El periodista Juancho Marcano recorrió una vez más su conuco con su perro Pipo y como otras veces, observaba como la sequía era un viento que dibujaba la tristeza en el rostro de las plantas. "Las pequeñas lluvias que hubo unos cuantos días atrás, mojaron un poco el suelo y ciertos agricultores se aventuraron a sembrar maíz, con la esperanza de que los aguaceros vinieran, pero el paredón del sol les ha cerrado el paso y el pobre malojo no halla cómo protegerse del astro rey y tuerce sus hojas como buscando protección de esa llamarada que le quema la cara", `pensó el reportero.
Juancho Marcano con esa honda tristeza terminó de recorrer el sembradío y se acercó a la mata de mango y la abrazó fuerte, pero preocupado, y después le hizo señas a Pipo para regresar a la casa y por el camino le indicó al peludo: "Pipo, de verdad que estoy preocupado por los árboles, pues aparte de la sequía, tiene en el hombre el peor enemigo que pueda tener alguien sobre la tierra y eso es grave y angustiante".
El perro observó al periodista con esa preocupación y lo interrogó: ¿Por qué dices eso, Juancho?
- Te cuento que el amigo y colega Emigdio Malaver hizo una ilustración con la ayuda de la Inteligencia Artificial donde aparecían unos árboles y entre ellos había un mensaje para protegerlos y lo publicó en facebook con un llamado de conciencia hacia los árboles y hasta decía que compartieran esa imagen, porque no sólo era una muestra de querer a los árboles, sino también de querer a Dios, y ¿qué pasó? Que como 10 personas señalaron que le gustaba y dos o tres compartieron sus mensajes a sus seguidores o amigos, lo cual nos da una demostración de lo poco que se quiere a los árboles y más aún que quien lo publicó en dicha red social, tiene más tres mil seguidores. Y esto es muy triste.
El perro guardó silencio y el periodista viendo que el can no reaccionó, tal vez por lo pesimista del mensaje, señaló: "Pipo hoy leí que Confucio dijo: "El que se conquista a sí mismo es el guerrero más poderoso. ¿Qué te parece?"
Muy bien, dijo el Perro, y siguió calladamente por el camino de regreso a la casa.