Lo que pudo ser y no fue, mas sin embargo, podría llegar a ser ¿Qué será?

En primer lugar, como es habitual en mí, quiero agradecer profundamente al lector que se interesa en invertir parte de su tiempo en leer lo que escribo, y a todos aquellos, que me han escrito tanto dentro como fuera del país haciéndome llegar comentarios y observaciones sobre mis modestos artículos.

Como habrán intuido al leer el título, quiero hablar sobre la propuesta de reforma que “por ahora” se ha quedado en limbo. Mucho de ustedes posiblemente estarán pensando que estoy chiflado por ponerme a hablar de algo que ya pasó, y que ahora, el tema de actualidad es otro y que soy un extemporáneo. La verdad es que hablo ahora sobre la Reforma - y les adelantó que mi opinión sobre la misma es crítica- porque no quise hacerlo antes del referéndum por diversas razones. Una de ellas, porque mis opiniones sobre la Reforma habrían llevado agua al molino de la oposición, algo que no deseaba en lo absoluto, debido a que estaba convencido y aún lo estoy que el objetivo final de la oposición no era simplemente derrotar la Reforma sino acabar con el proceso de transformación social, el cual estoy seguro retomarán más temprano que tarde. Por otra parte, tampoco quería estar defendiéndome de acusaciones de alta traición que algunos chavistas más chavistas que Chávez, llevan en la punta de la lengua y escupen a diestra y siniestra para realzar su devoción al proceso y al líder del mismo, y ocultar su mediocridad intelectual para pensar algo original.

He escuchado con preocupación que aunque se reconoce una derrota momentánea con respecto a la propuesta de Reforma, muchos sostienen que la misma tiene y tendrá plena vigencia en el futuro. Es en este punto, en el cual yo me quiero detener y hacer algunos señalamientos que me parecen relevantes, y que me hacen pensar que en el futuro, no debe ser una copia de esta propuesta la que se le presente al país, sino una nueva revisada, corregida y POR DIOS SANTO NO AUMENTADA, y sólo debe ser relanzada si existe la convicción clara y sin una sombra de duda, de que será respaldada mayoritariamente.

En primer lugar, quiero señalar que a mi modo de ver, desde una óptica de izquierda (de hecho, estoy sentado a la izquierda de la puerta y en el lado izquierdo de la mesa), la propuesta de reforma contiene unos elementos contradictorios, creo yo de cierto peso. En la propuesta se planteaba aumentar el período presidencia de 6 a 7 años y la posibilidad de reelección indefinida. Tomando en consideración que el fundamento último y justificación de esta propuesta era la de ser un instrumento para desarrollar el Poder Popular, me gustaría escuchar una explicación medianamente racional, de cómo el incremento del período presidencial desarrolla el poder del pueblo. Hagamos algo muy simple, multipliquemos 6 por 7, eso nos da 42. Esto significa que en 42 años con períodos presidenciales de 6 años, el pueblo sería consultado 7 veces, en cambio, con períodos presidenciales de 7 años, el pueblo sería consultado sólo 6 veces. A no ser que menos consultas populares signifiquen mayor poder popular, aumentar el período presidencial le resta poder al pueblo. Además, luce totalmente contradictorio con lo que ha sido la práctica del gobierno bolivariano que ha efectuado más consultas electorales que ningún otro en la historia de Venezuela. Aún más, en un mismo artículo, por un lado se restringe el Poder Popular y por el otro lado, se le expande, al dejar en manos de la decisión popular el reelegir o no a un mandatario sin otra restricción que no sea la voluntad expresada en las urnas.

Me imagino que muchos pensarán a estas alturas, que tal vez tenga razón en lo planteado anteriormente, pero que no es como para hacer una alharaca, concedo en que puedan tener razón, y por eso vamos al segundo punto, el tratamiento del concepto Poder Popular en la propuesta de reforma, y aquí si no me vengan con cuentos que esto no es relevante.

De acuerdo al Artículo 5 de la actual constitución, el cual no se modificaba en la propuesta, “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.”

Pudiéramos pensar que el término “soberanía” es sinónimo de “poder popular”, debido a la definición que se da del Poder Popular en la propuesta cuando el artículo 136 reza “Este no nace del sufragio ni de elección alguna”, pero la cosa se nos complica cuando se señala que nace “de la condición de grupos organizados como base de la población”. Ahora, aquí me empieza a doler la cabeza, porque hasta donde llega mi entendimiento la organización de los grupos humanos en las sociedades modernas se da a través de elecciones. ¿O no es así? Ahora, si sólo hacemos caso a esta última parte del artículo si podemos llegar a la conclusión que “soberanía” no es igual a “Poder Popular” sino la expresión concreta de la soberanía. Reafirma esta última consideración cuando se dice al inicio del artículo 136 de la propuesta de reforma que “El poder público se distribuye territorialmente en la siguiente forma: El Poder Popular, el Poder Municipal, el Poder Estadal y el Poder Nacional.” En este caso se coloca el Poder Popular junto a otros poderes constituidos, todos ellos surgidos del sufragio. Pero, hay más complicaciones, resulta que el Poder Popular queda definido con respecto a una variable territorial, ¿no es posible acaso que haya una organización que no se organice de acuerdo a un territorio?

Después de los comentarios hechos, creo que hay suficientes razones como para ponerse a pensar que dicho artículo debe al menos ser repensado y posiblemente reescrito. En este punto, quiero señalar una opinión que he escuchado con bastante frecuencia y de gente con la suficiente experiencia y cultura y a la cual me suscribo, y es que la propuesta de reforma está bastante mal escrita, con errores de sintaxis y redacción oscura en muchos pasajes.

Un tercer punto que quiero abordar tiene relación con el hecho de que la propuesta de reforma a mi modo de ver tiene una concepción dual, por una parte, un socialismo desde arriba, cuando se amplían los poderes del Ejecutivo, y por el otro lado, un socialismo desde abajo cuando se reconoce en el texto constitucional el Poder Popular. De hecho, creo que el texto delata una inclinación hacia la concepción de socialismo desde arriba, cuando señala que habrá transferencia de competencias al Poder Popular. La palabra transferencia no me gusta, porque delata cierta superioridad del que transfiere al que recibe, preferiría el uso del verbo recuperar o apropiar, es decir, el pueblo se apropia o recupera competencias que había delegado en otros. Lo siento como un lenguaje más cónsono con el socialismo desde abajo.

Es un hecho también, que en cuanto a la relación del Poder Popular con otros poderes, sólo se explora y desarrolla su relación con el Poder Ejecutivo, pero no se desarrollan sus vinculaciones con los otros poderes como el ciudadano, judicial o legislativo.

Y así como los puntos reseñados hay muchos otros, como la geometría del poder, la restricción de derechos en estados de excepción, etc., pero creo que con lo planteado hay suficiente base como para pensar que una revisión profunda del contenido de la propuesta de reforma es necesario como para volver a insistir en otro acto refrendario.

Creo, sin embargo, que las conclusiones de un análisis como el que acabo de hacer no fueron las razones para que la gente se abstuviera de apoyar la propuesta de reforma, las razones hay que buscarlas en otros lados, pero esto no invalida para nada que una nueva propuesta de reforma debe ser un cuerpo reducido de lineamientos totalmente coherentes entre sí y coherentes con un pensamiento de impulso del socialismo desde abajo y rechazo al socialismo desde arriba, no una mezcla contradictoria de ambos pensamientos.

Creo que es menester antes de abocarse a una nueva ofensiva constitucional, hacer un análisis exhaustivo y científico de las razones que hicieron que 3 millones de chavistas no fueran a votar, hay que tener claro y ser conscientes de que el movimiento popular no puede lanzarse a otra aventura donde el resultado sea adverso en las urnas, el proceso está en juego, y su fracaso nos llevaría de vuelta al neoliberalismo salvaje del peor cuño.

Recuerdo en estos momentos una frase que una vez me llamó la atención “Es muy difícil escapar de los problemas en que uno mismo se ha metido”. Estemos seguros de no meternos en más problemas por cuenta propia, que con los que la oposición crea son más que suficientes.

htorresn@gmail.com


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Hernán Torres


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