Los maizales de la miseria

Durante mucho tiempo, nuestro Pueblo de América se ha alimentado de distintas especies; su cadena alimenticia ha estado basada en conjuntos que comprenden de: carbohidratos, cómo el arroz, la cebada, el centeno, la avena, el trigo, el maíz entre otros; también la verduras y las hortalizas; otro de ellos son las frutas, portadores de innumerables vitaminas; igualmente están las proteínas y las grasas saturadas de origen animal, formado por las carnes de vaca, cerdo, pollo y pescado; otros son los lácteos, cuyos orígenes provienen de la leche, el yogur, el queso, etcétera y, sin duda alguna, el aceite de origen vegetal y animal, las cuales tienen propiedades en grasas saturadas e insaturadas; en fin, a lo largo de la vida, el ser humano no cesa en consumir alimentos, es decir, desde que nace hasta que muere, aproximadamente de 10 a 20 toneladas de productos alimentarios pasarán por su boca durante un promedio de vida de 80 años.

Pero, ¿Cómo se ha alimento el hombre y la mujer durante toda la vida? o, ¿Qué tanto se alimenta el Pueblo mientras los ricos y corruptos comen hasta hartarse?, pues si duda, a esta pregunta pudiéramos añadirle una trinidad de ingredientes elásticos, con innegable aderezo en ontología ideológica de lo político-económico-social existente. La miseria se encuentra intrínseca en cada uno de nosotros, sin embargo somos nosotros mismo quienes debemos sacarla y extirparla con la misma conciencia humanista, si la dejamos adentro nos convertiremos en defensores del individualismo, solapándola con justificaciones alucinadas; mientras no pretendamos ver con los ojos de la sabiduría celestial la causa de nuestros males, jamás erigiremos nuestra salvación, es decir, nos seguiremos hundiendo en nuestra propia miseria; sabemos que existen grupos de personas que les cuestan batallar con el lado lóbrego de la subconsciencia, creando al Hombre Nuevo y Mujer Nueva.

Queridos lectores analíticos, la desesperación abunda por doquier, referente a los secuestradores de las organizaciones políticas y las instituciones gubernamentales, pues residen tales encolerizaciones cuando observan el abarque de éste Ser Humano nuevo; desde las cúpulas partidistas se esgrimen conspiraciones para acorralar al Nuevo Hombre que emerge desde la esperanza de un Pueblo, todo ello, para arrodillarlo ante la hegemonía del Hombre Viejo de los filamentos blancos, cuyo artificio fue colocar a su costilla de barro frente a un palacio de papiro permeable, no obstante, su pre y post actuación trajeron consigo un caudal de engaños, donde el poblado que una vez le fue provisto de trabajo culminó con una simple despedida.

Pero ésto no quedó allí, pues sus corazones fueron a encontrarse con las marionetas de la representación fermentada en busca de respuestas, pero sólo el Hombre Nuevo logró disipar sus angustias, sin embargo, la furia de estos proletarios no conforme con los fantoches de boñigas, propiciaron sus empuñaduras hacia los cuerpos viciados de tales espantajos de la desidia fomentadores de la miseria. Ésto sin duda ocurre en las tierras de la Kuriana, donde ya comienza a originarse el nuevo alimento de los Pueblos de Mahís, para eliminar ese maíz de la miseria y poder germinar el Maíz de la Felicidad, y así fortalecer al Hombre y la Mujer caquetense, porque esencialmente ellos llevan el CORAZÓN DEL LEÓN.                   


 

*Estudiante de Estudios Jurídicos

carlosg2021@yahoo.com



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Carlos Gutiérrez


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