Saludo en juramentación de Junta Directiva del Televisora Nacional Social (TVes)

Caracas, lunes 21 de mayo de 2007

Amigas y amigos:

Este puede ser el mas atípico saludo, atípico solo para quienes no entienden los códigos de la Diversidad cultural, y las expresiones propias de los pueblos que desde hace siglos se hicieron comunicadores para preservarse a través, precisamente de esos códigos, porque ¿Qué fue el sonido de un tambor sino un grito de resistencia? Y nuestra resistencia es firme pero alegre, no admite afeites y ha cubierto desde siempre la esperanza de millones.

Puede sonar mi saludo de esta hora como una herejía para quienes no logran entender que África también es madre patria. Delante de mí, Elegguá y soportando el pensamiento claro y preciso, Obatalá, mi padre.

Mi saludo de esta hora, como mi saludo de siempre va dirigido en primera instancia, y perdónenme las autoridades gubernamentales que me acompañan, a mi pueblo, a mi pueblo, el que dirigirá los destinos de la naciente televisora, porque soy hechura de su llanto, de sus logros, de sus imperfecciones.

Mi madre María Yolanda solía decirme en la vieja casa de Cumaná: «Desconfíe, hija, de lo perfecto» al tiempo que sembraba en mí tres pensamientos hechos ley en mi hogar: «Luces y moral (ella lo invertía) son nuestras primeras necesidades» en frase de nuestro padre Libertador, «Lo que hay que ser es ser mejor y no decir que se es bueno ni que se es malo» en frase de Andrés Eloy, el malogrado cumanés, «Más vale morirse de hambre que de vergüenza» como rezaba Aquiles Nazoa y una final que era el ángelus hogareño: «Quien no vive como piensa, termina pensando como vive» tal y como sentenció el faro luminoso de José Martí. Y esas luces, amigos, no encandilan: iluminan. Luego yo agregué dos para mi hijo y ahora para mis nietos: «Si no sabes hacia donde vas, regresa, para que por lo menos sepas de dónde vienes» sentenciado en un viejo patakí yoruba y la que resume todo, no dicha, sino cantada por nuestro Padre cantor Alí Primera: «La patria es el hombre».

De mi patria nací y para mi patria vivo, afortunadamente rodeada del afecto de mi pueblo (y defínanse en él los solo los dignos) con el sol a medio cielo.

Hace un tiempo escribí en el diario donde aspiro a seguir escribiendo, pues forma parte de mi tránsito vital, que daba vergüenza que tuviéramos que hacer por ley lo que tendríamos que estar haciendo por amor. Hoy lo reitero.

S;e que no hay vergüenza alguna en la grey venezolana, y sé que el Presidente de la República, al poner en mis manos el testigo de la aurora, sabía, como sabe, que a la yuca hay que quitarle el amargo en sebucán, para que el cazabe sea el pan del nuevo tiempo.

Me ha conferido el presidente Chávez no una responsabilidad ni un reto. Cuando uno tiene claros los caminos lo que tiene que hacer es caminar correctamente. Pero más allá de esto el presidente me regala la posibilidad del servicio, algo cotidiano para nosotros, y para eso jamás vimos que se necesitaran doctorados sino sensibilidad, algo para lo que no sirven los laureles, a menos que hayan sido concedidos por el pueblo, que los transforma en suyos y los festeja en la esquina, en el barrio, en la calle o en la multitudinaria soledad de un café pensador.

Nacerá TVes: Parto anunciado. Y estamos millones en el equipo de parteros y parteras. Posiblemente no nazca en un quirófano. No importa. Mi pueblo es comadrona… y sabe cuándo dar la nalgada para que el grito del infante se escuche y se imponga. TVes nacerá en una semana ya con nombre, ya con sueños, ya con un segmento del camino recorrido y una autopista por recorrer. Es mujer y tiene los ovarios bien puestos, según el parte médico.

No esperen de mí otra cosa que darle aliento, corazón y muchísima alegría.

Les avisé que era atípico el saludo. Es que aprendimos de los códigos de nuestros ancestros reivindicados por la historia que escribimos hoy que el sincretismo es fortaleza, que la diversidad paradójicamente es una y que además sabemos mimetizarnos en la alegría de ser como somos y de donde somos: de América la latina, del Caribe rojo al atardecer y de Venezuela, la robinsoniana, en la que ya aprendimos, sobre todo a partir de 2002 que o inventamos, o erramos, en Venezuela: el más sagrado nombre cuando se trata de dignidad.

TVes. Podemos conjugarlo en tiempo verbal sin afectar a la Academia: Yo me veo, tú te ves, él se ve, nosotros nos vemos, vosotros os veis...ellos… se ven. Así somos.

Nos estamos autosalvando.

Aché para todos.


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Lil Rodríguez

Periodista. Defensora de los valores culturales venezolanos y latinoamericanos.

 lilrodriguez@cantv.net      @lildelvalle

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