Filosofía i Política

El traidor mayor Luis Miquilena i el estilo político: lo malo conocido por él en el presidente Chávez

“El que no tiene estilo propio, tampoco
tiene carácter conocido”
Schopenhauer


“El que no tiene nada que afirmar,
no tiene estilo ni puede tenerlo”
Bernard Shaw

Con mucha frecuencia nos encontramos con la afirmación del naturalista Buffon de expresar que “El estilo es el hombre” i nos conformamos con esta racional i tradicional atribución, sin pensar en la disparidad universal de no haber dos hombre iguales i que nunca los habrá. Por eso, así como los escribas egipcios con sus instrumentos dieron origen a la palabra estilo, i los millones que existieron cuando los escritores del pasado no tenían plumas fuentes, ni las máquinas de escribir ni las computadoras de hoi, cada quien tenía sus calígrafos que transcribían al papel los dictados de los pensadores –existe una amena novelita titulada El calígrafo de Voltaire de Pablo de Santis, considerada una inteligentísima intriga sobre la verdad de las palabras, que pinta la época- i eran personas de buena letra i ortografía que, naturalmente, acompañaban a sus jefes intelectuales, como sucedía con Voltaire en el castillo de Ferney o en sus viajes; o en nuestro medio, por ejemplo, los que acompañaban para poder hacer realidad la inmensa correspondencia de nuestro Libertador Simón Bolívar, creo que el héroe universal que dejara la más extensa obra escrita, epistolar i de proclamas sobre todo. Muchas fueron de su puño i letra, pero otras eran dictadas varias al mismo tiempo, con una lucidez mental asombrosa.
Sin embargo, el término estilo, no se refiere solamente a lo escrito i literario, sino a todas las manifestaciones cognoscitivas, expresivas i orales i gestuales que identifican cualitativamente a las personas. Las hai de elevado rango de intelectualidad i belleza, como en la poesía, la prosa poética o la declamación; pero también hasta los niveles más bajos de expresión de ideas i sentimientos, aunque los hombres que juegan en la vida de los pueblos o naciones papeles fundamentales, tienen necesidad de recurrir a diversos modos de expresarse, de acuerdo a las circunstancias i auditorios. Hago estas consideraciones previas, para referirme a lo que al respecto, el señor inculto i traidor Luis Miquilena, ha expresado en un programa que vi por el informe i el video que me proporciona APORREA, pues en la televisión excluyo a todos los canales que no sean VTV, con pocas excepciones noticiosas o de deportes.
El señor Miquilena, a quien nunca admitid como merecedor de presidir una Asamblea Constituyente i a desempeñar los cargos que luego tuvo, por ser a mi juicio un perfecto analfabeto cultural, un sindicalista aprovechador i deshonesto, de limitado léxico i de petulancia informal, como su vestir, sus gestos i sobre todo el decir o hablar que, ahora en actitud fingida de anciano intelectual, critica deshonestamente al presidente Chávez, a quien se propuso engañar discretamente, fingiendo un respaldo paternal, i ahora resulta que le molesta su estilo. Ya hace unos pocos años atrás, hice un artículo algo extenso titulado El Traidor Mayor, donde analicé su condición de traidor, hasta de su propia conciencia. Por eso no voi a repetir, sino referirme a que, luego de concluir su pobre disertación sobre la realidad del país i la revolución, cuando el reportero o entrevistador le pregunta “qué cosa escondida o secreta que no conozcamos los venezolanos, lo llevaron a “abandonar” al presidente”, o mejor sería decir, a traicionarlo a él i al pueblo venezolano. I cómo no podía decir que desde un principio él, el burdo Miquilena, colocaba aquí i allá a su “fichas” de traidores como él (recuerden el fallo del TSJ de que no hubo golpe sino vacío de poder) mui posiblemente tuvo algunas ayudas en billetes verdes del imperio (pues Miquilena, es un “sindicalista” rico i oligárquico) i no encontrando qué exponer, dijo que lo distanció en sus conversaciones, la diferencia que le hizo notar, había entre las palabras, discursos o arengas de un candidato en campaña, i su nueva posición de presidente de la República. Un chabacano como Miquilena (lo escuché mucho como constituyente que fui) corrigiendo el estilo del presidente. Lo recuerdo a veces vestido de flux i corbata, con zapatos decentes, i otras veces con un “jean”, camisa de mangas cortas, sin corbata i zapatos de gomas sucios i estropeados; lo recuerdo hablando con tantos disparates como Rosales; lo recuerdo en complicidad con el Cardenal Velasco, para hacerse el loco i no atender mi solicitud de la palabra, cuando defendía los derechos de la mujer, el aborto, el comienzo de la vida o la eutanasia, o cuando hacía un preámbulo científico, filosófico o social, decir que no quería a diputados que fueran a hacer “discursitos”, tal vez porque le costaba entender. Así como se dice que no se ve la mano que roba, pero sí la mano que gasta, en estos hombres, la mediocridad, la brutalidad i el cinismo, no se puede
esconder. No se ve el cerebro que piensa disparatadamente con cortocircuitos sinapsiales; pero se escucha la palabra que dice estupideces, mentiras i calumnias, conspirando contra su patria Me gustaría i me divertiría mucho, si ese formidable periodista que es Alberto Nolia o el periodista i diputado Earle Herrera, comentaran estos pequeños rebuznos mentirosos de Miquilena, o si mis admirados tocayos Roberto Malaver i Roberto Hernández Montoya, encontraran en su computadora, los antecedentes intelectuales i políticos de este pobre hombre que, como Rosales, es un Burro Flautista que en una ocasión, un resoplido no inteligente sino casual, les hizo sonar la flauta: uno para Presidente de la Constituyente, i otro para, “sin renunciar al cargo de gobernador” pudiera ser vergüenza de Venezuela, como candidato presidencial.

robertojjm@hotmail.com



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Roberto Jiménez Maggiolo


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