El 27F de 1989 y el rol del Estado Opresor

El Estado y su rol, estuvo en aquel aciago día del 27F de 1989 tan ocupado en aplastar y acallar a las masas con sus metralletas, que se vio débil e impotente ante aquella explosión social de hombres y mujeres enardecidos y volcados contra lo que tradicionalmente había que combatir y luchar, como lo es: “contra un estado dominador, represor, y totalmente ajeno a los justos designios de su pueblo”. Este actuar de ese estado representativo encaja por similitud, como al anillo al dedo, según V.I. Lenin, con aquella definición de Marx sobre el Estado…, “El Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del "orden" que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las clases. En opinión de los políticos pequeñoburgueses, el orden es precisamente la conciliación de las clases y no la opresión de una clase por otra. Amortiguar los choques significa para ellos conciliar y no privar a las clases oprimidas de ciertos medios y procedimientos de lucha para el derrocamiento de los opresores”…

Por tanto, a partir de ese preciso momento del 27F, hubo un quiebre del punto de inflexión colectiva, en el que la conciencia del pueblo vio el momento histórico para desbordarse y decirle a esos malos gobernantes: ¡basta ya, a tanta injusticia, tanta inmoralidad y tanta desigualdad!!

El Estado venezolano gobernado desde la caída de Pérez Jiménez por la dupla AD-Copey, hizo posible que surgiera después de la consumación del puntofijismo, el primer gobierno de la guanábana en cabeza del adeco Rómulo Betancourt; naciendo éste como un estado fallido…. Por cuanto este gobernante, bajo su mandato se olvido de cumplir las promesas hechas, traicionando arteramente desde sus inicios al pueblo y a la mayoría de sus seguidores; caracterizándose además en gobernar de espaldas al pueblo y no para el pueblo y por el pueblo, como rezaba su demagógica consigna (...)

Aquel primer gobierno puntofijista, a pie juntillas se alineo con los dictados que se le impartían desde los fueros oligárquicos venezolanos, versus las recetas o exógenos mandatos neoliberales impartidos desde Washington. Y lo fue en tal medida, que durante esas décadas de alternancia adeco-copeyana las funciones de gobierno ejercidas por tales gobernantes, se hizo en contubernios acomodaticios de restoranes del este capitalino, violentando e irrespetando de hecho y de derecho a la vieja Constitución de Venezuela y al Estado como tal; como bien quedaba establecido en los Articulos 1 y 8 de la vieja Constitución. Esos gobernantes de tan baja conciencia ciudadana, llegaron a tal grado de servilismo, sumisión y entrega que olvidando al pueblo, al Estado y a la soberanía que nos caracteriza como nación, permitieron que Venezuela se convirtiera durante más de 40 años en un protectorado o patio trasero de Estados Unidos.

Es dable resaltar, que antes de la asunción de Chávez al poder (1.999) hubo además del alzamiento cívico-militar del 27F de 1989 o Caracazo, la rebelión militar del 4F de 1992 alentada y dirigida por Chávez, que cual caja de resonancia posibilitó aún más en los sectores populares de la Gran Caracas, como ya se dijo, esa explosión desde dentro ante la soterrada impotencia de temor y miedo acumulada desde tantas décadas, y que como consecuencia derivo en la ruptura del miedo implantado durante mucho tiempo por las cúpulas gobernantes y por la sociedad burguesa dominante de viejo cuño.

Siempre hay que ejercitar la memoria y hacer un poco de historia y no olvidar aquellos criminales acontecimientos que se cometieron contra un indefenso pueblo, durante el gobierno de CAP II; porque es bueno recordar y nunca olvidar…, que hubo durante más de 4 décadas abyectos gobernantes venezolanos amparados desde un mal nacido Pacto de Punto Fijo, consumado un 31 de octubre de 1958 por AD-Copey (pocos meses después del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez), que obedecieron sumisamente y en detrimento de la nación las nefastas recetas neoliberales del Capitalismo Salvaje, impuestas por el consenso de Washington-Fondo Monetario Internacional (FMI). Provocando con ello que la moral de la clase media baja y la del golpeado pueblo trabajador, alcanzara su zénit, y le diera a aquel 27F de 1989 con el sacrificio de la sangre de centenares de caídos, una respuesta a tanta infamia de abusos y recurrentes desigualdades. Ello potenció en el pueblo un despertar de conciencia colectiva, que hizo que ese caldo de cultivo de descontento social acumulado insurgiera con inusitada rabia y con la fuerza de mil truenos; en contra de un gobierno apátrida y una sociedad burguesa-pitiyanki anquilosada y corroída por el consumismo, la corrupción y degenerada moral pública.


joseagapo@cantv.net


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José Agapito Ramírez


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