“24 de noviembre de 1948” Derrocamiento de Rómulo Gallegos.....algunos secretos norteamericanos



A propósito del 24 de noviembre de 1948, Rómulo Gallegos declaró: “Señalo al coronel Adams como participante en el derrocamiento de mi gobierno”. Días después aparecerá aparecerá una declaración del citado coronel norteamericano explicando que asistió a La Planicie, (el Ministro de Defensa de entonces) “a buscar unas entradas de regalo que me habían ofrecido para una corrida de toros”, lo cual era muy extraño porque hasta el juez parroquial de Yaguaraparo alto sabía que a aquella hora en el Ministerio de la Defensa se estaba discutiendo el derrocamiento del gobierno presidido por el gran escritor.

La cosa da un aspecto de golpe de Estado típicamente imperial, pero cabe preguntarse: ¿Podía un agregado militar norteamericano participar en un golpe de Estado contra un presidente que, menos de tres meses antes, (en julio del mismo año 48), había estado de visita en Washigton, recibido con honores por el presidente Truman? Nunca se ha aclarado el objetivo de este viaje de Gallegos, se sabe que cuando lo emprende, su gobierno ya estaba muy señalado para la caída. Así como en el caso de la caja negra de PDVSA, inestudiable por su estructuración misma, Gastón Parra, Mendoza Potellá y otros dedujeron su existencia y tamaño y beneficiarios desde afuera, comparando, por ejemplo, la rentabilidad de la petrolera venezolana con la de PEMEX, así se podría intentar conocer el fondo del derrocamiento de Gallegos revisando las relaciones Estados Unidos-mundo en el momento pregolpista de julio. Ello nos hablaría de las relaciones Estados Unidos-Venezuela e inclusive de las relaciones Estados Unidos-Gallegos, puestas a prueba en el viaje presidencial.

El autor de este trabajo obtuvo de César González, un venezolano bastante metido en los pasillos del poder de Washigton en aquellos días, algunas informaciones que cabe calificar de privilegiadas. Unas se refieren al tema principal tratado entre los presidentes Gallegos y Truman. Lo fue el memorandum Schoenrich, relativo a la Gyayana Esequiba. González tenía que estar enterado de eso como que el Memorandum Schoenrich era casi su producción personal. “Schoenrich estaba muy anciano y no quería morirse sin dejar testimonio escrito de la iniquidad que había presenciado en las discusiones del laudo arbitral de 1899, donde se decidió el asunto de la Guayana Esequiba. Inglaterra compró al delegado ruso Martens y el presidente Cleveland no tuvo más remedio que aceptar. Y Venezuela no tenía representante, mejor dicho, tenía a Cleveland. Cuando fui a su casa, Schoenrich tenía ya redactado su memorandum y me lo entregó. No era un acuerdo diplomático de verdadera fuerza pero si un testimonio con el que se podía iniciar un reclamo. Decía “Inglaterra no tiene ni sombra de derecho sobre esos territorios”.

Sigue González: “Truman necesitaba calma, necesitaba que Venezuela no llevara el memorandum Schoenrich a las instancias de reclamo internacional. Se lo solicitó a Gallegos. Yo no podía entrar a Venezuela, pero le hice llegar el memorandum Schoenrich a Pérez Jiménez. Yo sabía que él haría maravillas entre los militares con eso”. Filosas eran esas maravillas respecto a unos Estados Unidos que estaban intensamente divididos en torno a la creación de la OTAN.

Contra Hitler habían estado aliados los Estados Unidos con la URSS, con Inglaterra y con Francia pero Winston Churchill propagandizaba la ruptura con la URRS y la alianza Estados Unidos-Inglaterra en la OTAN, una idea tan poderosa que nombra la organización más influyente del mundo, todavía hoy. Pero la OTAN tenía enemigos y no eran concha de ajo. Su sustentáculo histórico ideológico de la posición antibritánica eran las ideas de Washigton y los otros patriotas que hicieron la Independencia contra Inglaterra. La guerra entre un partido proinglés y uno antiinglés atraviesa la historia norteamericana y estaba en un momento de definición. El elemento antiinglés más connotado es la acusación de que Inglaterra, a través de la Reserva Federal recoloniza y explota económicamente a los Estados Unidos. ¿Verdad? ¿Mentira? La discusión del punto llena bibliotecas enteras. En este instante entra en juego Venezuela.

¿Porqué? Porque la OTAN, al tiempo que pauta que América es para los (Norte) americanos, le garantiza a Inglaterra sus posesiones, inclusive mediante la guerra. La de las Malvinas, donde los Estados Unidos apoyaron a la Inglaterra de los gurkas es un ejemplo. La Guayana británica (hoy Guyana) tenía en aquel 1948, recordemos, idéntico status que las Malvinas y ello significa que hay problema, que la OTAN está en contradicción frontal con la ideología de Pérez Jiménez y de las Fuerzas Armadas venezolanas, cuyos planes estratégicos pautan la toma de la Guayana británica. Jesús Sanoja Hernández todavía evoca alguna carreteras dejadas por Pérez Jiménez, que penetran en la selva del Estado Bolívar hacia la actual Guyana y son aptas para que por ellas transiten tanques de guerra. Se quedaron sin terminar.

¿Está sólo Pérez Jiménez? Para nada. Una acción venezolana en la Guayana Británica tendría el apoyo del Departamento de Defensa o Pentágono, como también se lo llama. Ello no significa el apoyo integral norteamericano, el aspirante a dictador tendría en contra al Departamento de Estado, en poder de los amigos de la OTAN. Son dos ultraderechismos en oposición. Detallando algo más el plan, digamos que, una vez invadida la Guayana por el ejército venezolano, los Estados Unidos aparecerán como fuerza mediadora, evitadora de la violencia, en realidad estabilizando la toma venezolana dentro de la política de Descolonización que Gran Bretaña y Francia aceptaron -tuvieron que aceptar, sufriendo violencia- al final de la Segunda Guerra. La Descolonización ordena la liberación de todos los países coloniales en el lapso de 20 años a partir del final de la guerra. Dentro del proceso de Descolonización, Francia perderá Vietnam, y los Estados Unidos substituirán a Inglaterra en Irán, Egipto y Arabia Saudita en la década de los 50.

Como diría el dicho, el memorandum Schoenrich parece “mandado a hacer” para racionalizar una acción militar venezolana en la Guayana británica. ¿Fue mandado a hacer? Su aparición justo en 1948 es demasiado oportuna para ser casual. Quizá no era desinteresado como lo presenta César González, el viejito anheloso de decir la verdad antes de morir.

La intriga González-Schoenrich ha puesto una papa caliente en las manos de Truman, y éste se la ha pasado a don Rómulo Gallegos.

Departamento de Estado contra Pentágono

¿Quien podía estar más enterado de este “busilis”, como se nombraba en aquellos días a la esencia de una situación, que aquel teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud, inteligentísimo, cercano a Gallegos hasta el punto de quedar encargado de la Presidencia de la república mientras el escritor recibe las cortesías de Harry Truman? Delgado recibió al presidente Gallegos de regreso, en el aeropuerto, con las muestras de respeto y cordialidad de siempre, pero ya había entrado en la confidencia de Marcos Pérez Jiménez, que tenía en la mano la adhesión de la casi totalidad de los mandos militares, el memorandum, el Pentágono, todo.

El año siguiente, 1949, vencerán los otanistas, quedando estructurada la OTAN, hasta hoy. Es un hecho que incidirá en las relaciones de Pérez Jiménez con los Estados Unidos, y dentro de esas relaciones forma parte la caída.

























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