Especial de Alquimia Política

Los consejos para un buen gobierno

Dedicado al Sr. Yhado y J.J. Briceño


Si algo causa complacencia al vivir en la provincia son los amigos sigilosos y leales que uno va cultivando; esos amigos me hicieron llegar el texto de Abu l-Hasan Ali Ibn Abi Tálib (en árabe: أبو الحسن علي بن أبي طالب), o simplemente Alí, quien fuera primo y yerno de Mahoma, y el cual gobernó durante el imperio Rashidun de 656 a 661. El texto se titula “Consejos para un buen Gobierno”, y no es más que una carta enviada por Alí a su gobernador Malij Al-Ashtar, la cual tiene hoy día un alto sentido de actualidad y la cual perfectamente puede servirnos de orientación para indicar lo más conveniente para Portuguesa en este proceso de Revisión, Rectificación y Reimpulso.

Lamentablemente en el contexto organizado del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, la figura del oportunismo y el discurso de doble cara de quienes se hacen llamar más “chavistas” que Chávez, sigue siendo la piedra de discordia y el gran obstáculo para logar el anhelado Estado Socialista venezolano. El mensaje de Alí al respecto es contundente: “Recuerda que los murmuradores y escandalosos traficantes son un grupo indigno y sagaz. Aunque pretendan ser consejeros bien intencionados y sinceros, no te apresures a creer las noticias que te dan ni los consejos que te ofrecen…”

Alí destaca que hay unos seres humanos viciados por la envidia y la avaricia; son seres miserables, para los cuales los buenos actos son sólo aquellos que les benefician. Así se aprecia un comportamiento dudoso de algunos que buscan “pescar en río revuelto” y perjudican no sólo al sistema político, sino al sueño de un pueblo por mantener con dignidad sus ansiados frutos de libertad. En un aparte de la carta a Malij Al-Ashtar, se deja leer: “…quiero prevenirte acerca de los pobres. Teme a Dios por su condición y por su actitud hacia ellos. No tienen ningún apoyo, ningún recurso, ni oportunidades. Ellos son pobres, están necesitados y muchos de ellos son inválidos e ineptos para trabajar. Algunos mendigan y otros (que tienen dignidad) no lo hacen, pero su condición proclama su desgracia, pobreza, escasez y necesidad. Por amor a Dios, Malik, protégelos y a sus derechos. Él ha puesto esta responsabilidad sobre tus hombros…”

En este sentido, el liderazgo del presidente Chávez ha sido indiscutible en su entrega y vocación para servir a los pobres; ellos no sólo han de ser la razón de ser de su liderazgo, sino del nuestro también. Se olvida con facilidad que los pobres son un asunto de todos, hasta de los mismos pobres; tiene que erigirse una conducta ciudadana que responda a esta inmensa necesidad, así como mantener que nuestro principio de gobierno es la conquista de la “Justicia Social”, no del “progreso” mercantilista.

Alí es al final de la carta inmensamente más humano en sus consejos: “Designa a una persona respetuosa, honesta y piadosa que tema a Dios y pueda tratarlos (a los pobres) respetablemente; ordénale que averigüe todo sobre ellos y que te lo comunique…” ¿Quiénes son los que tienen ese deber de actuar en nuestra sociedad? ¿Los miembros del PSUV o los elegidos en los cargos de elección popular? La respuesta es necia pero necesaria: “todos somos responsables”. En el acto musical del sábado 31 de octubre en Caracas, el vocalista de Calle 13 expresó, en lenguaje llano, una inmensa verdad: “este país no lo hacen los gobiernos sino su gente, su pueblo es quien construye este país”. Si, los pobres son un asunto de prioridad para todos y el seguimiento a su condición para buscar aliviarla y mejorarla, ha de ser nuestra respuesta patriótica a los deseos libertarios, entonces podemos decir que vamos por buen camino.

Alí, en ese texto vibrante que se llama “Consejos para un buen Gobierno”, devela no sólo asuntos de la praxis social que todo gobernante debe de ver, sino que explora los sentimientos que han de arropar al gobernante para hacerlo partícipe de una toma de decisión que beneficie a todos por igual y no a un segmente privilegiado, que siempre lo hay, que es incompatible con los pobres porque no hacen nada por ellos. Recuerdan aquella frase cuarta republicana: “a mi no me den, póngame donde haya…”

La carta de Alí termina refiriéndose a un modelo moral de ese gobernante identificado con su pueblo: “Siempre debes tratar de recordar y tomar como modelo las cosas buenas y útiles que has realizado en el pasado: las actividades de un gobierno justo y benigno, los buenos actos realizados por él, las buenas o justas leyes promulgadas,…” En una palabra, cumple lo que has prometido y no te desvíes del camino, porque el camino de la justicia social y la entrega a los pobres, es el camino de Dios, único y inaplazable para conquistar la pureza y la magnanimidad.

A todas estas, los gobernantes están obligados a buscar la complacencia del pueblo en general. Alí recomendó al gobernador atender prominentemente al hombre corriente, pues las quejas y descontentos del individuo sin recursos y de la gente abatida, tienen preponderancia sobre la aprobación de personas importantes, ya que el desagrado de unas pocas personas importantes será disculpado por el Señor, si el pueblo en general está feliz contigo. Cuando el gobernante comienza a armar su equipo de trabajo, debe cuidarse de quienes le rodean y aconsejan. El gobernador Malik fue apercibido de que sus peores ministros serán "…aquéllos que han sido ministros de los gobiernos tiranos y opresores que te antecedieron".

La buena elección de su consejo ejecutivo definitivamente es una labor crítica de la que dependería la estabilidad, incorruptibilidad y firmeza del gobierno mismo. Alí le encomendó que sus nombramientos deberían realizarse "sobre la base de un juicio desligado de cualquier clase de favoritismo o influencia. De lo contrario, reinará la tiranía, la corrupción, la confusión y el desorden de tu gobierno".

Ante lo crítico de la implementación equilibrada de la justicia, Alí proveyó consejos respecto a los requisitos a observar en la elección de quienes la administrasen. Impulsó no tan sólo que se nombraran individuos de conducta excelente, capacidad superior y antecedentes meritorios sino que también mostraran su temple judicial, revalidando que "la abundancia de litigios y complejidad de casos no debería malhumorarlos". Hace más de mil cuatrocientos años recomendó una categórica división de poderes, cuando exhortó al gobernador: "Permite que el poder judicial esté por encima de cualquier clase de presión o influencia ejecutiva, del temor o del favor, de la intriga o la corrupción". La vigencia de este pensamiento hoy, más que en ningún tiempo histórico anterior, ha tenido tanto vigor y vigencia para orientar por buen camino este proceso de transformación y liberación.

ramonazocar@yahoo.com


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Ramón E. Azócar A.

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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