Huelga de Ledezma, palo pa’ Radonski

     El levantamiento de la huelga de hambre del alcalde metropolitano Antonio Ledezma, con toda y la seriedad que el caso pueda revestir por las secuelas que estas acciones traen para la salud, fue un show montado en contra del Gobierno bolivariano.

      Eso es evidente. Viendo las imágenes de televisión parecía más fácil cubrir periodísticamente las sangrientas protestas de Honduras, que el cese de la manifestación del mandatario municipal.

      Su esposa, Mitzi Capriles, hizo el anuncio y automáticamente se encadenaron los medios opositores. Seguidamente, cámara, acción, Himno Nacional… ahí viene el burgomaestre para la ambulancia. Se acerca. Despuntan unos pies descalzos. La multitud cierra el radio de acción en torno del alcalde. El cordón de seguridad aprieta y se logra la toma del hombre desmadejado sobre una camilla. Parecía inconsciente.

      Camarógrafos y fotógrafos siguen la batalla con la gente. Se aproximan. Tienen entonces el rostro pálido del manifestante con los parpados distendidos. Llegan al vehículo de auxilio, hay un forcejeo, suben la camilla, cierran la puerta de la unidad de soporte médico y arrancan. Un despliegue similar se coordinó a su llegada al Urológico San Román.

      Pero no quiero entrar en detalles sobre si el alcalde degustaba un pollo a escondidas o le colocaban un sandwich debajo de la almohada, porque para mí la gran interrogante ahora es ¿Cuál será la verdadera reacción del gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski?, pues pienso que las acciones de Ledezma se deben a la desmedida ambición por ser el abanderado nacional de la oposición.

      Hasta hizo una rueda de prensa publicitando su regreso triunfal y decir que la huelga fue una iniciativa que consultó con la conciencia. No tuvieron que ver asesores, todo como para no compartir el éxito, cuestión que no extraña, porque el país sabe que a Ledezma no le importa ni siquiera la Alcaldía y menos los trabajadores, sólo los utiliza como trampolín hacia ese liderazgo que añora.

      En mi criterio, ocurrió que Ledezma no pudo con una encuesta según la cual, el político más popular después de Chávez es Radonski y decidió jugar rudo. Lograr una reunión con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, le da jerarquía, pero en eso el gobernador mirandino también es un experto. Presumía de pagar cárcel por los penosos sucesos de la embajada de Cuba, tras considerar que esas acciones lo capitalizaban políticamente.

      De allí que Ledezma intentó un gesto “heroico” para ganar adeptos y darle palo a Radonski, quien imagino que no se dejará robar la ofensiva y así se acentuarán las divisiones a despecho de la supuesta unidad opositora, aunque de la boca hacia afuera lo nieguen hasta la muerte.

*Periodista

albemor60@hotmail.com


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*Alberto Morán


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