El "Americano Tranquilo" acecha en Venezuela

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El 9 de enero de 1952, dos carros bombas explotaron simultáneamente en el centro de Saigón - hoy Ciudad Ho Chi Minh - causando la muerte de decenas de civiles. Las imágenes de una calle sangrienta, niños descuartizados y cuerpos mutilados fueron capturadas inmediatamente por los medios de comunicación estadounidenses, quienes acusaron a Ho Chi Minh, líder de la lucha independentista de Vietnam contra la colonización francesa, de ser el responsable del abominable ataque terrorista.

En un articulo del New York Times publicado en aquella época bajo el titulo "Reds' Time Bombs Rip Saigon Center" (10 de Enero de 1952), el periodista Tillman Durdin catalogó el ataque como "uno de los incidentes mas espectaculares y destructivos en la larga historia del terrosismo revolucionario llevado a cabo por agentes del Viet Minh", mientras que la revista Life, después de haber pedido una mayor participación de Estados Unidos en Vietnam ("Indo-China is in Danger", 16 de Enero de 1952), publicaba en su edición del 28 de enero de 1952, la "Foto de la Semana" de un hombre sin piernas tirado en la calle contemplando el incendiado centro de Saigón, al tiempo que responsabilizaba a los comunistas del Viet Minh del ataque terrorista.


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"Foto de la Semana: Una bomba hace desastres en la soleada plaza de Saigón"
A las 11 en punto de una soleada mañana, una poderosa bomba, plantada por los comunistas del Viet Minh, explotó en la maleta de un automóvil estacionado en el populoso centro. La bomba le voló las piernas al hombre en el centro de la foto, dejándolo sangriento y confundido (…) En dos minutos, otra bomba explotó en la alcaldía (…) Las bombas mataron a 10 personas y signó la intensificación general de la violencia del Viet Minh.
(Revista Life, 28 de Enero de 1952)


En sus memorias "Caminos de Escape" (1980), el novelista británico Graham Greene (1904-1991), quien para la fecha se desempeñaba como reportero en Saigón, señala que el fotógrafo de la revista Life estaba tan bien situado al momento de la explosión, que solo así pudo tomar la impactante fotografía que posteriormente fue reproducida en revistas de propaganda estadounidense como "La Obra de Ho Chi Minh." No obstante, quien asume responsabilidad por el ataque terrorista fue el General Trinh Minh Thé, un caudillo militar que se presentaba a sí mismo como el hombre que salvaría a Vietnam del colonialismo y del comunismo.


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"¿Y quien le ha dado el material a este bandido?," se preguntaba Greene en medio de la confusión.



"Explosión de una bicicleta en el centro de Saigón"
(Saigón Eco, 1952)


En su celebre novela "El Americano Tranquilo" (1958), recientemente llevada al cine por el director australiano Phillip Noyce tras una intensa batalla con la distribuidora Miramax que se negaba a estrenarla en el contexto del 11-S y "guerra contra el terrorismo", Greene logra dar respuesta a esta interrogante gracias a sus contactos con militares franceses y agentes de inteligencia estadounidenses: la masacre en el centro de Saigón fue en realidad una operación dirigida por la CIA a través del General Thé para erosionar la popularidad de Ho Chi Minh y lograr una mayor participación económica y militar de Estados Unidos en Vietnam.

Conociendo la debilidad francesa en resistir el avance comunista, Estados Unidos quiso crear las condiciones para una "Tercera Fuerza" como alternativa "democrática" al colonialismo francés y al movimiento comunista independentista que gozaba de gran popularidad.

En efecto, los 1.2 millardos de dólares en asistencia militar para evitar la victoria vietnamita no fueron suficientes; y en 1954, Francia es derrotada y acepta la independencia de Vietnam, Laos y Camboya. Sin embargo, la Convención de Ginebra dividió a Vietnam entre norte y sur hasta la celebración de elecciones democráticas, pero como la popularidad arrolladora de Ho Chi Minh presagiaba una derrota fulminante también para Estados Unidos, el departamento de Estado rechazó el proceso electoral y en su lugar acordó respaldar al anti-comunista Ngo Dinh Diem en la presidencia de Vietnam del Sur desde donde se dirigió la guerra contra el Norte, hasta que en 1975 el pueblo vietnamita se impone ante el imperialismo yanqui pero a costa de un millón 500 mil vidas.

El catedrático estadounidense H. Bruce Franklin (The Nation, 3 de Febrero de 2003), describe al "Americano Tranquilo" como una persona "encantadora, infantil, inocente, correcto, de buenas intenciones, dedicado a reproducir un Estados Unidos en todo el mundo, predicando democracia y diseminando bombas en Vietnam." Para Franklin, la novela de Greene es profética, toda vez que el mismo personaje apacible es el que ha manejado los hilos del poder bajo la fachada de ayuda técnica y humanitaria ocasionando terror y muerte en Cuba (1961), Chile (1973), Nicaragua (1979-89), Granada (1983), Panamá (1989), y actualmente en Colombia, Irak y Afganistán.

A mas de cincuenta años del ataque terrorista perpetrado por la CIA contra el pueblo vietnamita, el "Americano Tranquilo" posa sus garras sobre Venezuela bajo la figura jovial del embajador Charles Shapiro, siempre sonriente ante las cámaras de televisión, o del cordial Peter DeShazo, subsecretario para Asuntos Hemisféricos que entra y sale del país permanentemente para monitorear y dirigir las acciones de sus ONGs antichavistas, tal y como lo hiciera el 11 de abril de 2002, durante el golpe petrolero, en medio de los ataques terroristas que sacudieron al país en 2003, y en la realización del "mega-fraude" electoral para solicitar el referéndum revocatorio presidencial.

11 de Abril de 2002

El golpe de Estado del 11 de abril de 2002 siguió al pie de la letra el ataque terrorista en el centro de Saigón perpetrado por la CIA el 9 de enero de 1952.

El terror como vehículo disuasivo para la implantación de la hegemonía estadounidense, consistió en apoyar logística y financieramente a los grupos golpistas que masacraron a la población civil el 11 de abril, sin distingo de simpatías políticas, para luego montar un fraude mediático que responsabilizara del ataque al gobierno del presidente Chávez, y de esta manera provocar una crisis de legitimidad que forzara su "renuncia."

En el extraordinario trabajo de "Investigación de unos medios por encima de toda sospecha" (La BitBlioteca, Julio de 2003), Luis Brito García presenta testimonios periodísticos que demuestran como la masacre del 11 de abril sirvió como punta de lanza de la conspiración fascista para derrocar al gobierno de Chávez.

En las adyacencias del palacio de Miraflores suenan disparos. Caen manifestantes con certeros balazos en la cabeza. Como titula El Nacional del viernes 12: «Las primeras bajas fueron del oficialismo»(p. D-4)… Vale la pena detenerse en esta reseña de un diario opositor, firmada por Roselena Ramírez Prado, quien refiere que muchos de los bolivarianos gritaban «Patria o muerte»: «Y muerte fue la que tuvieron algunos. Sin saber de parte de quién, los tiros comenzaron a segar vidas revolucionarias. Las primeras cuatro bajas se contaron entre la avenida Baralt y el Palacio Federal Legislativo. Al parecer, el autor de los disparos fue un francotirador. Nadie sabe quién comenzó. De lo que dan fe los testimonios es de que los primeros muertos tenían boinas rojas; y temprano, por lo menos diez heridos eran atendidos.»… En la edición del día siguiente del mismo diario, Rafael Luna Noguera titula «Muertas 15 personas y heridas 350 durante reyerta del jueves.» Y precisa que según las estadísticas del coronel Rodolfo Briceño, jefe del Cuerpo de Bomberos del Distrito Metropolitano, «siete de las personas fueron ingresadas en el servicio de urgencias del Hospital José María Vargas, dos murieron en la esquina de Capitolio —sus cadáveres fueron llevados directamente a la Medicatura Forense de Bello Monte— y seis perecieron en las cercanías del palacio de gobierno, cuando defendían la toma de ese recinto, presuntamente a manos de la policía y de militantes de la oposición» (13-4-03, D-13)… Todos los testimonios confirman lo indicado: un número considerable de las víctimas fatales cae «presuntamente a manos de la policía y militantes de la oposición» mientras bloquea con sus cuerpos la vía hacia Miraflores.

Según Brito García, testigos presénciales lograron ver a los francotiradores en las azoteas de los edificios Edén y Ausonia. Así lo confirma incluso El NaZional en su edición del 12 de abril cuando señala las "ráfagas de ametralladoras y otras armas de fuego [de los] francotiradores apostados en varios de los edificios adyacentes a Miraflores."

Además de los francotiradores, también dispararon contra la población civil efectivos militares vinculados a la conspiración golpista que tomaron control del edifico Bolero en las cercanías del palacio presidencial, y funcionarios de la Policía Metropolitana dirigidas por al acalde opositor Alfredo Peña mientras le abrían paso a la marcha opositora y desde las azoteas de varios edificios ubicados en la Avenida Baralt. Así lo confirman las grabaciones del Centro de Operaciones de la Policía Metropolitana consignadas ante los tribunales por los abogados de las Asociación de Victimas del 11 de Abril. (Últimas Noticias, 19 de Noviembre de 2003)

Los sucesos del 11 de abril fueron manipulados vilmente por los medios de comunicación privados. La nota editorial de El NaZional del 13 de abril responsabiliza directamente al presidente Chávez de "ordenar a sus colaboradores que se disparara a mansalva contra mujeres, niños y jóvenes desarmados", mientras que la prensa internacional se hacía eco de estas acusaciones y acusaba a colombianos guerrilleros del ELN y miembros del servicio de inteligencia cubano de formar parte de un escuadrón de francotiradores que bajo las ordenes de Diosdado Cabello, para ese entonces vicepresidente de Venezuela, dispararon contra la "marcha pacifica" de la oposición.


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(BBC, 12 de Abril de 2003)


Pero fueron las imágenes que transmitió Venevisión desde Puente Llaguno las que tuvieron el mayor impacto sobre la población opositora, que las tomó como el pretexto perfecto para justificar el golpe de Estado. El video realizado por el periodista venezolano Luis Alfonso Fernández, que de acuerdo a El Universal (28 de Noviembre de 2002) "muestra a simpatizantes del Gobierno disparando desde puente Llaguno contra una manifestación frente al Palacio de Miraflores", recibió incluso el Premio Internacional de Periodismo Rey de España por tratarse de "un documento periodístico de primer orden."

No obstante, Luis Brito García describe magistralmente como ocurrieron en la realidad los hechos.

Después de que francotiradores y policías metropolitanos disparan contra los ciudadanos que defienden al gobierno electo, Rafael Ignacio Cabrices, el concejal Richard Peñalver y Henry Atencio salen de la masa que esquiva los disparos tras la esquina Este de Puente Llaguno, sacan armas cortas, responden al fuego apuntando hacia el sur de la Avenida Baralt, por donde asciende la unidad blindada de la Policía Metropolitana, y se parapetan de nuevo tras la esquina… Acuciosas cámaras filman su acción. Como narra Maurice Lemoine, periodista de Le Monde y testigo presencial: «Filmada desde otro ángulo desde un inmueble, esta escena conmocionó a Venezuela. Sacada de su contexto, difundida en circuito continuo por todas las cadenas de televisión, ella permitió afirmar que el 11 de abril los partidarios del presidente Chávez, rebautizados como “francotiradores”, habrían disparado sobre una multitud desarmada». Pero, añade Lemoine: «Se ve claramente en mis fotos que se trata de lo contrario: es la masa de simpatizantes de Chávez la que se protege agachada, para escapar a los tiros de los francotiradores» (Le Monde Diplomatique, agosto de 2002). La televisión difundió, en vivo y en directo, a esta muchedumbre desarmada que se arrastraba por el suelo esquivando disparos.


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Maurice Lemoine: "Manipulation: 11 avril 2002 - Coup d'Etat avorté au Venezuela"
(Le Monde Diplomatique, Abril de 2002)


En el mismo sentido escribe el profesor Gregorio J. Pérez Almeida: «Basta recordar las imágenes de los hombres disparando desde Puente Llaguno: una vez que se comenzó a investigar científicamente el asunto, se determinó que no disparaban sobre la manifestación de la oposición, tal como nos “leían las imágenes” los periodistas de los canales de televisión que cubrían los sucesos del 11 de abril de 2002» («Homo videns», Primeras Ideas, 3-11-02, p.9)… Las imágenes televisivas todavía no editadas de ese momento, los testimonios de los testigos presenciales y las fotografías de Lemoine confirman unánimemente que los bolivarianos se agachan, se arrastran por el suelo y se parapetan para esquivar una cortina de disparos que los abate sistemáticamente. (…) Parte de los medios de comunicación privados asumen la tarea de hacer responsables de todas las muertes del 11 de abril a las tres personas a quienes se bautiza como «los pistoleros de Llaguno». Y en consecuencia, al presidente Chávez.


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Anónimo: "11 de abril en la Avenida Baralt "
Vista del puente Llaguno en la Avenida Urdaneta desde la Avenida Baralt antes del inicio de los disparos y que muestra la no presencia de la marcha opositora; y efectivos de la Policía Metropolitana empuñan armas no reglamentarias, desde la Avenida Baralt en dirección al puente Llaguno en contradicción a las declaraciones del alcalde Peña: "La PM no usa armas de fuego para reprimir manifestaciones..."
(Antiescualidos.com, 5 de Mayo de 2002)


Meses mas tarde, durante el foro "El Periodismo en Tiempos de Crisis", el corresponsal de CNN, Otto Neustald, aseguraba que dos horas antes de comenzar la masacre del 11 de abril, el grupo de militares golpistas realizaba el ensayo de su pronunciamiento denunciando la existencia de seis asesinatos de manifestantes opositores antes de que estos ocurrieran.

El día 10 en la noche me llaman por teléfono y me dicen: “Otto, mañana 11 viene un video de Chávez, la marcha se va hacia el palacio de Miraflores, va a haber unos muertos y aparecen 20 militares de alto rango pronunciándose en contra del gobierno de Chávez y pidiéndole la renuncia al Presidente”. Esto me lo dicen el día 10 en la noche». Luego, desde la noche anterior los participantes en el video sabían que iban a filmarlo y que «va a haber unos muertos… todo sigue como estaba preparado, viene un video, vienen los muertos y salen los militares… yo tengo grabado el video de la prueba esa que se hizo, y en esa prueba, que no la tengo aquí lamentablemente, ya se habla de muertos cuando todavía no había un solo muerto en la calle.

Ante la contundencia de estos hechos, el periodista Fernández de Venevisión tuvo que reconocer que "en su grabación no se podía ver hacia donde disparaban los procesados y que la voz que dice que lo hacían contra la marcha, fue sobrepuesta a posteriori." (Últimas Noticias, 30 de Julio de 2003) Asimismo, la periodista Del Valle Canelón de Globovisión, "declaró que en su video se ve al grupo de los civiles disparando, pero en contra de la Policía Metropolitana", quedando así demostrada la manipulación del video producido por Venevisión para inculpar de la masacre a los civiles simpatizantes del gobierno, y el ocultamiento de material audiovisual por parte de Globovisión que mostraba la verdad de los hechos.

Una vez consumado el golpe, el "Americano Tranquilo" se apresuró en salir de las sombras para apoyar al régimen dictatorial de Pedro Carmona, dejando así el testimonio de su participación en los hechos. En su crónica "Venezuela: Un golpe con olor a hamburguesa, jamón y petróleo" (28 de Abril de 2002) el periodista uruguayo, Aram Rubén Aharonián, revela la participación del gobierno estadounidense en el golpe de Estado del 11 de abril.

La intervención de los estadounidenses no solamente estuvo en los "consejos" de altos funcionarios en Washington, como Rogelio Pardo Maurer -a cargo de operaciones especiales y conflictos de baja intensidad en Latinoamérica en el Pentágono, Otto Reich y/o John Maisto, sino que el teniente coronel James Rodger, adscrito a la agregaduría militar de la embajada de Estados Unidos en Caracas, secundó con su presencia la sublevación, instalado en el quinto piso de la Comandancia del Ejército, desde donde asesoró a los generales sublevados. (…) Numerosas llamadas se realizaron entre la noche del viernes y el mediodía del sábado entre Caracas y Washington. Desde el Pentágono se le comunica al general Efraín Vásquez, principal mando durante la breve interinidad de Carmona, el cumplimiento de una serie de puntos, que son transmitidos en la capital estadounidense por funcionarios del Departamento de Estado al encargado de negocios de Venezuela, Luis Herrera Marcano, a Carmona por el propio Shapiro y a los mandos castrenses por el coronel Harkins, también asentado en la delegación de Estados Unidos en Caracas. En su huida del palacio de Miraflores, los golpistas dejaron un suntuoso almuerzo sin servir y varios documentos en el despacho presidencial. Uno de ellos, enviado por Luis Herrera Marcano a quien, sin duda, era el enlace de los golpistas con el gobierno estadounidense, el contralmirante Molina Tamayo (comunicación 913, extrañamente con el membrete de Embajada de Venezuela y no de la República Bolivariana de Venezuela), que dice textualmente: En la mañana de hoy se comunicó telefónicamente conmigo el señor Phillip Chicola, del Departamento de Estado, para pedirme que comunicara urgentemente al Gobierno Venezolano los siguientes puntos de vista del Gobierno de Estados Unidos: Dado que los Estados Unidos suscribieron y apoyan la plena vigencia de la Carta Democrática Interamericana, que condena cualquier ruptura de la legalidad constitucional, es necesario que la transición que está operando actualmente en Venezuela, que comprenden y con la cual simpatizan, conserva las formas constitucionales. A ese fin consideran indispensable que se logre la aprobación de la Asamblea Nacional a la renuncia del presidente Chávez y que, de haber recurso al Tribunal Supremo, éste también se pronuncie afirmativamente.

Atentados terroristas

A partir de la rebelión cívico-militar del 13 de abril de 2002 que restauró el orden institucional y democrático y el rotundo fracaso del sabotaje petrolero en diciembre y enero de 2002-2003, comienzan a efectuarse una serie de atentados terroristas que la oposición y medios de comunicación privados atribuyeron a grupos de extrema izquierda, según ellos "vinculados" al gobierno del presidente Chávez.

Después de las explosiones acontecidas en la residencia del embajador de Argelia en Venezuela y en la avenida México durante la marcha bolivariana del 23 de Enero de 2003 que produjo la muerte de un indigente, el 25 de febrero en horas de la madrugada se producen los dos actos terroristas de mayor envergadura hasta el momento cuando bombas de gran potencia estallan casi simultáneamente en las misiones diplomáticas de Colombia y España.


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"Atentados Terroristas contra las misiones diplomáticas de Colombia y España."
(Globovisión, 31 de Diciembre de 2003)


Siguiendo una vez mas el libreto del ataque terrorista ejecutado por la CIA contra el pueblo vietnamita el 9 enero de 1952, en el lugar de los hechos se encontraron se encontraron panfletos que adjudicaban los actos a organizaciones afectas al gobierno del presidente Chávez como el Frente Bolivariano de Liberación, organización que no se había pronunciado públicamente desde el atentado que sufriera el ex presidente de la CTV, Antonio Ríos, a principios de los 90, y a la Coordinadora Simón Bolívar, organización popular con nueve años de trabajo cultural, vecinal y deportivo en la parroquia del 23 de Enero.


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"Panfletos"
"La hermandad que nos une no puede impedir esta lucha pues están en juego los más altos intereses de ambos países (Colombia y Venezuela). No podemos permitir que los oligarcas sean los dueños de los intereses del pueblo. Uribe, oligarca fascista; Bolívar vive, la lucha continúa."
(Globovisión, 31 de Diciembre de 2003)


Otro explosivo de gran magnitud estalló el 12 de abril de 2003 en la sede de la Mesa de Negociación y Acuerdos de gobierno y oposición, produciendo grandes daños a la infraestructura física del edificio Caracas Teleport. Los medios de comunicación privados se encargaron de subrayar las declaraciones que había dado el presidente Chávez horas antes del atentado en las que manifestaba no estar convencido de la "utilidad de la mesa de dialogo" (Globovisión, 12 de Abril de 2003), sugiriendo así su responsabilidad en el hecho.


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"Atentado Terrorista contra el Edificio Teleport"
(Globovisión, 31 de Diciembre de 2003)


El 5 de Octubre se produce otro atentado terrorista contra el Regimiento de la Guardia de Honor del Palacio de Miraflores, y días mas tarde dos explosiones sacudieron la Base Aérea La Carlota y el Fuerte Tiuna" (Globovisión, 31 de Diciembre de 2003). Inmediatamente, los medios responsabilizaron del hecho a las fuerzas insurgentes de la extrema izquierda colombiana, aunque en los archivos de la computadora de Rhona Ottolina, activista de la oposición golpista, se encontraron "copias del documento enviado por fax a Globovisión, en el que un grupo autodenominado Fuerza de Defensa de la Democracia se adjudicó el acto terrorista." (Últimas Noticias, 3 de Octubre de 2003)

Así lo determinaron las investigaciones del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) y la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), quienes además identificaron a varios militares de la Plaza Altamira sublevados contra el gobierno como los autores de la granada que explotó en la Avenida México durante la marcha bolivariana, los actos terroristas contra las misiones diplomáticas de Colombia y España, el asesinato de tres soldados disidentes y una joven acompañante, y el intento de derribar una torre de electricidad en Anaco durante el sabotaje petrolero. (RNV/Aporrea, 28 de Noviembre de 2003)

La campaña mediática contra el gobierno se intensifico con la publicación en el diario El Espectador de Colombia (11 de Agosto de 2003), de una entrevista a Moisés Boyer Riobueno, quien acusó al vicepresidente José Vicente Rangel de haberle ordenado el traslado aéreo hacia Venezuela del jefe guerrillero de las FARC, Raúl Reyes, lo cual fue posteriormente desmentido por el propio diario luego de destituir a su director. Asimismo, el diario El Universal publicó una serie de reportajes del periodista opositor Roberto Giusti, en los que se pretendía demostrar que el Plan Barrio Adentro, que ha llevado de manera exitosa atención medica integral a las familias de mas bajos recursos, era en realidad un plan de adoctrinamiento cubano. Giusti también se dio la tarea de difundir un supuesto documento del MVR en el que se ordenaba tomar "control total" de los poderes públicos y la puesta en marcha de un proceso de "reingeniería" en el CNE, lo cual sirvió como punto de partida para el proceso de descalificación sistemática contra el Poder Electoral ante el eventual fracaso de la oposición en la recolección de firmas para solicitar el referéndum revocatorio presidencial.

Al Acecho

La intención de Estados Unidos en producir un "cambio de régimen" en Venezuela se ha convertido en una obstinada recurrencia que hoy se devela ante la opinión publica sin rubor ni vergüenza. La reciente desclasificación de documentos oficiales estadounidenses ha confirmado el otorgamiento de mas de un millón de dólares a organizaciones venezolanas claramente identificadas con la oposición que mantienen una lucha por derrocar al presidente venezolano.

De acuerdo a un excelente reportaje de Eva Golinger (Venezuelanalysis.com, 10 de Febrero de 2004), la organización Acción Campesina recibió $80.000 para obstaculizar el avance de la Ley de Tierras; y la Asamblea de Educación recibió mas de $57.000 para evitar la intervención del Estado en la educación publica y promover la privatización de la enseñanza. Por su parte, la CTV, que tuvo una participación directa en el golpe de Estado del 11 de abril así como en el sabotaje petrolero, recibió cientos de miles de dólares de la American Center for International Labor Solidarity; mientras que el Center for International Private Enterprise y el International Republican Institute, recibieron $200.000 y $300.000 respectivamente para ser distribuido entre organizaciones extremistas como Gente de Petróleo y Militares Democráticos, principales indiciados en los atentados terroristas que sacudieron el país durante 2003. Asimismo, la empresa Súmate, que ha sido utilizada como un Poder Electoral paralelo desafiando el orden institucional, ha recibido $53.400 dólares del National Endowment for Democracy (NED), los cuales fueron utilizados para adquirir equipos de alta tecnología capaces de manipular el Registro Nacional Electoral durante el reciente proceso de recolección de firmas para solicitar el referéndum revocatorio presidencial, permitiendo así la elaboración de mas de 190 mil planillas "planas" y usurpando la voluntad de los electores que no atendieron la convocatoria opositora.




(IMAGEN: COPIA DE LOS DOCUMENTOS)
Documentos obtenido a través del Freedom of Information Act y que muestra el apoyo estadounidense a la empresa Súmate de la oposición.
( www.Venezuelafoia.info )


En 1975, Estados Unidos salió derrotado en Vietnam, y tras la ocupación de Irak bajo el falso argumento de las armas de destrucción masiva, el gobierno estadounidense ha recibido una contundente respuesta por parte de la resistencia. En Venezuela, el departamento de Estado norteamericano también ha probado el sabor de la derrota; y a pesar de financiar a la oposición golpista, facilitarles apoyo técnico y logístico, y auspiciar ataques terroristas con el fin de erosionar la popularidad del presidente Chávez, deslegitimar a su gobierno y forzar un "cambio de régimen", el "Americano Tranquilo" no ha podido, ni podrá, resquebrajar el orden institucional, la unidad bolivariana de gobierno, pueblo y Fuerza Armada Nacional, y la voluntad del venezolano ejercida electoralmente en las urnas y participando activamente en el desarrollo del país.


*Internacionalista, MA


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Antonio Guillermo García Danglades (*)


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