un ministerio o algún carguito que le acaricie su ego? No hai que descartar la hipótesis. Puede ser su delirio, pero Chávez no caerá en eso, porque es inteligente.

I para concluir; la Sociología, usted debería saberlo mejor que yo, es una ciencia, es decir, una disciplina que se rige por lo que llamamos pensamiento reflexivo científico que, estudia las relaciones de grupos entre los seres humanos, i da pautas al pensamiento social. Dedíquese a estudiar mucho o trate, si le es posible hacer poesía que eleva i sublimiza lo que llaman el alma; pero no insista en seguir en la política, porque su serenidad, su parsimonia i sus pensamientos trasnochados, ya no engañan a nadie i está fuera de época.




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Roberto Jiménez Maggiolo


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