Los niños de Dios

Aquellos que insaciablemente buscan la hermandad por medio de la cual y sólo a través de la cual se hallará la paz. Porque en la hermandad permanece eterno el fuego de la solidaridad. Y aquí, en este fuego sagrado la humanidad concentra su naturaleza más íntima. Esencialmente somos solidarios, sólo el capitalismo degenera al hombre hasta convertirlo en una insaciable máquina deseante. En demonio insatisfecho, en legión de estos.

Todos tenemos defectos que nos hacen no sólo humanos sino imprescindibles para la realización de nuestra esencia fundamental. Salimos del capitalismo oscurecidos por milenios de brutalidad producto del egoísmo y la vanidad. Confusión que hunde al cosmos en una noche oscura y de la cual sólo salimos liberados gracias al retorno a nuestra esencia fundamental: el ser solidarios unos con otros eternamente. Y si para alcanzar esto hace falta una revolución infinita, que se eternice nuestra rebelión entonces.

Vamos con todo a la batalla cotidiana del socialismo de todos los días, del socialismo de lo cotidiano, donde no mengua el mérito ni sobresale la indiferencia y aumenta la fe verdadera. Territorio libre de usureros. No a la liberación del mercado, no a la insensatez y al suicidio. No a la devaluación del trabajo gracias al capital. Vamos con todo hacia la liberación total. Todos los trabajadores unidos contra el yugo imperial.

El fuego eterno de nuestros ancestros vuelve a la vida en nuestros cuerpos llamados a resistir la violencia inmisericorde del Estado policial, único muro de contención que defiende las políticas globalizadoras del hambre y la muerte.

Seguridad gritan los ricos, echando a la tierra toneladas de litros de leche, dejando morir de inanición a centenares de miles de niños pobres. Exportan alimentos a toda Europa y dejan morir de hambre a los hijos de la patria, al futuro del mundo.

Es tal la hipocresía que no nos extrañaría ver cómo los movimientos protestatarios y rebeldes tórnanse en organizaciones conservadoras y cerradas volviéndose ulteriormente en espacios para el pensamiento más reaccionario que hombre alguno pueda expresar. De marxistas leninistas a trotskistas y de aquí en una vuelta en “u” al ultraliberalismo fundamentalista y sionista. Creadores y ejecutores de la “guerra preventiva” con la cual intentan “vigilar y castigar” a todo el mundo globalizado en la desinformación.

Perseveramos en lo que para nosotros es justo y recto, que aumenta nuestra dignidad como pueblos, y fomenta la hermandad en todas la naciones que pueden trascender esa “igualdad” impuesta por el imperialismo: la igualdad en la miseria, el hambre, la opresión, la enfermedad, la muerte.

Igualados en lo más duro y doloroso, la mitad de los hombres vive con sólo 5 bolívares fuertes al día. Mil millones de almas no tienen agua. Los desastres naturales no matan a los hijos de los ricos en el mundo. Las moscas vuelan encima del cadáver esquelético de un bebé negro del África masacrada por los imperialismos occidentales, todos genocidas, todos asesinos de niños, todos inmisericordes e idólatras.

Pulvericemos a los traidores que quieren vender la patria como vendieron sus conciencias al Gran Capital y son corresponsables de la muerte de 345 600 niños al día en este mundo insaciable de sangre inocente.

Imaginemos una gran fuerza destructora que mata 126144000 niños al año y todo el mundo celebra las vacaciones, las navidades y los años nuevos como si nada. “Consuman que hay ofertas” grita el capitalismo desde su maquinaria universal de la mentira y la tergiversación. Pocos son los que se liberan del Leviatán dios Mercado y de sus influencias por todos los medios a su disposición (que se traduce en todos relativamente).

Sólo los niños de Dios vencerán porque están bendecidos por ser pacíficos realmente. ¿Qué significa esto? Llevar en las venas del alma la esencia de la fraternidad que es la más pura manifestación del sol humanitario, solidario universal.

Sólo ellos pueden convertir una batalla perdida en una victoria inexorable en el filo del abismo espiritual. Pequeños porque están sintonizados con la fuerza que el temor de Dios produjo en la necesaria humildad de estos hermanos libertadores.

Curtidos en la tribulación por su unidad con Dios ha desaparecido en ellos la carne animal del exceso, el deseo y el lujo, la usura y el interés; y sólo conservan su parte angelical lo que los vuelve seres brillantes y ardientes, devotos perfectos y guerreros victoriosos en la fe verdadera. Disciplina y organización en sus metas, logra conquistar lo imposible. Caen sus enemigos a sus pies como por una fuerza invisible y sobrenatural.

Diminutos como el ángel del amor que porta un arco y cuyas flechas encienden el fuego eterno de los amantes hasta disolverlos en un solo corazón unificado. Pequeños ante la cumbre sagrada de Quien nos liberó del yugo satánico del capital, imperio asesino de niños.

Diminutos ante la dignidad de Quien nos iluminó en la cumbre de la noche más oscura. Humildes por haber sido humillados por la fuerza fuerte que porta la luz, la vida, la sabiduría eterna. Como un padre amante que reprende al hijo querido fortificándolo en la fe santificada Dios quiere la revolución.

Niños de Dios los que han llegado a liberar al animal humano de la sangrienta aniquilación que produce este sistema. Los humillados, mas no vencidos han venido a levantar al cuerpo humano sometido y oprimido por la máquina deseante del Gran Capital.

Son ellos que abren en los siete puntos cardinales los sellos del libro sagrado de la vida. Sólo ellos permiten la realización de la unidad con Dios. Los creadores y hacedores de la paz. Los que han logrado la justicia universal en Dios.

Mforti9@cantv.net


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Mario Forti

Astrólogo, filósofo, músico, tatankisi, escritor, poeta, critico, ddhh, tarotista, taoista, lector, meditación, yoga, sanación, terapias shamánicas integradoras

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