¿Deberíamos cobrarle impuestos a Estados Unidos?


Quisiera abandonar (eso sí, sólo por 3 minutos) el pensamiento humanista y pensar un poco como un comerciante o empresario, lo cual no tiene nada de malo si se hiciera de la forma correcta.

Sean dos socios, los cuales practican actividades comerciales que los benefician mutuamente. Pero si uno de estos socios cambia sus prácticas comerciales de forma inconsulta, y hace que el segundo socio tenga que sacar más de su bolsillo para poder seguir en el negocio, es lógico que el primer socio tenga que pagarle al segundo al menos parte de sus gastos extras, si realmente quiere que los negocios entre ambos continúen. ¿Me equivoco?

En estos momentos, la política belicista e intervencionista de la única superpotencia existente ha causado que una gran porción de la población mundial los adverse y los deteste, causando que nuevos grupos extremistas que desean hacerle daño a los Estados Unidos aparezcan por doquier. Y si bien el terrorismo no es justificable, su proliferación es una clara señal de que algo anda mal. Se dice que diez mil civiles han fallecido en Irak debido a la invasión norteamericana. Se dice que cientos de miles de personas fallecieron debido a la ausencia de medicamentos que el embargo norteamericano practicó contra dicho país. Millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares en Afganistán cuando Estados Unidos decidió invadir ese país para capturar a alguien que aún sigue libre. Y los muertos civiles también se cuentan por miles.

Este odio anti-estadounidense está teniendo sus repercusiones en todo habitante mundial, ya sea que adore u odie a dicha nación, o sea indiferente. Las revisiones en los aeropuertos cada vez son más humillantes, en especial con los ciudadanos de ciertas nacionalidades. En muchos casos, ni siquiera los diplomáticos escapan a ellas.

Si usted tiene apellido musulmán, y por mala suerte algún efectivo de “inteligencia” estadounidense determina que el avión que usted tomará para Estados Unidos tiene una "alta probabilidad" de ser usado para un ataque terrorista, ¡prepárese! Lo pondrán a brincar como una rana (¿ha notado que las ranas brincan sin ropa?) y luego le harán un examen bucal y de próstata para asegurarse de que usted no porte algún lanzamisiles en sus partes íntimas.

Por cierto, ¿recuerda usted que Francia suspendió los vuelos de París a Los Ángeles por unos cuantos días durante las navidades de 2003? Los medios no divulgaron mucho los cables de las agencias internaciones que anunciaron días después que, luego de examinar a los pasajeros de dichos vuelos, las autoridades francesas no encontraron nada anormal. Dichos cables tampoco divulgaron las humillaciones que sufrieron los ciudadanos de origen árabe revisados, para que las "autoridades" determinaran que ellos eran "inocentes".


Gastos imprevistos: si usted es un dueño de aerolíneas

Si usted es dueño de una aerolínea y quiere que sus vuelos lleguen a Estados Unidos, ahora está obligado a contratar vigilantes armados y vestidos de civil, para que viajen en sus aviones. Y como esos vigilantes no pueden empezar a disparar como locos en una cabina presurizada a 30 mil pies de altura, seguramente deberá entrenarlos en alguna costosa academia extranjera (de seguro estadounidense), y equiparlos con algún equipo especial. Tal vez luego se le pida que haga modificaciones a sus aviones, como cabinas blindadas más seguras para los pilotos (modificaciones hechas por empresas estadounidenses). No se extrañe si le piden que enseñe judo a sus azafatas. Y seguramente tendrá que trasladar esos costos al usuario final, lo cual causará una disminución de viajeros y, por ende, de sus ganancias.


Si usted es un funcionario público

Si usted es un alcalde o gobernador, deberá estar listo para proceder a hacer grandes inversiones para aumentar la seguridad en los aeropuertos: deberá contratar a más empleados y reentrenar a su personal actual (seguramente en los Estados Unidos o Israel), adquirir nuevos y costosos aparatos para revisar personas y equipajes (tal vez en Estados Unidos), realizarle a sus ciudadanos los mismos métodos humillantes de revisión que practican los estadounidenses, y contrarrestar las quejas que la opinión pública tendrá al respecto, tal vez recurriendo a una costosa campaña de publicidad donde un muñequito con forma de guante y carita sonriente diga, mientras esgrime su dedo medio: “El examen rectal es por tu seguridad”.


Me parece que, después de eso, su reelección se pondrá cuesta arriba.

Si usted es alcalde y en su jurisdicción hay alguna embajada o consulado estadounidense, le recordamos que usted es responsable de la seguridad de la misma y de sus alrededores. Usted no querrá reaccionar como cierto alcalde caraqueño, que hace algún tiempo permitió y apoyó agresiones contra la embajada de Cuba en Caracas, ¿verdad? Bueno, en vista de que todos los grupos izquierdistas, ambientalistas y antibelicistas se la pasan marchando contra las embajadas estadounidenses, tendrá entonces que dotar mejor a su policía y comprar equipos antimotines. Peor aún: en vista de que grupos terroristas han atacado en muchos países las embajadas norteamericanas, deberá dotarse de equipos especializados en prevención de ataques de ese tipo. En definitiva, más y más gastos, que aumentarán los impuestos y disminuirán las simpatías hacia usted.


Si usted es un ciudadano

Peor aún: si usted es un ciudadano común y corriente, de esos que de vez en cuando viajan al exterior por negocios o por placer, pronto comenzará a reaccionar ante los colores amarillos, rojos y naranjas de las “terror alert!” de Fox News, ante las revisiones rectales en los aeropuertos y ante las instrucciones en los vuelos sobre qué hacer en caso de que se haya sentado al lado de un terrorista. Imagínese: “En caso de emergencia, utilice la mascarilla de oxígeno y colóquese el salvavidas siguiendo las instrucciones de la tripulación. Si ve a alguien orando hacia La Meca, repórtelo inmediatamente. En caso de ataque terrorista, rompa el vidrio y use la pistola que está debajo de su asiento siguiendo las instrucciones. ¡Y recuerde devolverla al salir! ¡Gracias por volar con nosotros!”

¡Ni hablar de su esposa o de sus hijos! Las visitas al psiquiatra se harán obligatorias... sí, otro gasto más, que debe añadir al aumento en los costos de los pasajes aéreos y a los nuevos impuestos para “protegerse del terrorismo”.


Lo que hicieron las aerolíneas estadounidenses

No quiero ser “casquillúo”, pero cuando Estados Unidos comenzó a exigir cambios a sus líneas aéreas como parte de la “lucha contra el terror”, estas reaccionaron exigiéndole al gobierno republicano gruesas ayudas económicas para realizar dichos cambios y como compensación a los problemas económicos que habían causado las políticas bélicas estadounidenses.

¿Será hora de que los gobiernos que representan a los miles de millones de perjudicados por el reinado de Bush, le pidan a cambio una gruesa compensación monetaria? Deberíamos tomar esta opción en cuenta, en vista de que los gobernantes de Estados Unidos no entienden el lenguaje de la ética y la moral, ni tampoco pueden ser juzgados por crímenes de guerra debido a que no aceptan injerencias del Tribunal Penal Internacional de La Haya. Tampoco es posible castigar con un embargo comercial al único país del mundo del cual depende el capitalismo. Y la opción militar no es ni siquiera imaginable contra un país que tiene un presupuesto bélico de más de 340 mil millones de dólares anuales (suficiente para regalarle 23 millones de bolívares anuales a cada hombre, mujer y niño venezolano... ¡y yo creyendo en el Triple Gallo!).

De hecho, pareciera ser que el único lenguaje que entiende Washington es el que se escribe sobre los billetes verdes, o el que se dibuja con tinta hecha de petróleo. Sólo que –y ya pensando de nuevo como humanista- los billetes verdes no curan el dolor ni el sufrimiento que ha causado Estados Unidos en el mundo –el mismo país que formó hace veinte años a los terroristas de hoy, y que hoy entrena al Alqaeda del mañana--. Ni el petróleo devolverá la vida a los cientos de miles que han fallecido gracias a sus terribles prácticas.



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Luigino Bracci

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

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